Pol¨ªtica

El escenario de un Parlamento tan repartido que no hay quien forme una mayor¨ªa, novedoso en Andaluc¨ªa y de inminente estreno en toda Espa?a, nos lleva a mirar con otros ojos la serie Borgen (que emite Canal+ Series y se ofrece ¨ªntegra en Yomvi). Es un relato veros¨ªmil de la pol¨ªtica en Dinamarca, con sus 13 partidos en la C¨¢mara, cuatro en el Gobierno y una din¨¢mica pactista muy engrasada. As¨ª que vemos a los jefes de los partidos resolviendo en minutos lo que aqu¨ª se eternizar¨ªa.

Dinamarca es el pa¨ªs que m¨¢s se?alan los l¨ªderes espa?oles como modelo, donde ¡ªlo comprob¨®?Salvados¡ª los ciudadanos preguntados en la calle no son capaces de citar ning¨²n caso de corrupci¨®n. Pero qu¨ªtense de la cabeza el para¨ªso que se dibuja a menudo: Borgen trata tambi¨¦n de las miserias de la pol¨ªtica. Birgitte Nyborg (interpretada por Sidse Babett Knudsen) es una primera ministra tan idealista como astuta que tiene que aprender a maniobrar en el poder y a tragarse alg¨²n que otro prejuicio. El atractivo del personaje est¨¢ en su naturalidad. Es f¨¢cil identificarse con ella, imaginarnos qu¨¦ har¨ªamos en su lugar, preguntarnos c¨®mo afrontar¨ªamos los dilemas que la angustian, si pagar¨ªamos el alto precio exigido en la vida personal.

Sale algo de juego sucio, pero ni siquiera en la ficci¨®n los esc¨¢ndalos del pa¨ªs escandinavo podr¨ªan acercarse a los muy reales en Espa?a. Tampoco se parecer¨ªa el m¨¢s maquiav¨¦lico pol¨ªtico dan¨¦s al malvado y corrupto, papel de Kevin Spacey, que apunta a la Casa Blanca en House of Cards.

Borgen no puede ni imaginar eso. Pero acierta al poner el foco en los males que erosionan el mejor sistema posible: los conflictos de intereses, el peso de los lobbies, la demagogia, la xenofobia, el sensacionalismo, las presiones a los periodistas. Una cr¨ªtica serena y honesta que revela por qu¨¦ aquella es una democracia ejemplar: porque no ha ca¨ªdo en la autocomplacencia. Porque est¨¢ vigilante. Porque el list¨®n sigue alto.