Un recorrido por la genialidad

La genialidad de Paco de Luc¨ªa fue apreciada muy desde sus inicios, desde que siendo un ni?o-hombre de doce a?os, se convirti¨® en un profesional orgulloso de poder ayudar a su familia. All¨¢ por donde pasaba, todos ve¨ªan algo especial en ¨¦l. Ese rasgo distintivo, la consideraci¨®n de genio, le acompa?ar¨ªa a lo largo de su carrera e ilumina toda su discograf¨ªa, que muestra un constante crecimiento hasta su grabaci¨®n ¨²ltima, Canci¨®n Andaluza (2014), incluida en la discograf¨ªa que se puede adquirir con EL PA?S remasterizada desde el pr¨®ximo 26 de abril. Ese disco, que fue editado p¨®stumamente, nos muestra una maestr¨ªa en grado sumo al conseguir que unas sencillas coplas adquieran un lenguaje musical riqu¨ªsimo, con una complejidad t¨¦cnica al alcance de los elegidos. Pero la historia se remonta a muchos a?os atr¨¢s.

Cuando Paco se incorpora, con tan solo 12 a?os, a la Compa?¨ªa de Jos¨¦ Greco en Chicago, all¨ª estaba el guitarrista madrile?o Ricardo Modrego, que fue otro de los que se fij¨® en aquel ni?o de Algeciras. De hecho, junto a ¨¦l grabar¨ªa sus tres primeros vinilos de larga duraci¨®n. La misma f¨®rmula de d¨²o se extendi¨® despues a una serie de cuatro entregas junto a su hermano mayor, Ram¨®n. Esa serie de grabaciones germinales, registradas entre 1965 y 1969 se ofrecen, como todas las de la colecci¨®n, totalmente remasterizadas, y adelantan al guitarrista que debutar¨ªa en solitario, sin haber cumplido los veinte, en 1967. Fue con La Fabulosa Guitarra de Paco de Luc¨ªa, un disco en el que ya se anuncian los rasgos que definir¨ªan al genio: su vibrante y en¨¦rgica pulsaci¨®n, capaz de extraer un sonido ¨²nico a la guitarra, su virtuosismo t¨¦cnico y dominio r¨ªtmico junto a la aportaci¨®n de nuevas armon¨ªas al flamenco que, en parte, ten¨ªan que ver con su capacidad de empaparse de todas las m¨²sicas que conoc¨ªa en sus viajes y que ¨¦l terminaba incorporando a un toque que nunca dej¨® de ser flamenco.

Innovar para Paco de Luc¨ªa fue algo natural, una capacidad innata asociada a su genialidad. Como autor, se impuso, adem¨¢s, la exigencia de que cualquier grabaci¨®n fuese original y distinta a la anterior. De esa forma, desde aquel vinilo de debut, cada una de sus grabaciones constitu¨ªa un hito. Cada disco nuevo que sal¨ªa era un acontecimiento para los aficionados y cada cual tiene uno de ellos como su favorito. Est¨¢ el fundamental Fuente y Caudal (1973), de joven madurez, que en su d¨ªa supuso el inicio de una etapa en la carrera del guitarrista, no solo por la perfecci¨®n t¨¦cnica alcanzada sino porque con ¨¦l le llegar¨ªa la popularidad gracias a la rumba Entre dos aguas. Pero, si se le pregunta a su hermano Pepe, se?ala Almoraima (1976) como ¡°el disco perfecto¡±; su bi¨®grafo Juan Jos¨¦ T¨¦llez se queda con Solo quiero caminar (1981), el primero trabajo de estudio en el que incorpora al famoso sexteto y Jos¨¦ Manuel Gamboa y Faustino N¨²?ez califican a Siroco (1987) como ¡°un paso de gigante en todos los par¨¢metros de la m¨²sica flamenca¡±.

La inquietud ser¨ªa otro de los rasgos de la carrera del maestro algecire?o. ?l era del pensamiento de que ¡°si un d¨ªa te paras, es que est¨¢s muerto¡± y nunca tuvo prejuicios para abrirse a otras disciplinas y juntarse con otros m¨²sicos. Su propio sexteto tiene su germen en un grupo de jazz-fusi¨®n espa?ol. Con esa formaci¨®n, que le acompa?ar¨ªa durante casi 20 a?os, el concepto de presentaci¨®n de la guitarra de concierto cambiar¨ªa para siempre. Son imprescindibles as¨ª sus discos grabados en vivo junto al sexteto, que tambi¨¦n se encuentran recogidos en la colecci¨®n: Live¡­ One summer night (1984), que es resultado de una gira europea del a?o anterior, y Paco de Luc¨ªa & Sextet. Live in America (1993), grabado en conciertos de un periplo norteamericano.

Cada disco era un acontecimiento, cada aficionado tiene su favorito

Igualmente conocidos son sus trabajos junto a los guitarristas de jazz John McLaughlin, Al di Meola y Larry Coryell, una experiencia siempre considerada como positiva en tanto ¨¦l la entend¨ªa como una forma de enriquecimiento del lenguaje de la m¨²sica flamenca. Dentro de la colecci¨®n, esos encuentros quedan recogidos en dos grabaciones: el fundamental The Guitar Tr¨ªo, de 1996, con McLauglin y Di Meola, y el anterior y poco conocido Castro Marin, editado en 1987, pero grabado en Tokio en a?os antes junto a Coryell y McLauglin. La inquietud y curiosidad del guitarrista tambi¨¦n abarcar¨ªa la m¨²sica de cl¨¢sicos espa?oles del siglo XX: Manuel de Falla, a quien interpreta en 1978, y Joaqu¨ªn Rodrigo, del que graba su conocido Concierto de Aranjuez en un disco registrado en directo en 1991 que se complet¨® con tres piezas de la Suite Iberia de Isaac Alb¨¦niz.

?l genio pensaba que ¡°si un d¨ªa te paras, es que est¨¢s muerto¡±

Se ha dicho en otras ocasiones. La repentina desaparici¨®n del maestro nos ha privado del artista en su redonda madurez, algo quiz¨¢s discutible en un guitarrista precoz hasta para ser maduro. Desde comienzos de los a?os 90, con Zyryab, se dice que a Paco de Luc¨ªa le costaba cada vez m¨¢s grabar. Responsable y exigente con su obra, pensaba que hasta que no tuviese nada que decir, no sacaba un disco. Sus entregas se espaciaron. Lleg¨® Luz¨ªa (1998), una obra intimista, cargada de sentimientos y maestr¨ªa, y Cositas buenas (2004), su ¨²ltima entrega original en vida. Esas dos grabaciones, sus ¨²ltimos conciertos, muestran que su genio no deca¨ªa con el paso del tiempo, solo cambiaba con los a?os. Y siempre a mejor. La muerte par¨® en seco a un artista en permanente evoluci¨®n. Nos queda recorrer su genialidad por los anchurosos y reconfortantes caminos de su discograf¨ªa. ?Que la disfruten!

El doble disco ¡®Solo quiero caminar¡¯ y ¡®2 guitarras flamencas en stereo¡¯ es la primera entrega de la discograf¨ªa remasterizada de Paco de Luc¨ªa que se puede adquirir desde el domingo 26 con EL PA?S.