El fracaso de Cuadri es de todos
Cu¨¢nto sufr¨ªa el ganadero al comprobar c¨®mo su corrida se precipitaba a la mansedumbre
Cu¨¢nto sufrir¨ªa el ganadero, Fernando Cuadri, sentado en el tendido 10, al comprobar, toro a toro, c¨®mo su corrida se precipitaba por las cataratas de la mansedumbre, la falta de casta, la soser¨ªa¡ Si ¨¦l, que es un sabio de la ganader¨ªa, no acierta con la f¨®rmula de la bravura, qu¨¦ se puede esperar del toro de verdad, que acuda con codicia a los capotes, meta los ri?ones en el peto, galope en banderillas y aguante veinte muletazos. Ayer, el fracaso de Cuadri, de ese hombre que con tanto sacrificio y mimo ha entregado su vida a sus toros, es el fracaso de todos, de la fiesta y de los que a¨²n sue?an con el toro ¨ªntegro, aut¨¦ntico, poderoso, desafiante, que provoca admiraci¨®n, emoci¨®n y pasi¨®n.
Fue un espejismo el primero, que meti¨® la cara en el capote de Encabo y acudi¨® con cierta alegr¨ªa al caballo, pero lleg¨® al tercio final sin fuerza en las entra?as. Con andares cansinos se present¨® el segundo, que arre¨® con genio a los banderilleros y acudi¨® a la muleta sin recorrido y la cara por las nubes. Sos¨ªsimo y sin fuelle el tercero; con mucho genio el cuarto, sin clase alguna el quinto y parado el sexto. En fin, una decepci¨®n desesperante porque este hierro a¨²n mantiene la esperanza de que un d¨ªa su ganadero pronuncie la palabra ¡°eureka¡± y todos podamos disfrutar de la bravura.
CUADRI / ENCABO, ROBLE?O, AGUILAR
Toros de Cuadri, muy bien presentados, mansos, descastados y desclasados.
Luis Miguel Encabo: estocada (silencio); estocada que asoma, un descabello ¡ªaviso¡ª y cinco descabellos (pitos).
Fernando Roble?o: estocada ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n); metisaca y estocada baja (silencio).
Alberto Aguilar: tres pinchazos (silencio); pinchazo, media y cuatro descabellos (silencio).
Plaza de las Ventas. 2 de junio. Vig¨¦simo sexta corrida de la feria de San Isidro. Casi tres cuartos de entrada.
De momento, no es posible, Ayer, otra tarde pl¨²mbea, plomiza, pesada y, por encima de todo, desilusionante.
Pero tambi¨¦n estos toros tienen su lidia; sobre todo, cuando sus matadores llegan, como tantos otros, ligeros de equipaje y sin billete de vuelta; cuando de lo que ocurra aqu¨ª depende su vida.
As¨ª, parece tenerlo muy claro Fernando Roble?o, torero valiente y responsabilizado cada tarde con la b¨²squeda de un nuevo contrato. No tuvo toros, pero se empe?¨® en demostrar su gallard¨ªa y arrojo. Se cruz¨® de verdad con su desclasado primero y lleg¨® a robarle dos estimables naturales en el curso de una larga faena a la b¨²squeda fallida de una embestida que fue imposible. Nada le permiti¨® el otro, pero es torero que se crece en el castigo, y cuanta m¨¢s dificultad entra?a el toro, m¨¢s destaca su pundonor.
No fue ese el caso de Encabo, que brill¨®, ciertamente, en las ver¨®nicas de recibo a sus dos toros, y a ambos los coloc¨® con enorme torer¨ªa ante los caballos. Con la muleta en las manos, cambia el panorama. Parece como si el coraz¨®n se le resistiera y le obligara a torear muy despegado, a la defensiva, con exceso de precauciones. El cuarto, que arre¨® en banderillas, y permiti¨® el lucimiento de un pundonoroso ?ngel Otero, era un toro con mucho genio, para jug¨¢rsela, dejarle la muleta en la cara y mandar. Pero Encabo no resisti¨® el combate y permiti¨® que ganara su oponente. No era un toro f¨¢cil, pero, qui¨¦n sabe, llevaba un manojo de contratos en los pitones.
Alberto Aguilar sorprendi¨® con el brindis al p¨²blico del sexto, que ya en banderillas demostr¨® que su intenci¨®n no era colaborar. Como se esperaba, se par¨®, y el torero lo mat¨® muy feamente, ech¨¢ndose fuera en cada envite, algo impropio de torero valiente. Tampoco dijo nada ante el tercero, muy soso, con el que aburri¨® y volvi¨® a fallar con los aceros.
Pero lo peor es que queda el dolor del fracaso; el del Fernando Cuadri, el de todos.
La corrida de hoy
Corrida de Beneficencia. Toros de Victoriano del R¨ªo, para los diestros Juli¨¢n L¨®pez El Juli y Miguel ?ngel Perera, mano a mano.
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