Espa?a, ¡°una cuesti¨®n personal¡±
Disc¨ªpulo de Vicens Vives, su pasi¨®n naci¨® en su luna de miel en Torremolinos
Raymond Carr era un ingl¨¦s normal; es decir, un ciudadano bien educado capaz de adoptar las posturas m¨¢s informales para darle a su conversaci¨®n y a su manera de estar un aire tan poco solemne como el que los Beatles reclamaban (en Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa) a la r¨ªgida disciplina protocolaria de los brit¨¢nicos de la corte.
Era un gran hispanista, pero no le gustaba que lo llamaran as¨ª. Su pasi¨®n por la historia de Espa?a pudo ayudarle en aquella informalidad: un hombre de traje y corbata, de conversaci¨®n llena del humo del tabaco que fumaba profusamente, capaz de saltarse las solemnidades del di¨¢logo para parecer un espa?ol con acento ingl¨¦s.
Penetr¨® en el alma de este pa¨ªs, aunque presumi¨® de no haberlo logrado. Se aplic¨® a nuestra historia y encontr¨® en el camino a disc¨ªpulos ilustres. En una entrevista que le hizo su colega espa?ol Santos Juli¨¢ (Babelia, hace hoy justamente nueve a?os), Carr dijo que rechazaba el t¨¦rmino hispanista porque un historiador no ten¨ªa por qu¨¦ tener dotes psicol¨®gicas, ¡°casi espirituales, para penetrar en el alma de Espa?a y todo eso¡±.
En esa entrevista, Carr dijo por qu¨¦ se hab¨ªa dedicado a Espa?a. ¡°Es una cuesti¨®n personal, es que mi mujer y yo pasamos nuestra luna de miel en Torremolinos, un pueblo de pescadores. Yo hab¨ªa estudiado un poco la historia de Espa?a y ve¨ªa que en el siglo XVI Espa?a era un poder hegem¨®nico desde el punto de vista pol¨ªtico y cultural en Europa: nosotros encontramos un pa¨ªs pobre, aislado, sin conexiones culturales con su entorno, un pa¨ªs que parec¨ªa fuera del marco europeo¡±.
La pregunta que se hizo Carr al ver el empobrecimiento de Espa?a, fracasada la posibilidad de desarrollo cultural, educativo y pol¨ªtico de la Rep¨²blica, fue esta: ¡°?C¨®mo un pa¨ªs hegem¨®nico en el siglo XVI hab¨ªa podido caer al nivel de la Espa?a actual? Por eso me pareci¨® un problema hist¨®rico interesante, porque yo estaba trabajando sobre los precios del cobre en Amsterdam en el siglo XVI, que no es exactamente un tema emocionante, es un poco aburrido; pero la historia de Espa?a no es una historia aburrida¡±.
Ah¨ª naci¨® el hispanista. Lejos de Carr la tentaci¨®n de considerar Espa?a ¡°un pa¨ªs excepcional¡±. ¡°Esa fue la lecci¨®n que me ense?¨® mi amigo y maestro, Vicens Vives, que Espa?a no es un pa¨ªs excepcional. Odio la palabra hispanista. Todo mi esfuerzo ha sido considerar, estudiar Espa?a con los mismos m¨¦todos con que se estudia cualquier otro pa¨ªs importante en Europa¡±.
El tambi¨¦n historiador Juan Pablo Fusi comentaba entonces, cuando Santos Juli¨¢ convers¨® con el maestro ingl¨¦s, que una de las virtudes de Raymond Carr hab¨ªa sido la de contar siempre con gratitud c¨®mo le fue aprendiendo de sus pares los historiadores espa?oles.
Babelia
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