Apueste y pierda
La sensaci¨®n de que nuestra pantalla televisiva est¨¢ saturada de reclamos publicitarios que aglutinan sin respeto las im¨¢genes no es casual
Un poco por decoro, el Gobierno ha decidido moverse ante la proliferaci¨®n de los anuncios de casas de apuestas en la televisi¨®n. La vigilancia sobre estos excesos es demasiado relajada. Hace poco, supimos que los programas m¨¢s elogiados de cocina incumplen la normativa sobre emplazamiento de publicidad de marcas. La sensaci¨®n de que nuestra pantalla est¨¢ saturada de reclamos publicitarios que aglutinan sin respeto las im¨¢genes no es casual. En lo que respecta a la publicidad del juego no es la primera vez que asoma un sinsentido evidente. Hace a?os que las marcas de tabaco y de bebidas alcoh¨®licas debieron transformarse o crear l¨ªneas de productos blancos para poder anunciarse en eventos deportivos. Se trataba de limpiar, dada la enorme afluencia de p¨²blico infantil y juvenil, la sobrecargada exposici¨®n a productos nocivos.
Pero toda ley destapa una contradicci¨®n. Y con el paso de los a?os vemos que la relaci¨®n del deporte y las casas de juego se ha convertido en un matrimonio estruendoso. Lo que empez¨® en las camisetas de algunos clubes, dando por sentado que la ludopat¨ªa era un mal m¨¢s llevadero que el alcoholismo, se ha traspasado a las pantallas y las casas de apuestas son un acompa?amiento directo del partido. Ahora, con las televisiones involucradas, hasta los locutores se permiten recomendarnos apostar durante el desarrollo de la competici¨®n. No solo eso, sino que entre los an¨¢lisis variados tiene que estar incluido el baremo que ofrecen las casas de apuestas. Se diversifican as¨ª los ingresos publicitarios, creando una competici¨®n paralela. Como dice una marca de apuestas con bastante ¨¦xito, el que no juega no gana. Y aqu¨ª ganan todos los que juegan.
El Consejo del Audiovisual Andaluz ha sido el m¨¢s cr¨ªtico con las nuevas medidas del Gobierno. La posibilidad de que, en horario infantil, siga relacion¨¢ndose el deporte con las apuestas no es un miedo injustificado. A d¨ªa de hoy, casi el 30% de los anuncios de juego en la Red que se emiten por televisi¨®n se hace en ese horario. Cada intento de limpiar un poco los contornos del deporte espect¨¢culo suelen chocar con intereses demasiado avariciosos, pero lo que no es aceptable es que la legislaci¨®n se proponga un camino para traicionarlo a cada paso.
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