The Black Keys, el sonido a?ejo hecho moderno
El exitoso d¨²o estadounidense recrea de forma visceral garaje rock, blues y soul
Se antoja parad¨®jico, pero tal parece que hoy en d¨ªa uno de los caminos para ser considerado moderno pasa por ser antiguo. Que no viejo, que eso sigue siendo pecado en el lustroso y turgente mundo del rock. Al grano: tomas Little Black Submarine y recuerda al estribillo de Can't Find My Way Home de Blind Faith pero cantado por un Joe Henry sin romper su voz. Luego la pieza se abandona a una ruptura v¨ªa guitarra propia de Led Zeppelin. Por su parte Gold In The Ceiling evoca como blues blanco que es a Canned Heath; mientras que Howlin' For You parece en su arranque el mism¨ªsimo inicio del Rock and roll de Gary Glitter y Dead And Gone apelan a The Clash. Y la lista ser¨ªa m¨¢s larga. Vaya que influencias como m¨ªnimo de los setenta. ?Alg¨²n problema? ?qui¨¦n dijo que hab¨ªa que revolucionar la m¨²sica para ser algo?, ?d¨®nde est¨¢ qui¨¦n asevera que para triunfar has de ser como una troupe perfil Arcade Fire cuando con un simple d¨²o puedes hacer tanto ruido como ellos? Nadie.
Ni los mism¨ªsimos Dan Quine Auerbach -guitarra y voz- y Patrick Carney -bater¨ªa- lo pensaban cuando hace 15 a?os enviaron una maqueta a Patrick Boissel (a todo esto m¨²sico fogueado en la Barcelona de los ochenta con un grupo -Lemo- y luego un sello -Wilde Records-) para que ¨¦ste se la editase en su sello Alive Naturalsounds Records. Lo hizo, y el d¨²o, guitarra y bater¨ªa, comenz¨® a hacerse un hueco, insignificante, en el ¨¢mbito del rock y blues m¨¢s crudo. Actitud y fiereza, energ¨ªa y convencimiento es lo "¨²nico" que ten¨ªan The Black Keys all¨¢ por la primera d¨¦cada del siglo XXI, cuando The White Stripes se lo com¨ªan todo en minimalismo rock-agreste-¨¢spero-crudo.
Discos como Thickfreakness (2003), Rubber Factory (2.004) y Attack And Release (2.008) hicieron camino, peropor razones que alg¨²n d¨ªa alguien descubrir¨¢, el d¨²o lleg¨® al que no era su mercado natural con Brothers (2.010), una obra que acab¨® siendo un regalo de Navidad para muchos que compran discos s¨®lo por Navidad, la de 1.977, pongamos por caso. Vuelta a las ra¨ªces y en medio de tanta tecnolog¨ªa digital al servicio del glamur cuch¨¦ y de la vacuidad, que vivan lo anal¨®gico y las cintas de bobina para un sonido identificable de garaje rock, blues y soul debidamente triturados que suena poco artificioso, visceral y, odioso adjetivo, "aut¨¦ntico".
Viaje al cielo, a los premios Grammy (seis de momento), al reconocimiento y a la confirmaci¨®n mediante El camino (2.011), disco que se abre con una loa al buen riff en el tema Lonely Boy, que por cierto tiene una guitarra muy T.Rex. Luego lleg¨® Turn Blue (2.014) y ya los tenemos aqu¨ª, iniciando en el Primavera una gira cuyos primeros conciertos fueron suspendidos por una dislocaci¨®n de hombro de Patrick Carney. Esa es una de las grandes expectativas del Primavera Sound 2.015, un grupo moderno que suena a?ejo. ?Alg¨²n problema?
Babelia
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