Otros modelos de feria del libro
Las ferias de Buenos Aires y Bogot¨¢, contrapunto de la cita madrile?a
La Feria del escritor cercano
Por Raquel Garz¨®n
Que Enrique Vila-Matas contara frente a un auditorio repleto qu¨¦ sinti¨® ante el temor de la muerte. Que Ray Bradbury recomendara a quienes lo escuchaban seguir s¨®lo sus corazones y apartar de sus vidas a todo aquel que no confiara en su futuro. Que Paul Auster y su amigo, el nobelizado J.M Cotzee, sentados uno junto al otro, leyeran alternativamente en voz alta las cartas que se hab¨ªan enviado, convertidas luego en libro. Que la dama argentina del suspense, Claudia Pi?eiro, defendiera con pasi¨®n el bests¨¦ller, actualizando una tarde de 1986 en la que la abogada defensora fue Silvina Bullrich, superventas de otras d¨¦cadas.
Todo eso y m¨¢s ha sucedido en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires: la del escritor de cuerpo presente y cercano, ¨ªntimo en el encuentro, que durante cuatro d¨¦cadas llev¨® como apellido ¡°del autor al lector¡±, se?a de identidad que desapareci¨® de su nombre en esta edici¨®n.
Por ese tipo de experiencias imborrables -las del di¨¢logo fugaz con escritores que admiramos y el suvenir de su firma-, volvemos a ella los lectores, con devoci¨®n fetichista. Y somos legi¨®n: 1.200.000 participaron de la edici¨®n 41, que cerr¨® el 11 de mayo, afianz¨¢ndola como la m¨¢s populosa del mercado editorial en espa?ol.
La gran cita del libro en Buenos Aires es la m¨¢s populosa del mercado editorial en espa?ol
Frente a ferias que subrayan su perfil profesional como Frankfurt o Guadalajara, la de Buenos Aires vive del p¨²blico, que la palpita a lo largo de 19 d¨ªas afiebrados, respirando literatura. Es la m¨¢s extensa en duraci¨®n y fue la primera mixta, esto es, abierta tanto a hombres y mujeres de la industria (m¨¢s de 12.000 cada a?o) como a los lectores rasos (que superan el mill¨®n desde 1999).
Esa buena tradici¨®n intenta renovarse en cada entrega: este a?o los j¨®venes marcaron el paso protagonizando un concurso de booktubers (rese?istas de literatura por Internet) y ¡°bestsellerizando¡± a sus autores (?Cielo Latini, firm¨® ejemplares por seis horas!). Las ventas cubren los costos: para las editoriales lo que vale es el escaparate monumental; para los lectores, m¨¢s que las gangas, dif¨ªciles con dos d¨ªgitos de inflaci¨®n anual, la ceremonia del contacto.
Alimentan la Feria escritores de paladar negro (el irland¨¦s John Banville, que suena para el Nobel, fue la m¨¢xima estrella de 2015) y superventas de tir¨®n probado (Arturo P¨¦rez Reverte y Javier Cercas, entre otros). Pero tambi¨¦n, escolares, pol¨ªticos con ganas de darse ba?os de multitudes, periodistas que mudan a ella las emisi¨®n de sus programas, curiosos y turistas, avisados de que dif¨ªcilmente ver¨¢n algo igual: m¨¢s de 1.500 actividades y 45.000 metros cuadrados bajo techo, dedicados al libro.
En medio de esa oferta elefanti¨¢sica, cierta m¨²sica queda opacada por el ruido: el Di¨¢logo de Escritores Latinoamericanos merec¨ªa por su calidad m¨¢s difusi¨®n de la que tuvo este a?o. Bajo una direcci¨®n reci¨¦n estrenada, la de Oche Califa, la Feria suspendi¨® en 2015 algunas asignaturas (escritores que cancelaron su visita a ¨²ltimo momento por desinteligencias organizativas, entre otras). Pero siempre habr¨¢ otro abril y posibilidades de elevar el list¨®n.
Hay quienes se despiden ¡°hasta despu¨¦s de la feria¡±, porque no hay evento cultural en la Argentina que te abduzca de ese modo. Por aqu¨ª, libros son amores todav¨ªa. Una buena historia tambi¨¦n puede gritarse como un gol.
Raquel Garz¨®n?es poeta y periodista argentina.
Macondo en Bogot¨¢
Por Piedad Bonnett
La FILBO, Feria del Libro de Bogot¨¢, es para m¨ª uno de los acontecimientos culturales m¨¢s interesantes del a?o. Una buena ocasi¨®n de encontrar en un solo espacio la m¨¢s variada oferta de libros, con promociones interesantes, de o¨ªr charlas de invitados de muchas partes del mundo y de hablar con escritores y editores amigos que han venido para la ocasi¨®n.
Cada a?o en la FILBO hay un pa¨ªs invitado especial. A ¨¦l se le adjudica un pabell¨®n enorme, que es recorrido siempre por un p¨²blico muy numeroso y entusiasta. El a?o pasado, por ejemplo, el invitado fue Per¨², que marc¨® un hito importante, en primer lugar porque la producci¨®n del pabell¨®n fue muy hermosa ¨C con una muestra en video de los paisajes peruanos, una exhibici¨®n de su poderosa artesan¨ªa, dos muestras fotogr¨¢ficas, una oferta gastron¨®mica muy atrayente y un excelente repertorio de sus publicaciones- y en segundo lugar porque la delegaci¨®n de escritores fue enorme y de muy alto nivel. Vino, por supuesto, Mario Vargas Llosa, pero tambi¨¦n pudimos o¨ªr a narradores de varias generaciones, a los mejores poetas vivos, a periodistas, narradores infantiles y editores.
Un gran programa cultural ha convertido la cita de la capital colombiana en un referente
Este a?o tuve el privilegio de ser curadora del pa¨ªs invitado, que, rompiendo con una tradici¨®n de m¨¢s de veinte a?os, fue un pa¨ªs de ficci¨®n: Macondo. Gracias a eso estuve m¨¢s cerca de las entra?as de la Feria, y pude ver el inmenso trabajo de planificaci¨®n y realizaci¨®n. Para el montaje del pabell¨®n contamos con un amplio equipo: los curadores ¨Ctres- los artistas pl¨¢sticos ¨Ctres- y arquitectos, dise?adores, historiadores, muse¨®grafos, j¨®venes asistentes y chefs criollos. El resultado, a mi modo de ver, fue sugestivo y po¨¦tico: un gran mapa de Macondo, un corredor de acceso en el que se suced¨ªan los paisajes macondianos, una enorme caja negra donde el visitante pod¨ªa ver los grandes inventos, o¨ªr los sonidos de la guerra, recordar a Garc¨ªa M¨¢rquez a trav¨¦s de sus viajes¡La librer¨ªa ¨C que siempre ocupa en el pabell¨®n un lugar de privilegio- estuvo esta vez en manos de los libreros independientes, y las ventas fueron enormes. Y en la enorme gallera tradicional, en el centro del pabell¨®n, un p¨²blico desbordado pudo o¨ªr a los m¨¢s importantes bi¨®grafos de Gabo, a algunos de sus traductores, a los acad¨¦micos expertos en su obra, a los profesores de Austin que compraron su archivo, a sus amigos contando an¨¦cdotas, a los expertos en vallenato, y un largo etc¨¦tera. M¨¢s all¨¢ de la programaci¨®n de Macondo, la feria, dedicada este a?o a la literatura femenina, tuvo m¨¢s de un centenar de invitados, con nombres tan sugestivos como John Banville, Philippe Claudel o Rita Indiana, que llenaron los m¨²ltiples auditorios de la feria, que adem¨¢s fueron escenario de numerosos lanzamientos de libros. Tambi¨¦n hubo un gran encuentro internacional de periodismo, otro de ilustradores, conciertos con m¨²sicos de distintas nacionalidades y como siempre, un enorme recinto dedicado a la literatura infantil y juvenil, con eventos para los ni?os y charlas pedag¨®gicas. El enorme recinto ferial comienza a ser peque?o para el evento ¨C que este a?o recibi¨® m¨¢s de medio mill¨®n de asistentes - y hay muchos detalles por afinar y algunas pol¨ªticas que replantearse, pero la FILBO es ya, sin duda, una de las ferias del libro m¨¢s pujantes de Am¨¦rica Latina.
Piedad Bonnet es poeta y novelista colombiana.
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