La sinfon¨ªa de San Jos¨¦ Tomas
El diestro de Galapagar interpret¨® en Aguascalientes su extraordinaria m¨²sica callada
Esta tarde en la San Marcos, Jos¨¦ Tomas interpret¨® la partitura de la resurrecci¨®n y la sinfon¨ªa tomasina, la de la extraordinaria m¨²sica callada que los hidroc¨¢lidos agradecieron con el estruendo de la emoci¨®n profunda que se hace trueno.
Hace cinco a?os Jos¨¦ reg¨® estas arenas con su vida y aquello pudo ser el final anticipado de media tauromaquia y media.
Pero una ma?ana escribi¨® en Francia su particular biblia del toreo perfecto, profundo y sutil. Dej¨® sin adjetivos al mundo entonces.
Esta tarde se present¨® como San Jos¨¦ Tomas. Tiene a Dios de su lado.
Llegu¨¦ a Aguascalientes para vivir la feria hidroc¨¢lida, que es una de las mas importantes del mundo. Encontr¨¦ la amistad de mis compadres y amigos que vine a ver. Y tambi¨¦n de toda la buena gente de esta ciudad que no dej¨® de ofrecerme respeto y honor.
Compartimos la segunda ma?ana con Alejandro Talavante en conversaci¨®n fraternal y conceptual, y fuimos juntos a la monumental con la cuadrilla. En mi privilegiado behind the scenes del toro, viv¨ª la tarde desde la fila cero. Toreo de expresi¨®n, de valor, de repertorio y de espect¨¢culo heroico, en una tarde que se parti¨® en dos cuando lleg¨® la noche. Pero vimos cosas.
Al d¨ªa siguiente me encontr¨¦ con mi querido compadre Jos¨¦ Antonio y fuimos juntos a la monumental en la Suburban de los toreros, para instalarme en el backstage de la tarde ¡ Una tarde de hero¨ªsmo, de claroscuros; y un honor muy especial el m¨ªo: El Payo de Quer¨¦taro me brind¨® un toro, y ofreci¨® la vida para honrar el brindis y conquistar un important¨ªsimo triunfo que le fue esquivo a mi querido amigo Morante, que no pudo ni intentarlo con los toros que le tocaron en la (mala) suerte del sorteo. Pero vimos cosas.
El ambiente in crescendo era ambientazo para la vuelta de Jos¨¦ al ruedo que reg¨® con su sangre en borbotones. Me sent¨¦ en un palco de categor¨ªa, rodeado de ¨¦lite pol¨ªtica y empresarial, para ver desde la barrera la esperad¨ªsima tarde.
En la tauromaquia no existe el empate, algo eterno la sobrevuela. Guantero, Pollo Querido y Oye Poco (as¨ª se llamaban los toros) esperaban en los corrales como los conejos esperan en la chistera del mago. Un hombre p¨¢lido, un torero sobrenatural que celebr¨® su ritual de resurrecci¨®n.
Y ejecut¨® la sinfon¨ªa del regresado San Jos¨¦ Tomas.
Y lo vimos todo.
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