La poes¨ªa seg¨²n Chus Visor: 900 t¨ªtulos, suma y sigue
La Feria rinde homenaje al editor madrile?o por su apuesta y defensa del g¨¦nero
Al atardecer, en la Feria del Libro de Madrid, haces un homenaje o te lo hacen. Y el domingo le toc¨® a Jes¨²s Garc¨ªa S¨¢nchez, el m¨ªtico editor de Visor, la colecci¨®n de poes¨ªa ¡°m¨¢s importante del mundo¡, con perd¨®n de Faber and Faber¡±, seg¨²n dijo su amigo el poeta Benjam¨ªn Prado. Visor ha llegado a los 900 n¨²meros y su mentor, a quien todos llaman Chus Visor, a los 70.
El homenaje se le hizo en la carpa principal de la feria por esas dos circunstancias, los n¨²meros de la colecci¨®n y los n¨²meros de la edad, se?al¨® la editora del n¨²mero 900, conmemorativo por otra parte de esos a?os y de esa colecci¨®n ¡°con la que todos nos hicimos ciudadanos¡± (esto lo dijo Luis Garc¨ªa Montero, poeta ¨ªntimamente ligado a Visor).
La editora del n¨²mero 900, Irene Garc¨ªa Chac¨®n, junt¨® a personajes incontables de la vida po¨¦tica y cultural de Espa?a y de Am¨¦rica. Todos ellos enviaron textos de abrazo y de recuerdo, y en todos (versos incluidos) se desliz¨® alguna an¨¦cdota de la riqu¨ªsima vida que ha llevado Chus Visor junto a grandes de las letras de todo el mundo.
La propia Irene cont¨® alguna. Por ejemplo, cuando era una chiquilla, iba con su padre (Garc¨ªa Montero) a algunas presentaciones de libros; cuando empezaba a cansarse, notaba que tambi¨¦n se cansaba Chus, y ¨¦ste se iba a fumar o tomar una cerveza. Ella le segu¨ªa, y as¨ª entendi¨® que era m¨¢s divertido estar con Chus que estar dentro, escuchando versos o parlamentos que (a veces) no son s¨®lo aburridos sino insufribles.
?ngeles Aguilera, editora ahora en Planeta, explic¨® algo parecido: cuando se fall¨® un premio de Historia entre cuyo p¨²blico se encontraban ella y Chus, le pregunt¨® a ¨¦ste por el ganador: ¡°?Ese? Ese es un gilipollas¡±.
Esa irreverencia de Chus Visor esconde en realidad a otro Chus, del que hablaron Almudena Grandes, Jos¨¦ Romera (a quien se debe el t¨ªtulo del n¨²mero 900, Ojo a Visor), Antonio Lucas, Raquel Lanceros y Luis Alberto de Cuenca¡ Ese otro Chus es el que describi¨® Antonio Lucas: un hombre que parece desde?oso, al que no le gusta hablar en p¨²blico y que parece un mis¨¢ntropo, y sin embargo se emociona no s¨®lo con su Atleti del alma sino con los env¨ªos que recibe p¨®stumamente de su amigo el poeta mexicano Jos¨¦ Emilio Pacheco.
Esa l¨¢grima que dibuj¨® Lucas en el rostro del Chus m¨¢s sentimental es la que lo acompa?a a ver a Mario Benedetti, a Juan Gelman, a Rafael Conte. El que lo convierte en el buen amigo, y no s¨®lo en el buen editor, del que habl¨®, con un entusiasmo que parec¨ªa un abrazo, el poeta Benjam¨ªn Prado.
A este cronista le toc¨® hablar tambi¨¦n. Surgi¨® esta proposici¨®n cuya veracidad Chus Visor no desminti¨®: ?Por qu¨¦ son negras las cubiertas de la colecci¨®n Visor de Poes¨ªa? Pues sencillamente porque el color que menos se parece al blanco es el negro, y no hay en el mundo nadie m¨¢s antimadridista, y por tanto m¨¢s antiblanco, que el editor al que festejaron en la feria. ?l sonri¨®, y por cierto no llam¨® al cronista gilipollas.
La portada del libro presentado, por cierto, reproduce en portada los colores rojiblancos, una peque?a transgresi¨®n en la inamovible tradici¨®n del negro.
Babelia
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