Dedicatoria
En la dedicatoria de 'Mad Men' hay un agradecimiento expreso hacia el cine de Mike Nichols, elegante, complejo y bien envuelto, como la serie
El desembarco de la temporada final de Mad Men hace salivar a sus seguidores. Pese a solo contar con siete cap¨ªtulos, que prolongan los siete de la temporada pasada, la perspectiva del cierre convoca un inter¨¦s explicable. Por m¨¢s que las ¨²ltimas temporadas hayan sido algo decepcionantes, el nivel se encuentra por encima de las series que le han seguido y que est¨¢n marcando una cierta decadencia del modelo que asentaron Los Soprano y The Wire y prolong¨® Breaking Bad. Habr¨¢ que esperar al cierre de temporada para empezar a sopesar el lugar que ocupar¨¢ la serie en nuestro recuerdo. Para empezar, el cap¨ªtulo inicial de esta temporada nos dej¨® una pista muy interesante en su dedicatoria inicial, con un recuerdo al recientemente fallecido director de cine Mike Nichols.
Durante a?os, Mike Nichols ha sido un director muy respetado por los actores, que encontraban en ¨¦l un espacio perdido dentro del cine norteamericano. Salvo casos contados como el de Richard Linklater o Alexander Payne, las nuevas generaciones de directores en Hollywood no parecen provocar en los actores grandes desaf¨ªos. Pasados los a?os setenta, donde el cine americano estableci¨® un nuevo registro para ser actor de cine, tanto la destilaci¨®n de ese modelo hasta la parodia como la sumisi¨®n a la f¨®rmula comercial han dejado hu¨¦rfano ese espacio. Mike Nichols fue comediante de la inacabable cantera de Chicago antes que director y siempre se puso al mando de guiones con peso literario que retaban a los grandes actores.
Su segunda pel¨ªcula, El graduado, marc¨® un hito social en el cine norteamericano, cuando logr¨® reventar el cl¨¢sico final feliz con boda para identificarlo como el final m¨¢s infeliz del mundo. Pero es la cuarta pel¨ªcula, Conocimiento carnal, en la que sembr¨® la materia sobre la que se asienta Mad Men. Pel¨ªcula referencial, que nac¨ªa de las vi?etas para adultos de Jules Pfeiffer, un cl¨¢sico durante d¨¦cadas en The Village Voice, contaba el proceso de desencanto y derrumbe emocional de la generaci¨®n de posguerra mundial a partir de un ideal encarnado por Candice Bergen que Jack Nicholson y Art Garfunkel se disputaban. En la dedicatoria de Mad Men hay un agradecimiento expreso hacia el cine de Nichols, elegante, complejo y bien envuelto, adjetivos que caracterizan a la serie.
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