Karl Ove Knausg?rd: ¡°Yo soy simple, pero mi literatura no lo es¡±
El noruego revent¨® las costuras de la ficci¨®n con un proyecto de escritura autobiogr¨¢fica a tumba abierta. Llega a Espa?a 'La isla de la infancia', tercera entrega de 'Mi lucha'
En las p¨¢ginas de las seis novelas biogr¨¢ficas con las que el noruego Karl Ove Knausg?rd ha reventado las costuras de la ficci¨®n y se ha colocado en los primeros puestos del star system literario, el escritor reflexiona sobre su timidez y sus silencios. "Introvertido, introvertido, no quer¨ªa ser un introvertido", se repite con obcecaci¨®n el ni?o protagonista de La isla de la infancia (Anagrama), el tercer volumen de Mi lucha que aparece ahora en castellano.
Si en el primer tomo de esta serie, La muerte del padre, se detuvo en el decadente final de su progenitor y sent¨® las bases de su osado proyecto; y en el segundo, Un hombre enamorado, calc¨® las frustraciones que rodeaban su vida junto a su esposa y tres hijos peque?os y reflexion¨® sobre su pulsi¨®n por la escritura; ahora, en La isla de la infancia se sumerge de lleno en las sensaciones de su ni?ez en una isla noruega, como un Proust escandinavo versi¨®n siglo XXI. El ni?o Karl Ove piensa que ¨¦l, m¨¢s llorica que risue?o, pasa mucho tiempo encerrado leyendo y decide que quiere ser extrovertido.
Intent¨¦ escribir de forma totalmente abierta: no estoy mostrando nada, simplemente esto es lo que es, un estado mental
Lecturas, reflexiones y llantos aparte, parece que aquel cr¨ªo se sali¨® con la suya y Knausg?rd se muestra francamente afable una soleada ma?ana de abril en la estaci¨®n de Ystad, la m¨¢s pr¨®xima a su casa. Se excusa porque debe comprar tabaco y sugiere caminar hacia un caf¨¦, en el centro de este pueblo de veraneo en la costa sur de Suecia. Con m¨¢s de un metro noventa de estatura, vestido con vaqueros y chaqueta estilo militar abotonada, su presencia impone. Su cabello rubio es ahora gris mate, pero la intensidad de su mirada no ha perdido un ¨¢pice de potencia, aunque est¨¦ relajado. Habla con una vehemencia pausada.
Knausg?rd atraviesa un buen momento, sigue con el plan de su peque?a editorial que puso en marcha hace cuatro a?os con su hermano, escribe para revistas y est¨¢ inmerso en un nuevo proyecto con su editor noruego. ?l le ayud¨® a perfilar Mi lucha cuando, tras entregarle un primer tomo, sugiri¨® que lo dividieran en dos y que siguiera adelante con cuatro m¨¢s en los que el escritor decidi¨® revisitar su infancia, adolescencia y a?os de universidad, antes de retomar el presente. Cuenta que fue quien le hizo escritor y no dud¨® en tacharle las partes en que se justificaba por lo que escrib¨ªa.
El debate ¨¦tico y la virulenta pol¨¦mica que desataron sus libros en Noruega cuando fueron publicados entre 2009 y 2011 han dejado paso, a medida que las traducciones van apareciendo, a una fascinaci¨®n y obsesi¨®n casi sin precedentes. Entre las filas de sus devotos lectores y defensores se encuentran desde Zadie Smith hasta Jeffrey Eugenides; la cr¨ªtica ha ca¨ªdo rendida; y su estatus ante la publicaci¨®n en EE UU del cuarto libro es casi literalmente el de una estrella de rock: este mes tocar¨¢ con su grupo de adolescencia en Nueva York, y tambi¨¦n viajar¨¢ con tres de sus cuatro hijos en la gira promocional del libro.
PREGUNTA. En La isla de la infancia se pregunta si no se deber¨ªa tener distintos nombres propios para las distintas fases de la vida. ?Cu¨¢l ser¨ªa el suyo ahora? ?Siente una distancia respecto de la persona que escribi¨® Mi lucha?
RESPUESTA. Lo que ha pasado con mi nombre es muy extra?o, se ha convertido casi en una marca. Est¨¢ conectado a esta cara que aparece en la portada de los libros, y no es algo con lo que me pueda identificar. Pero si vas m¨¢s all¨¢, al texto, s¨ª siento que estoy en esa voz. Es la misma que aparece en lo que escribo ahora, aunque intento deshacerme de ella. Mi yo interno no ha cambiado tanto desde la aparici¨®n del libro, pero la imagen externa¡, no puedo ni mirarme al espejo porque veo esta m¨¢scara.
P. ?C¨®mo intenta deshacerse de esa voz?
R. Estoy escribiendo un texto cada d¨ªa sobre un objeto o una palabra. La idea es que dure un a?o y haya 365. En ellos trato sobre las cosas del mundo, la materialidad. Es una manera de olvidarme de m¨ª mismo e intentar y encontrar otro lugar desde el que escribir.
Adoro la idea de que no tienes control sobre tu libro porque est¨¢ escrito desde dentro. Hay esos puntos negros en los que no puedo verme
P. En el tercer libro parte de una aceptaci¨®n del olvido. ?Es una advertencia?
R. Mi punto de partida era: no recuerdo nada pero tengo estas fotos y eso es todo, veremos qu¨¦ pasa. Los recuerdos, o ese mundo, llegan mientras escribo. El libro es una b¨²squeda de la infancia. Aunque hab¨ªa algunas historias que sab¨ªa que aparecer¨ªan porque, aunque eran bobas, me marcaron y las recordaba muy bien.
P. En el primer libro afirma que "la literatura es lo que las palabras despiertan en el lector". ?Trataba esta vez de provocar una regresi¨®n a la infancia?
R. No lo pens¨¦ porque no ten¨ªa un lector en mente, pero esa ha sido mi experiencia con la gente que lo ha le¨ªdo. Debe haber un mecanismo que se activa; y creo que tiene mucho que ver con el punto de vista del ni?o, muy diferente al de mi yo adulto. Cuando empec¨¦ a estudiar en serio literatura en la universidad hab¨ªa mucha teor¨ªa, estudio del lenguaje, de las palabras, s¨ªmbolos y signos, y nada sobre la psicolog¨ªa o la parte m¨¢s importante de los libros. Yo, como todos los de mi generaci¨®n, me met¨ª de lleno en esas teor¨ªas interesantes, absorbentes y brillantes, pero que no se correspond¨ªan con mi verdadera experiencia de lectura. ?Sabes? Con estos libros fue como si volviese algo que hab¨ªa estado reprimido. Fue una manera de convertir la literatura en algo muy simple y accesible, porque se trata de la vida, no de las palabras o de lo que evocan. No es una norma general, pero es lo que significa para m¨ª. El poso de los estudios fue muy importante para llegar a ese punto.
P. Cuando escribi¨® el tercer libro ya hab¨ªa estallado la pol¨¦mica sobre los dos anteriores.
R. S¨ª, tuve que aislarme, cerrar absolutamente todo lo que estaba fuera. Dej¨¦ de leer los peri¨®dicos, no miraba la televisi¨®n, ni escuchaba la radio. Les advert¨ª a mis amigos que no deb¨ªan mencionarme nada de lo que estaba pasando. Sab¨ªa que algo ocurr¨ªa, pero si hubiera conocido los detalles me hubieran consumido. Me escond¨ª totalmente y escrib¨ª. Y funcion¨®. Aun as¨ª, creo que es un libro mucho m¨¢s amable que los dos primeros, por todo esto.
P. ?C¨®mo pudo aislarse completamente si el material de su novela era su vida y ah¨ª estaban su mujer y sus hijos?
R. No pude cerrarles las puertas, pero ten¨ªa que aislarme de lo que pasaba en Noruega. La vida familiar era lo m¨¢s normal posible. La pol¨¦mica nos afect¨® a todos, especialmente a mi mujer porque ella s¨ª estaba al tanto de lo que ocurr¨ªa. Era mucha presi¨®n. A m¨ª tambi¨¦n me sorprende que pudiera cerrar todo y escribir. Asusta un poco pensar que es posible, pero lo es.
La misi¨®n de la literatura no deber¨ªa ser m¨¢s ficci¨®n, sino la realidad, el sentimiento y el sentido de realidad
P. ?Hasta qu¨¦ punto sus hijos le ayudaron a acercarse a las sensaciones de su propia infancia?
R. Con los hijos sientes que hay una infinidad de d¨ªas; es como un oc¨¦ano de tiempo en el que van creciendo. Para ellos es a¨²n m¨¢s inabarcable, y un d¨ªa de verano puede ser como dos meses para m¨ª, y luego, si ocurre algo dram¨¢tico, esto cambia. A lo mejor eso fue lo que me ocurri¨® a m¨ª: recuerdo esos momentos muy tensos, pero tambi¨¦n hab¨ªa ese oc¨¦ano de horas fuera de aquello que no recuerdo. Esa fue la perspectiva que tom¨¦ de ellos y me dio una visi¨®n m¨¢s realista de c¨®mo me cri¨¦. Pero, cuando empec¨¦ el libro, decid¨ª que no iba coger nada de fuera, escribir¨ªa solo lo que ten¨ªa en mi cabeza. Abordo la manera en que la memoria funciona ¡ªsi puedes fiarte de ella o c¨®mo puedes detectar si es falsa¡ª, porque eso es todo lo que tienes.
Knausg?rd atiende una llamada y de paso se fuma un cigarrillo en el patio del local. Al regresar, pide otro caf¨¦ y habla de los errores que no quiso corregir en el libro para no traicionar su recuerdo. Hab¨ªa perdido totalmente el contacto con sus amigos de la infancia pero antes de que el libro saliera publicado logr¨® contactar con ellos y enviarles el manuscrito. Segu¨ªan en el mismo sitio. Se mostraron entusiasmados: "Sent¨ª que les estaba dando algo, nuestra ni?ez, mientras que el resto de la gente en los otros libros siente que les quit¨¦ algo". Tambi¨¦n visit¨® la isla y se encontr¨® con su vecino y mejor amigo de ni?o. Su padre hab¨ªa trabajado con el de Knausg?rd, y le habl¨® de lo bueno que era como maestro y de los traumas que a su vez ese terror¨ªfico padre arrastraba.
P. En La isla de la infancia la maestra le reprende por su indiscreci¨®n al contar intimidades familiares de un compa?ero. ?Fue aquella una lecci¨®n dif¨ªcil de aprender?
R. Recuerdo claramente c¨®mo de ni?o no respetaba los l¨ªmites que deben ser respetados. No pensaba en otra gente, simplemente estaba en esa situaci¨®n y quer¨ªa brillar. Me he dado cuenta de que es lo mismo que he hecho ahora, es el mismo mecanismo, y por eso lo escrib¨ª. Creo que la profesora estaba en lo cierto. La diferencia es que esta vez sab¨ªa lo que hac¨ªa.
P. No presumir es un valor que le inculcan desde ni?o, aunque desea destacar. ?Mostrar la vulnerabilidad, la verg¨¹enza y el miedo es una manera de compensar que escribe sobre s¨ª mismo?
R. Mostrarse y esconderse es algo que va siempre en relaci¨®n con los dem¨¢s: te colocas en un sitio y luego lo eval¨²as a trav¨¦s de esos ojos. Lo que intent¨¦ fue librarme de eso y escribir de forma totalmente abierta: no estoy mostrando nada, simplemente esto es lo que es, un estado mental. Es la ¨²nica manera en la que pod¨ªa escribir, sin la presencia del otro, porque no pod¨ªa contar muchas de las cosas que hay en el libro, la vulnerabilidad u otras cosas de las que es imposible hablar. Buscaba una libertad literaria donde fuera posible ser simplemente, y escribir sobre todo. Da igual si es bueno o malo, no hay c¨¢lculo. Aunque claro, obviamente, hay un elemento de construcci¨®n, un equilibrio.
P. El ni?o protagonista entra en una tuber¨ªa y se bloquea. ?Una sensaci¨®n similar a la que tuvo cuando empez¨® a escribir y se meti¨® en s¨ª mismo?
R. Nunca lo hab¨ªa pensado, pero es probable que inconscientemente est¨¦ ah¨ª por ese motivo. Lo escrib¨ª porque ocurri¨®. Adoro la idea de que no tienes control sobre tu libro porque est¨¢ escrito desde dentro. Hay esos puntos negros en los que no puedo verme. Cuando escribes, a un nivel subconsciente aparecen una l¨ªneas, pero no soy consciente. Esa es la maravilla de la escritura, sientes casi como si se estuviera haciendo ella misma.
P. ?Ley¨® realmente todos los libros al tel¨¦fono a su amigo Geir?
R. S¨ª, mientras escrib¨ªa habl¨¢bamos sobre lo que de verdad ocurr¨ªa en el texto. Fue una conversaci¨®n constante, estaba dedicado a mi libro. Dej¨® de lado algunos aspectos de su vida para atenderme porque le llamaba varias veces al d¨ªa. Y tambi¨¦n hablaba con ¨¦l de las reacciones de mi familia, cuando Linda, mi mujer, se puso furiosa por el libro.
P. En La isla de la infancia el protagonista aprende a distinguir entonces entre las reacciones de grupo y las individuales. ?Le pas¨® lo mismo ante los violentos ataques a Mi lucha??
Tengo esta sensaci¨®n de que lo que nos rodea est¨¢ ficcionalizado, las noticias, todo
R. Era imposible discutir con quienes estaban en conflicto con mi libro. No segu¨ª las reacciones, pero sab¨ªa que hab¨ªa mucha indignaci¨®n moral por el nivel de privacidad que expuse. No hice entrevistas, pero la ofensiva lleg¨® a una cota imposible, hab¨ªa tanta cr¨ªtica y la gente en los peri¨®dicos se volvi¨® loca; las cosas que hab¨ªa omitido salieron a la luz. Al final fui a un programa de radio, habl¨¦ y lleg¨® el silencio, porque me hab¨ªan convertido en un monstruo y hab¨ªan decidido que no ten¨ªa ninguna sensibilidad. Pero los rumores sobre el libro fueron muy distintos de las reacciones individuales, porque si lo hab¨ªas le¨ªdo sab¨ªas que no era un proyecto malvado que hice para ganar dinero. Al final la gente lo ley¨® y dej¨® de indignarse. Socialmente fue una transgresi¨®n, ahora, ese muro ha ca¨ªdo, se ha movido un poco. Pero esto es todo muy dif¨ªcil porque es personal, y da igual lo que diga, me estoy defendiendo.?
P. Al entusiasmarse con la lectura el ni?o dice que aprende que hay que tener valor y nunca dejarse vencer, ni darse por vencido, aunque est¨¦s solo, y que al final hay recompensa. ?Fue ese el motor en Mi lucha?
R. No hab¨ªa hecho esa conexi¨®n hasta ahora, pero lo que sent¨ªa de ni?o es que esa era la forma en que uno deb¨ªa ser. Y nunca lo he logrado, porque siempre he sido un cobarde, he sentido que no defend¨ªa nada, que hac¨ªa concesiones frente a mis ideales. Mi libro trata mucho sobre ese sentimiento de fracaso, de no ser quien sabes que debes ser, porque siempre hay alguna interferencia. Las lecturas infantiles me marcaron y mi sentido de la moral viene de ah¨ª. Otros ni?os no leyeron esos libros y sin embargo viv¨ªan m¨¢s de acuerdo con esos ideales. Yo ten¨ªa esta aproximaci¨®n te¨®rica.
P. Hab¨ªa libros sobre los que volv¨ªa una y otra vez. ?Ahora tambi¨¦n tiene lecturas recurrentes?
R. Hay libros sobre los que vuelvo siempre porque son un pozo sin fondo, por ejemplo Ulises, de Joyce, o Proust. Madame Bovary es probablemente mi novela favorita.
P. Pero en sus libros hay apasionados discursos contra la novela cl¨¢sica. Cansado de la ficci¨®n, se propone combatir la ficci¨®n con ficci¨®n.
R. Bovary debi¨® de producir un gran shock cuando se public¨® porque se siente tan real la descripci¨®n del mundo que ofrece, los detalles. La realidad que contiene est¨¢ enfrentada a la visi¨®n rom¨¢ntica, a la ficci¨®n de Emma. Flaubert dio un giro nuevo hacia el realismo. Ahora hay que hacerlo de nuevo, hay que dar otra vuelta de tuerca para lograr alcanzar esa sensaci¨®n del mundo real. Es el tema de mis libros tambi¨¦n.
Estos libros simplemente quer¨ªa que fueran en serio, que fueran algo verdadero, una cuesti¨®n de vida o muerte
P. Con su aproximaci¨®n, ?trata de derribar un muro a trav¨¦s del artificio?
R. S¨ª. Podr¨ªa haber publicado un diario, pero est¨¢ contado como una novela. Eso es muy importante. Tengo esta sensaci¨®n de que lo que nos rodea est¨¢ ficcionalizado, las noticias, todo. La misi¨®n de la literatura no deber¨ªa ser m¨¢s ficci¨®n, sino la realidad, el sentimiento y el sentido de realidad. Cuando termin¨¦ mi serie le¨ª Hambre de realidad, de David Shields. Es muy bueno. Creo que hoy sentimos una falta de realidad. En el ¨²ltimo libro de Mi lucha hablo de la masacre en la isla de Ut?ya que fue una ficionalizaci¨®n del mundo. El asesino no era consciente del mundo real. En el juicio cont¨® paso a paso su ataque. Hab¨ªa unos j¨®venes junto a una pared a los que iba disparar. "No se mov¨ªan, ?por qu¨¦ no? En una pel¨ªcula siempre se mueven y tratan de escapar", dec¨ªa. La realidad se infiltr¨®, pero sigui¨®. No le importaban, y a¨²n no le importan las vidas de esas personas, pensaba que eran avatares. No digo esto como una advertencia ante los videojuegos, eso es est¨²pido, millones de personas juegan y no matan a nadie. Pero pienso que est¨¢ pasando algo, hay un cambio radical en el mundo.? ?
P. ?Estamos atrapados en la ficci¨®n?
R. No soy pesimista. En alg¨²n lugar debe haber algo que no sea posible traducir, que es lo que es, sin concesiones posibles. Y el ¨²nico sitio que se me ocurre es la literatura. Soy muy idealista en esto. Yo soy simple, pero mi literatura no lo es. Es tambi¨¦n interesante el asunto de la estructura literaria, porque obviamente la necesitas para hacer un texto m¨¢s atractivo, ?pero cu¨¢l es el m¨ªnimo posible? Por eso estoy fascinado con Ulises, es una caja de herramientas. Le¨ª un diario de un escritor sueco que escribe 50 p¨¢ginas sobre jardiner¨ªa y es hipn¨®tico. Esto es una cualidad literaria que no tiene que ver con la narrativa o con contar una historia. Es simplemente el sentido de estar cerca de otra mente u otro ser, quiz¨¢ cerca del mundo.
P. ?Qu¨¦ dej¨® fuera de su libro?
R. Deliberadamente lo ¨²nico que no met¨ª fueron descripciones sexuales, por motivos obvios. Cuando mand¨¦ el manuscrito, alguna gente me pidi¨® que sacara alguna historia, as¨ª que est¨¢n fuera cosas que obviamente hac¨ªan da?o. Pero realmente segu¨ª un camino y dej¨¦ a un lado todo lo que no estaba en esa ruta. Por ejemplo, el f¨²tbol: casi no hablo de ello y es una parte grande de mi vida.
P. En sus libros escribe que no le gustan las entrevistas. ?Ha cambiado esto?
R. Estoy m¨¢s acostumbrado y no las leo nunca. Para m¨ª esto es solo un encuentro y hablamos de m¨ª, que es algo que no habr¨ªa hecho fuera de este contexto. Si nos acabaran de presentar y no me preguntara nada, no habr¨ªa podido pronunciar una palabra.
P. ?La gente asume ahora que le conoce m¨¢s de la cuenta?
R. Mi amigo Geir dice que soy mucho, mucho peor que en el libro y mucho, mucho mejor. Piensa que me importa menos la gente de lo que parece, soy m¨¢s autista. Y mejor porque soy m¨¢s amable. Creo que b¨¢sicamente es cierto. Cuando empec¨¦ a escribir, sent¨ªa que era una persona buena y, de alguna manera, ahora ya no. He tenido que admitir muchas cosas de m¨ª mismo.Tengo una visi¨®n m¨¢s realista de todo, y he empezado a dudar m¨¢s de la gente. Pero sigo siendo muy naif y creo que eso se transmite en los libros, ?no?
Cuando empec¨¦ sent¨ªa que no ten¨ªa nada que perder. Luego, el mundo atac¨® y me refugi¨¦ en mi familia
P. En ellos hay humor pero no iron¨ªa, ?a prop¨®sito?
R. Fue deliberado. En Noruega, mi generaci¨®n se llama la de la iron¨ªa, y cuando eso lleg¨®, en 1992, fue muy liberador. Pero estos libros simplemente quer¨ªa que fueran en serio, que fueran algo verdadero, una cuesti¨®n de vida o muerte.
P. ?Cu¨¢les son los peligros de esta manera de escribir que propone en su serie?
R. Para m¨ª es un m¨¦todo, una f¨®rmula que ya est¨¢ en su lecho de muerte. No puedo escribir otra novela con esa aproximaci¨®n, porque entonces ser¨ªa algo mec¨¢nico. Est¨¢ muerto.
P. ?Cu¨¢l fue el libro m¨¢s complicado de escribir?
R. El segundo, porque cuando escrib¨ªa trataba lo que ten¨ªa m¨¢s cerca, y el sexto. En este ¨²ltimo quer¨ªa volver a llevar el proyecto adonde arranc¨®, sin concesiones. Fue muy dif¨ªcil. No lo logr¨¦. Cuando empec¨¦ la serie, sent¨ªa que no ten¨ªa nada que perder, ten¨ªa esa frustraci¨®n de estar en una familia y desear estar fuera. Luego, el mundo atac¨® y me refugi¨¦ en mi familia, eso es lo que tengo y fue muy, muy importante. Al final no pod¨ªa volverme contra eso. Ten¨ªa mucho que perder.
P. Ha definido Mi lucha como un suicidio literario. ?C¨®mo se siente ahora?
R. El objetivo era partir de una tabula rasa cuando terminara y ah¨ª estoy. Tengo que encontrar algo nuevo o dejar de escribir.
P. En el libro habla con Geir sobre si es espectador o protagonista de su vida. ?Esta pregunta a¨²n le persigue?
R. Ten¨ªa la sensaci¨®n de que no viv¨ªa realmente m¨¢s que en la literatura y que me escond¨ªa de la realidad, de lo que me dol¨ªa. Quer¨ªa que este libro fuera lo que me llevara de la literatura hacia la vida. Era muy naif, pero me ayud¨® a encontrar los temas. Ahora he aceptado que soy as¨ª, vivo a trav¨¦s de la literatura, y as¨ª es como brego con todo. Tengo cuatro hijos, estoy rodeado de vida. Veremos cuando crezcan y sepan que nuestra historia est¨¢ ah¨ª fuera.
P. ?Les ha le¨ªdo algo del libro a sus hijos?
R. No, les he contado cosas, pero son un poco peque?os. La mayor tiene 11.
P. Si alguno quiere ser escritor, ?se lo desaconsejar¨ªa?
R. Escriben mucho, porque les parece que eso es lo que la gente hace. Pero espero que no lo hagan en el futuro. Cuando tienes hijos quieres que sean felices, es lo ¨²nico. No creo que los escritores lo sean.
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