Los ni?os impredecibles

Las comedias que la productora brit¨¢nica Ealing fabric¨® desde el final de la II Guerra Mundial hasta mediados de los a?os 50 se caracterizaban por una saludable mezcla de cine popular y reflexi¨®n sobre su sociedad que, partiendo de unas situaciones ins¨®litas y de un humor entre la amabilidad y la blancura, pod¨ªan llegar a poseer aguijonazos de una atroz negrura. Quiz¨¢ la comparaci¨®n resulte excesivamente loable para Nuestro ¨²ltimo verano en Escocia, tard¨ªo debut en el largometraje de los veteranos guionistas y realizadores televisivos de comedia Andy Hamilton y Guy Jenkin, pero tampoco parece rocambolesco fijar la l¨ªnea de flotaci¨®n de la pel¨ªcula en aquellos efervescentes relatos corales, como Pasaporte para Pimlico, que presentaban protagonistas de todas la edades en un vigoroso cine para todos los p¨²blicos.

Con un papel esencial para los ni?os y un trabajo sensacional en la direcci¨®n de sus interpretaciones, Hamilton y Jenkin aplican su experiencia en el manejo del tempo de la comedia, tanto en la r¨¦plica y en la contrarr¨¦plica como en su montaje y puesta en escena, para que las acciones y las frases de los cr¨ªos nunca resulten redichas o falsamente brillantes, y s¨ª verdaderamente simp¨¢ticas e impredecibles. Mejor cuanto m¨¢s loca, y algo m¨¢s rutinaria cuando acude al tono dram¨¢tico, la pel¨ªcula se goza de cabo a rabo, y sin forzar la blandenguer¨ªa en su desenlace.