Coraz¨®n
Ponerle coraz¨®n a la acci¨®n pol¨ªtica est¨¢ degradado por su sobreuso sin acompa?arlo de criterio razonado, pero tambi¨¦n por quienes tienen asumido que la amoralidad es m¨¢s pr¨¢ctica
En un art¨ªculo, el escritor Gustavo Mart¨ªn Garzo apuntaba una idea bien interesante. Hemos renunciado a tener coraz¨®n por el compromiso que supone tenerlo. Los sentimientos est¨¢n expulsados de la actividad pol¨ªtica; sin embargo, los medios alimentan una din¨¢mica emocional. Lo comprobamos con la emigraci¨®n, una tragedia constante que ha llenado de cad¨¢veres el Mediterr¨¢neo mientras los peces no acaban de entender lo que sucede y nosotros tampoco. En nuestra defensa fronteriza se han traspasado algunas l¨ªneas de dif¨ªcil admisi¨®n, con la legalizaci¨®n de las devoluciones en caliente en un experimento que consiste en hacer una ley que permita lo ilegal, algo que ser¨¢ tirado abajo por un tribunal superior cuando llegue el momento. Al mismo tiempo, somos invitados a llorar ante las muertes masivas, la ¨²ltima en otro barco sobrecargado por las mafias.
Ponerle coraz¨®n a la acci¨®n pol¨ªtica est¨¢ degradado por su sobreuso sin acompa?arlo de criterio razonado, lo que llaman buenismo, pero tambi¨¦n por quienes tienen asumido que la amoralidad es m¨¢s pr¨¢ctica. Un asunto sin soluci¨®n absoluta, pero al que podr¨ªamos incorporar, al menos, el rigor de los derechos humanos. En esa huida hacia adelante, el ministro espa?ol ha propuesto que se habiliten centros de detenci¨®n en los pa¨ªses del norte africano, algunos en plena guerra civil. Los centros espa?oles est¨¢n saturados, degradados y proporcionan un purgatorio entre un infierno y un cielo en el que Dios es un despacho de Extranjer¨ªa. Suena a la receta con los marginados sociales de Esperanza Aguirre: saqu¨¦moslos de Madrid, a ver si los aceptan en Guadalajara.
Entrevistada en El objetivo de Ana Pastor, la alcaldesa de Lampedusa, Giuseppina Nicolini, reclam¨® que no quiere un muro en el mar ni un cementerio m¨¢s grande en su isla, sino algo de decencia en el futuro pr¨®ximo. El periodismo no tiene respuestas para las preguntas, pero sirve para conformar esas preguntas con informaci¨®n cierta y plantar ante nuestros ojos a las personas y no a las estad¨ªsticas, a las historias de seres humanos y no a los cad¨¢veres sin nombre. La pol¨ªtica tampoco encuentra las respuestas, pero lo indecente es cuando encuentra votos con el populismo de la mano dura, una mentira que suena m¨¢s cre¨ªble cuando hemos perdido el coraz¨®n.
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