Tiempos de cambios

Tiempos de cambio en la novela hist¨®rica. Aunque siguen existiendo las obras adscritas directamente al g¨¦nero, mucho de lo mejor aparece mezclado indisolublemente con la narrativa mainstream. Es posible que ello se deba a un cierto cansancio del lector hacia la etiqueta o la desconfianza que ha producido la proliferaci¨®n de novelas tan prolijas como inanes bajo esa adscripci¨®n. El caso es que nadie negar¨¢ que dos de las mejores novelas hist¨®ricas de la temporada, aunque no lleven esa denominaci¨®n, son Hombres buenos, de Arturo P¨¦rez Reverte (Alfaguara), y La casa de las miniaturas, de Jessie Burton (Salamandra). La primera es sin duda una gran novela sobre la ¨¦poca de la Ilustraci¨®n, con un retrato sensacional del Par¨ªs prerrevolucionario, y la segunda, una magn¨ªfica recreaci¨®n del ?msterdam del siglo XVII, el siglo de oro holand¨¦s. En ambas, como en toda buena novela hist¨®rica, ya sea Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, o Bomarzo, de Manuel Mujica L¨¢inez, la descripci¨®n de la ¨¦poca va pareja a la inmersi¨®n en las mentalidades de entonces a trav¨¦s de los caracteres de los protagonistas. La cosecha reciente nos deja otras novelas muy interesantes, dos de ellas protagonizadas por artistas: El turqueto, de Metin Arditi (Navona), sobre un supuesto pintor del Renacimiento veneciano, un artista jud¨ªo turco cuyo lienzo El hombre del guante, del Louvre, habr¨ªa salvado Tiziano del auto de fe estampando su propia ¡°T¡±, y Secretos, de Rupert Thomson (Alianza), acerca de un escultor que recibe el encargo de esculpir una Venus en la Florencia de los M¨¦dici.