Keith Jarrett, en estado de gracia a los 70 a?os
El pianista de Pensilvania conquista Lucerna en un concierto de casi tres horas
Sus admiradores llegaron a la cita desde toda Suiza, pero tambi¨¦n desde Londres, Berl¨ªn o Par¨ªs. Y es que ver a una leyenda viviente en una de sus cada vez m¨¢s raras apariciones en solitario no es algo que ocurra todos los d¨ªas. Es por ello que las entradas para este recital de piano improvisado se agotaron en una ma?ana, y en la reventa alcanzaron precios de m¨¢s de 500 euros. Keith Jarrett se present¨® el pasado viernes en plena celebraci¨®n de su reciente 70 cumplea?os en el apabullante Palacio de Conciertos y Congresos de Lucerna, o KKL, obra del franc¨¦s Jean Nouvel con capacidad para 1.900 espectadores. Sala que es igualmente sede del festival de dicha ciudad, evento que han dirigido artistas del calibre de Claudio Abbado o Pierre Boulez.
Tras recordar al p¨²blico que la m¨²sica que ¨ªbamos a escuchar era "creada en tiempo real" y las advertencias de rigor al respetable acerca de la intolerancia del m¨²sico americano a los ruidos, toses, fotos y dem¨¢s molestias provocadas por los seres humanos, un Jarrett protegido por sus tradicionales gafitas oscuras, delgado y pensativo hizo acto de presencia en el escenario del KKL. A la hora se?alada. Ni un minuto antes ni uno despu¨¦s.
El pianista de Pensilvania reflexion¨® un momento y se arranc¨® con uno de esos temas modales, marca de la casa, que le hicieron mundialmente famoso. Acto seguido, se entreg¨® a una improvisaci¨®n que recordaba la m¨²sica tradicional americana, con ecos de m¨²sica religiosa y amplias praderas del Oeste. Pero el blues fue uno de los puntos fuertes del extenso recital, de casi tres horas de duraci¨®n con un breve intervalo.
Aunque lo m¨¢s sorprendente de la noche fue que el m¨²sico, que tiene fama de hura?o en el ambiente musical, hizo gala de un sorprendente buen humor. Brome¨® con el p¨²blico, fue hasta el micr¨®fono para contar an¨¦cdotas de su familia (una abuela h¨²ngara, ancestros gitanos, su amor por Europa...) y hasta se permiti¨® re¨ªr con algunas toses especialmente estruendosas. Aunque se retir¨® de escena en dos ocasiones a causa de dichas molestias. Pero volvi¨®, que es lo importante.
"Estas grabaciones nos salen muy caras", dijo el pianista, "o sea que si quieren participar con sus ruidos en mi disco, me avisan y les doy la entrada". Humorada que fue recibida con ovaciones (y alivio evidente) por parte del p¨²blico. Tras alabar el "poder¨ªo" del piano que los suizos pusieron a su disposici¨®n y dedicar un tema al recientemente desaparecido B.B. King, Jarrett entr¨® en la segunda parte de un recital para el recuerdo, por el que desfilaron todos sus estilos habituales: las baladas intimistas, el blues, los largos ostinatos acompa?ados de canturreos, gemidos y grititos, y hasta un par de digresiones atonales bien recibidas en el KKL.
El hombre que logr¨® el hito de vender m¨¢s de cinco millones de copias del m¨ªtico Koln Concert dio por terminado su recital hacia las 22.00, pero ante las ovaciones y pataleos insistentes del p¨²blico acept¨® volver a salir a escena una y otra vez. Hasta un final antol¨®gico, interpretando con una sencillez y elegancia inhabituales el cl¨¢sico When I fall in love.
Ahora solo cabe esperar que la ECM, su exquisita discogr¨¢fica alemana, tenga a bien obsequiarnos con el disco de este evento irrepetible. Tras las grabaciones realizadas en la Scala de Mil¨¢n, la ?pera de Rio de Janeiro, la Salle Pleyel de Par¨ªs o el Carnegie Hall, ahora llega el turno de otra de las grandes salas de concierto del mundo. Ojal¨¢ podamos contar pronto con la grabaci¨®n de esta noche memorable en Lucerna.
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