?nicos, como todo el mundo
Harris parte de una hip¨®tesis darwiniana: la individualidad humana es una ventaja adaptativa que hay que analizar en t¨¦rminos de la historia evolutiva de nuestra especie
A finales del siglo pasado, Judith Rich Harris ¨Cuna licenciada en psicolog¨ªa de sesenta a?os sin vinculaci¨®n con ninguna universidad o grupo de investigaci¨®n¨C hizo saltar por los aires uno de los consensos m¨¢s s¨®lidos de las ciencias sociales contempor¨¢neas, muy arraigado tambi¨¦n en la cultura cotidiana occidental. El mito de la educaci¨®n presentaba una amplia bater¨ªa de pruebas que demostraban la escasa influencia que tienen los padres en c¨®mo acaban siendo sus hijos. Adem¨¢s, propon¨ªa una convincente teor¨ªa alternativa basada en los efectos combinados de la herencia biol¨®gica y la socializaci¨®n grupal. B¨¢sicamente, los ni?os son educados por sus compa?eros de juegos. Por eso, para desesperaci¨®n de sus padres, las ni?as crecidas en entornos familiares igualitaristas se pirran por las barbies tanto o m¨¢s que las procedentes de hogares tradicionales.
No hay dos iguales es la continuaci¨®n l¨®gica de aquella primera obra. Al fin y al cabo la socializaci¨®n es un proceso que contribuye a que los ni?os se parezcan entre s¨ª. ?Qu¨¦ es lo que hace, entonces, que nos diferenciemos? ?Por qu¨¦ incluso los gemelos id¨¦nticos tienen personalidades diferentes? La primera mitad del libro cuestiona algunas de las respuestas que se han dado a estos interrogantes, como la interacci¨®n gen-entorno o las diferencias ambientales dentro de la familia. En la segunda parte se avanza una explicaci¨®n alternativa. Harris parte de una hip¨®tesis darwiniana: la individualidad humana es una ventaja adaptativa que hay que analizar en t¨¦rminos de la historia evolutiva de nuestra especie. Siguiendo el ejemplo de Steven Pinker en el campo ling¨¹¨ªstico, reconstruye mediante una operaci¨®n de ingenier¨ªa inversa la arquitectura mental impl¨ªcita en los procesos de individualizaci¨®n, que ser¨ªan el resultado de la interacci¨®n compleja de tres mecanismos mentales innatos. El primero es un sistema de relaciones que nos lleva a identificar individuos concretos y distinguirlos entre s¨ª. El segundo es un sistema de socializaci¨®n que nos impulsa a adquirir los comportamientos que se consideran apropiados en una cultura concreta. El ¨²ltimo es un sistema de estatus que nos permite competir con ¨¦xito dentro del grupo.
No hay dos iguales forma parte del vigoroso movimiento contempor¨¢neo de rehabilitaci¨®n del concepto de naturaleza humana, y se atreve a llevar esa l¨ªnea argumentativa a un terreno particularmente inc¨®modo para la psicolog¨ªa evolutiva, como es la explicaci¨®n de los procesos sociales de individualizaci¨®n. Su principal limitaci¨®n, habitual en este campo de estudios, es la difuminaci¨®n de la frontera que separa la ciencia positiva de la especulaci¨®n. De hecho, la parte asertiva de No hay dos iguales recuerda poderosamente a un ensayo de filosof¨ªa natural. En s¨ª mismo no tiene nada de malo, se trata de un g¨¦nero fecundo e interesante, pero la escritura de Rich Harris, a menudo muy vehemente, no siempre deja clara la diversa filiaci¨®n epistemol¨®gica de sus tesis.
No hay dos iguales. Judith Rich Harris. Traducci¨®n de J. Rus y M. Lacruz. Funambulista. Madrid, 2015. 488 p¨¢ginas. 24 euros.
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