Un estudio espa?ol gana el Premio Mies van der Rohe por la Filarm¨®nica de Szczecin

No se recordaba una expectaci¨®n tan grande en el Pabell¨®n Mies van der Rohe desde que el rey Alfonso XIII lo inaugur¨® en 1929 durante la Exposici¨®n Internacional de Barcelona. Pero no era para menos. Ayer, por primera vez en sus 27 a?os de vida, los premios bianuales de Arquitectura Contempor¨¢nea de la Uni¨®n Europea-Mies van der Rohe se fallaban en directo, ante los finalistas y gran parte del sector local, espa?ol e internacional que no quisieron perderse la cita.

Cuando se ley¨® el nombre del ganador, el edificio de la Filarm¨®nica de Szczecin (Polonia), obra del estudio espa?ol Barozzi/Veiga, gran parte del p¨²blico que abarrotaba el pabell¨®n comenz¨® a gritar y aplaudir. Se impuso a los otros cuatro finalistas: el Museo de Arte de Ravensburgo (Alemania), el Museo Mar¨ªtimo de Dinamarca en Helsingor, la Bodega Antinori en San Casciano in Val di Pesa, Florencia (Italia) y el Centro de Estudiantes Saw Swee Hock de la London School of Economics (Reino Unido), seleccionados entre los 420 proyectos de 36 pa¨ªses que se hab¨ªan presentado.

El edificio ganador es obra de los j¨®venes arquitectos Alberto Veiga (Santiago de Compostela, 1973) y Fabrizio Barozzi (Rovereto, Italia, 1976), que trabajan en Barcelona desde sus comienzos en 2004. La casa de la Filarm¨®nica de Szczecin, inaugurada en octubre, es la primera obra internacional de este estudio que ha construido edificios como el Auditorio de ?guilas (Murcia) y la sede de la Denominaci¨®n de Origen Ribera del Duero en Roa (Burgos). ¡°El premio pesa mucho. Es una catapulta, pero una gran responsabilidad¡±, aseguraba Barozzi, con alegr¨ªa, mientras sosten¨ªa la maqueta del pabell¨®n que le acababan de entregar como galard¨®n.

Los arquitectos ganaron hace siete a?os un concurso p¨²blico convocado por el Ayuntamiento de la ciudad, principal puerto de Polonia, con la idea de regenerar el tejido urbano bombardeado en la Segunda Guerra Mundial. ¡°Era el primer proyecto de envergadura que se hac¨ªa en esta ciudad desde la posguerra y para la administraci¨®n era un experimento. No ha sido f¨¢cil pero ha valido la pena¡±, explicaba Veiga. ¡°La Filarm¨®nica necesitaba ilusi¨®n y quer¨ªamos que la tuviera. El resultado ha sido excelente, porque sabemos que funciona, la gente visita el edificio, habla de ¨¦l y pide que est¨¦ abierto siempre. Otra cosa es que les guste o no, pero lo mejor del edificio no es el edificio en s¨ª, sino c¨®mo la gente lo ha hecho suyo¡±, seg¨²n Barozzi.

Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n de su obra es la fachada blanca (lo mismo que su interior) que se ilumina desde el interior, y, aseguran, se integra en la trama urbana de la ciudad al repetir la estructura de las construcciones cercanas. ¡°Deriva de una interpretaci¨®n personal de la realidad, ya que la fachada no deja de ser una acumulaci¨®n de las casitas que dan identidad a la ciudad¡±, explicaban entre abrazo y abrazo de felicitaci¨®n, mientras negaban que el suyo fuera un edificio ic¨®nico. ¡°Aunque lo parezca, no lo es, no tiene ning¨²n virtuosismo¡±. En su interior han construido una sala sinf¨®nica para mil personas, otra de m¨²sica de c¨¢mara para 200, un espacio multifuncional y un gran vest¨ªbulo.

¡°Somos un caso t¨ªpico de nuestra generaci¨®n que busca en Europa su lugar de trabajo de forma natural, sin responder a ninguna necesidad. Estamos ubicados en Barcelona por casualidad¡±, explicaba Barozzi. Los hechos lo demuestran: no han construido nada en esta ciudad. ¡°Hemos presentado obras a concurso, pero por ahora no hemos ganado ninguno¡±, remarcaba Barozzi.

M¨¢s j¨®venes son los otros arquitectos premiados ayer, ya que el Premio Emergente recay¨® en el?estudio barcelon¨¦s Arquitectura-G por su Casa Luz de Cilleros (C¨¢ceres), una vivienda unifamiliar renovada completamente a partir de una anterior muy deteriorada. El jurado valor¨® la ¡°simplicidad y claridad de los espacios¡±, as¨ª como su alta calidad ambiental y la paleta de colores utilizada.