El cuento de hadas de la animaci¨®n
Una muestra en Madrid repasa la evoluci¨®n de la animaci¨®n a trav¨¦s de m¨¢s de 80 filmes
Pobre Pato Lucas. Parece que un enorme l¨¢piz se dedica a sabotearle la existencia. Est¨¢ volando y, de la nada, se alza ante ¨¦l una monta?a. Intenta tocar la guitarra y se rompen las cuerdas. Grita para protestar, pero su pito solo emite sonidos hilarantes. Qu¨¦ dif¨ªcil el oficio de personaje animado, si es tu dibujante el que ha decidido hacerte la vida imposible. As¨ª que al Pato Lucas no le queda m¨¢s remedio que dirigir sus quejas a la pantalla. Pero nadie responde. Eso s¨ª, probablemente el visitante suelte una risa. Porque Pato aturdido, corto animado de 1953, es una de las joyas de la exposici¨®n Watch me move, en la madrile?a Fundaci¨®n Canal. Este y otros m¨¢s de 80 filmes aguardan hasta el pr¨®ximo 23 de agosto al visitante ¨Cla entrada es gratuita- que quiera conocer la evoluci¨®n de la animaci¨®n en los ¨²ltimos 150 a?os.
Pato aturdido es tambi¨¦n una de las piezas favoritas de Patrick Moran, director de Exposiciones del centro cultural londinense Barbican, donde la muestra naci¨® y luego empez¨® a ser exportada. Por razones de espacio, Madrid acoge el 80% de la exposici¨®n original, pero mantiene el mismo enfoque. ¡°No buscamos una visi¨®n enciclop¨¦dica, no est¨¢n todos y cada uno de los filmes de animaci¨®n que se han hecho. Se trata de repasar la evoluci¨®n de la animaci¨®n, sus tendencias y sus momentos m¨¢s destacados¡±, defiende Moran.
De ah¨ª que Watch me move no siga un orden cronol¨®gico sino seis secciones tem¨¢ticas, de Apariciones a Estructuras, donde disfrutar de pasado y presente animados. De paso la exposici¨®n es tambi¨¦n un viaje, pantalla tras pantalla, al caj¨®n de los recuerdos. La alerta de nostalgia est¨¢ encendida para cualquier generaci¨®n, desde la que fue peque?a hace 80 a?os con Blancanieves hasta la que lo fue anteayer, cuando ve¨ªa Parque Jur¨¢sico.
En realidad, para buscar el origen de la animaci¨®n hay que remontarse much¨ªsimo m¨¢s atr¨¢s. Moran explica que algunos historiadores hasta colocan su germen en el aparente movimiento de las pinturas rupestres debido a las llamas de las antorchas. Sea como fuere, y dejando en paz Altamira, Watch me move se conforma con regresar hasta finales del siglo XIX, cuando animar era un misterio, las im¨¢genes en color una utop¨ªa y el p¨²blico hu¨ªa de la sala para no ser atropellado por el tren de los Lumi¨¦re.
¡°En torno a 1890 hay un gran desarrollo de nuevas t¨¦cnicas. Luego, en los a?os treinta y cuarenta, se afirma la importancia de los personajes ic¨®nicos. Y ahora es una ¨¦poca brillante, m¨¢s democr¨¢tica, ya que gracias a la difusi¨®n de las tecnolog¨ªas cualquiera puede crear animaci¨®n¡±, se?ala los tres puntos de inflexi¨®n hist¨®ricos Moran. El director de Exposiciones de Barbican prefiere, en cambio, no escoger obras concretas que hayan supuesto un cambio en la historia animada. Lo importante de la muestra, subraya, es el conjunto.
De todos modos, a lo largo de las salas, se vuela por el espacio con Astro Boy, el peque?o robot creado en 1952 por Osamu Tezuka que fue el padre del manga; se cruzan los dedos para que Pinocho salve a Gepeto de la ballena; se encuentran dinosaurios antiguos y bonachones como Gertie (1914) y otros recientes y terror¨ªficos como el T-Rex de Parque Jur¨¢sico; y se corre a bordo de las motos de Tron, pel¨ªcula ic¨®nica que sin embargo fracas¨® tanto en la taquilla que estuvo a punto de llevarse a Disney por delante.
¡°La animaci¨®n suscita asombro y complicidad en el espectador¡±, defiende uno de los carteles de la exposici¨®n. ¡°La magia es una parte muy importante. Por eso no mostramos c¨®mo se crea una animaci¨®n, sino solo el trabajo terminado¡±, remata Moran. Aun as¨ª, el mundillo ha sufrido - y a veces sufre, como los c¨®mics o los videojuegos- el prejuicio de que solo se trate de algo para ni?os. Por si no fueran suficiente Up, Wall-e y las dem¨¢s creaciones de Pixar, Moran subraya todas las facetas serias de la animaci¨®n. Por ejemplo, los usos cient¨ªficos que tuvo en sus comienzos, en cortos como El nacimiento de una flor, de 1910 y de Frank Percy Smith. O su estrecha colaboraci¨®n con el videoarte, de la que tambi¨¦n da fe la muestra.
Adem¨¢s, la animaci¨®n ha servido para reivindicar el patrimonio de leyendas y cuentos de hadas de muchos pa¨ªses. Ah¨ª est¨¢n para recordarlo en la muestra el sovi¨¦tico Tale of Tales, considerado por algunos como el mejor filme de animaci¨®n de siempre, o El festival de la cosecha, corto chino de 1930. Y luego, claro, Disney con Cenicienta, La sirenita y sus decenas de pel¨ªculas sacadas de la tradici¨®n. Justo hoy, de hecho, la compa?¨ªa ha anunciado para 2016 Moana, un filme animado sobre los maor¨ªes y sus costumbres. La historia, c¨®mo no, contin¨²a.
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