La rebeli¨®n contra las ¨¦lites
Una nueva cosecha de libros de econom¨ªa sit¨²a el debate en la fractura entre los de arriba y?los de abajo. Ya no se trata de izquierda y derecha, sino de desigualdad.
El eje central de todo proyecto pol¨ªtico es ahora su programa econ¨®mico. Las nuevas estrellas del rock son los economistas como Thomas Piketty o Yaris Varoufakis (Econom¨ªa sin corbata). Se citan muy a menudo las reflexiones de Keynes acerca de la permanente influencia de los economistas, aunque sean difuntos, en la pr¨¢ctica de los pol¨ªticos. Mucho menos las de su gran competidor, el liberal Von Hayek (Keynes versus Hayek. El choque que defini¨® la econom¨ªa moderna), que coincid¨ªa en este caso con el economista m¨¢s influyente del siglo XX, cuando escribe: "Los puntos de vista de los intelectuales determinan las pol¨ªticas del ma?ana. (¡) Lo que a un observador de nuestros d¨ªas le parece una disputa surgida de un conflicto de intereses, en realidad se ha decidido mucho antes en una confrontaci¨®n de ideas que ha tenido lugar en c¨ªrculos m¨¢s restringidos".
La pol¨ªtica y la econom¨ªa se hallan m¨¢s ligadas que nunca, en sus dos modalidades, la pol¨ªtica econ¨®mica y la econom¨ªa pol¨ªtica. Hace poco m¨¢s de un siglo, Ortega y Gasset pronunci¨® su c¨¦lebre conferencia sobre vieja y nueva pol¨ªtica en el Teatro de la Comedia de Madrid. All¨ª abord¨® algunos de los temas, de tremenda actualidad una centuria despu¨¦s: la distancia entre la Espa?a oficial y "la Espa?a vital", la necesaria desconfianza ante las soluciones simples a problemas muy complicados, la crisis de las ideas o la misi¨®n pol¨ªtica de los intelectuales.
Los desequilibrios entre capitalismo y democracia y el papel de las instituciones son objeto de la nueva literatura econ¨®mica
En la ¨²ltima generaci¨®n de libros sobre la crisis abundan, sobre todo, cinco grandes asuntos: la fractura que divide a la sociedad entre los de arriba y los de abajo, m¨¢s all¨¢ de la tradicional distinci¨®n ideol¨®gica entre izquierda y derecha, y si ¨¦sta ha devenido en la contradicci¨®n principal de nuestros d¨ªas (El establishment); el papel de las instituciones en el buen funcionamiento econ¨®mico (El Estado emprendedor); la desigualdad como factor determinante ¡ªe irresistible¡ª de una ¨¦poca (La econom¨ªa de las desigualdades); los desequilibrios crecientes en el binomio entre capitalismo y democracia (No tenemos sue?os baratos), y una nueva estructura social en la que las clases medias crecen en una parte del planeta, se proletarizan en otra, todav¨ªa son desconocidas en distintas zonas, y emerge un nuevo grupo muy numeroso: el precariado (La movilidad social en Espa?a).
La gran recesi¨®n ha generado, fuera de todo control, una extraordinaria transferencia de riqueza al?mundo del capital?
La confrontaci¨®n entre ¨¦lites y pueblo, casta y resto de los ciudadanos, ha superado el concepto de "¨¦lites extractivas" que hace apenas dos a?os pusieron en circulaci¨®n los economistas Daron Acemoglu y James Robinson (Por qu¨¦ fracasan los pa¨ªses). Para los te¨®ricos de aqu¨¦lla, toda ¨¦lite es extractiva. Desde hace aproximadamente cuatro d¨¦cadas, desde que la revoluci¨®n conservadora se hizo hegem¨®nica en el mundo, se ha ido desarrollando una "rebeli¨®n de las ¨¦lites", debido a una correlaci¨®n de fuerzas muy favorable a las mismas.
Ha habido una secesi¨®n de los poderosos, que ya no est¨¢n interesados en cumplir el contrato social que fue el pegamento social desde el final de la II Guerra Mundial. A saber: vosotros, los ciudadanos corrientes (l¡¯uomo qualunque), tendr¨¦is empleo, protecci¨®n, bienestar y una escala social ascendente; a cambio, nosotros nos llevamos la tajada m¨¢s grande de la riqueza. Todos saldremos ganando, aunque en distinta medida. Desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y en ausencia de un sistema pol¨ªtico alternativo, esas ¨¦lites han perdido el miedo y ya no necesitan hacer concesiones. El temor se ha trasladado al otro bando. La crisis lo muestra: ni trabajo, ni protecci¨®n social, ni bienestar, y el ¨²nico ascensor es el del cadalso (Louis Malle). Frente a ello ha emergido "la rebeli¨®n contra las ¨¦lites", con la aparici¨®n de partidos (de izquierdas o de derechas) que tratan de sustituir el viejo bipartidismo de la posguerra y, sobre todo, de una nueva teor¨ªa que dice que existe una confluencia entre las ¨¦lites pol¨ªticas y econ¨®micas, con intereses comunes, que da lugar al establishment, ante la que el resto, sea de derechas o de izquierdas, se ha de confrontar.
El 67% de los espa?oles apoyaban el capitalismo antes de la crisis. Hoy, el respaldo a la econom¨ªa de mercado ha ca¨ªdo 22 puntos
Los representantes de este pensamiento arriba-abajo hacen una cr¨ªtica frontal al sistema pol¨ªtico por no inclusivo, a los partidos tradicionales por c¨®mplices, a las pol¨ªticas de austeridad que llegan impuestas desde Europa por empobrecedoras y desiguales, a la falta de democracia del proyecto europeo por las cesiones de soberan¨ªa a entes y personas no representativas, y a la convivencia espuria entre las ¨¦lites pol¨ªticas y las econ¨®micas por no trabajar para el inter¨¦s general, sino para su inter¨¦s particular (La casta). Quienes tienen el poder y la riqueza ¡ªy sus representantes¡ª lo utilizan para reforzar sus posiciones econ¨®micas y pol¨ªticas, pero tambi¨¦n intentan condicionar la forma de pensar, hacer aceptables las diferencias de ingresos y de patrimonios que de otra manera resultar¨ªan odiosas. Es la c¨¦lebre sentencia del multimillonario americano Warren Buffet, que tiene la libertad de no callarse la verdad: "Durante los ¨²ltimos 20 a?os ha habido una guerra de clases, y mi clase ha vencido¡±" (La lucha de clases existe¡ ?y la han ganado los ricos!).
Como consecuencia, esta din¨¢mica ha vuelto a propiciar fuertes tensiones entre la democracia y el capitalismo, que parec¨ªan resueltas dentro de un equilibrio inestable, pero muy cuidado desde hace al menos siete d¨¦cadas. Uno puede interrogarse hoy sobre esta compatibilidad, sin ser considerado subversivo, dados los extraordinarios abusos que se han cometido durante la primera parte del siglo XXI.
El hilo conductor de estos libros es: el principal enemigo del capitalismo son los capitalistas. Por sus abusos e irregularidades
La Gran Recesi¨®n ha generado, fuera de todo control, una extraordinaria transferencia de riqueza y de poder desde el mundo del trabajo al del capital. Los responsables del colapso han logrado alterar la agenda pol¨ªtica: all¨ª donde hab¨ªa irregularidades financieras y responsabilidades bancarias, hoy hay deuda p¨²blica y fuertes recortes del Estado de bienestar; en lugar de discutir medidas para superar la depresi¨®n los Gobiernos, de cualquier signo ideol¨®gico, han competido en el recorte de gastos y servicios p¨²blicos, y en la devaluaci¨®n de salarios. Mediante un asombroso juego de manos han convencido a parte de la opini¨®n p¨²blica de que la verdadera crisis no son los estragos que la quiebra de las leyes del libre mercado y del riesgo moral (las gigantescas ayudas al sistema financiero y a diversos sectores empresariales) han causado en el empleo y en los niveles de vida, sino en el incremento de la deuda p¨²blica en la que han incurrido los Gobiernos para pagar dicha quiebra. Han logrado culpabilizar a los que viven "por encima de sus posibilidades", cuando entre los cap¨ªtulos del balance de lo sucedido se pueden mencionar un poder financiero que tiene m¨¢s influencia que el poder pol¨ªtico, un modelo social herido de gravedad, y Estados sin poder tributario, que es el nervio desde el que act¨²an los representantes pol¨ªticos (C¨®mo hablar de dinero).
Lecturas
El choque de ideas econ¨®micas.?Lawrence H. White. Traducci¨®n de Francisco Beltr¨¢n. Antoni Bosch Editor. Barcelona, 2015. 511 p¨¢ginas. 29,50 euros.
La gran crisis: cambios y consecuencias.? Martin Wolf. Traducci¨®n de Gustavo Teruel. Deusto. Barcelona, 2015. 555 p¨¢ginas. 22,95 euros (digital, 12,99).
El Estado emprendedor.?Mariana Mazzucato. Traducci¨®n de Javier Sanjuli¨¢n y Anna Sol¨¦. RBA. Barcelona, 2014. 385 p¨¢ginas. 21 euros.
Econom¨ªa sin corbata.?Yanis Varoufakis. Traducci¨®n de Mar¨ªa Andri¨¢. Destino. Barcelona, 2015. 194 p¨¢ginas. 14,20 euros (digital, 9,99).
No tenemos sue?os baratos.?Mart¨ªn Alonso. Anthropos Editorial. Barcelona, 2015. 159 p¨¢ginas. 13 euros. 18,90 euros (digital, 9,99).
C¨®mo hablar de dinero.?John Manchester. Traducci¨®n de Daniel Najm¨ªas. Anagrama. Barcelona, 2015. 345 p¨¢ginas. 19,90 euros (digital, 12,99).
El establishment. La casta al desnudo.?Owen Jones. Traducci¨®n de Javier Calvo. Six Barral. Barcelona, 2015. 475 p¨¢ginas. 19,90 euros (digital, 12,99).
Grecia: aspectos pol¨ªticos y jur¨ªdico-econ¨®micos de la crisis.?Irene Mart¨ªn e Ignacio Tirado (directores). Instituto de Estudios Pol¨ªticos y Constitucionales. Madrid, 2014. 299 p¨¢ginas. 25 euros.
La econom¨ªa de las desigualdades.?Thomas Piketty. Traducci¨®n de Mar¨ªa de la Paz Georgiadis. Anagrama. Barcelona, 2015, 182 p¨¢ginas. 16 euros (digital, 7,99).
La desigualdad mata.?G?ran Therborn. Traducci¨®n de Francisco Mu?oz de Bustillo. Alianza Editorial. Madrid, 2015. 216 p¨¢ginas. 18 euros (digital, 14,99).
La extensi¨®n de la desigualdad.?Carles Manera. Editorial Catarata. Madrid, 2015. 205 p¨¢ginas. 17 euros.
Di¨¢logos sobre Europa.?Jorge Arg¨¹ello. Clave Intelectual. Madrid, 2015. 250 p¨¢ginas. 16,15 euros.
Capitalismo y econom¨ªa mundial.?Xabier Arrizabalo Montoro. Instituto Marxista de Econom¨ªa. Madrid, 2014. 720 p¨¢ginas.
Los fondos buitre, capitalismo depredador.?Juan Hern¨¢ndez Vigueras. Clave Intelectual. Madrid, 2015. 300 p¨¢ginas. 18 euros.
Econom¨ªa para el 99% de la poblaci¨®n.?HaJoon Chang. Traducci¨®n de Teresa Arij¨®n. Editorial Debate. Barcelona, 2015. 438 p¨¢ginas. 24,90 euros.
La movilidad social en Espa?a.?Ildefonso Marqu¨¦s Perales. Editorial Catarata. Madrid, 2015. 213 p¨¢ginas. 18 euros.
Bancocracia.?Eric Toussaint. Icaria. Barcelona, 2014. 333 p¨¢ginas. 22 euros.
La lucha de clases existe¡ ?y la han ganado los ricos!?Marco Revelli. Traducci¨®n de Alejandro Pradera. Alianza Editorial. Madrid, 2015. 129 p¨¢ginas. 10 euros. 17,95 euros.
Los ricos vamos ganando.?Ant¨®n Losada. Deusto. Barcelona, 2015. 239 p¨¢ginas.
La casta.?Sergio Rizzo y Gian A. Stella. Traducci¨®n de Mart¨ªn L¨®pez. Capit¨¢n Swing. Madrid, 2015. 311 p¨¢ginas. 24 euros.
Los usurpadores.?Susan George. Traducci¨®n de ?ngello Ponciano. Icaria. Barcelona, 2015. 205 p¨¢ginas. 17 euros.
La brecha.?Matt Taibbi. Traducci¨®n de Emilio Ayll¨®n. Capit¨¢n Swing. Madrid, 2015. 440 p¨¢ginas. 25 euros.
Carta abierta a los gur¨²s de la econom¨ªa que nos toman por imb¨¦ciles.?Bernard Maris. Ariel. Barcelona, 2015. 173 p¨¢ginas. 15 euros.
Peligro de derrumbe.?Pedro Sim¨®n. La Esfera de los Libros. Madrid, 2015. 309 p¨¢ginas.? 19,90 euros.
Keynes versus Hayek.?Nicholas Wapshott. Traducci¨®n de Ana Garc¨ªa Beltr¨¢n. Deusto. Barcelona, 2013, 397 p¨¢ginas.
El largo siglo XX.?Giovanni Arrigi. Traducci¨®n de Carlos Prieto del Campo. Akal. Madrid, 2014, 477 p¨¢ginas.
La econom¨ªa en evoluci¨®n.?Jos¨¦ Manuel Naredo. Siglo XXI de Espa?a, 2015, 783 p¨¢ginas.
En este contexto general, Espa?a es uno de los pa¨ªses del Sur de Europa que m¨¢s han sufrido los avatares de la crisis, (Peligro de derrumbe) y en los que se hace m¨¢s expl¨ªcito ese conflicto latente entre democracia y capitalismo. Seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) en el que se incluyeron preguntas espec¨ªficas sobre estos asuntos (a?o 2012), siete de cada 10 espa?oles estaban poco o nada satisfechos del funcionamiento de la democracia. Seg¨²n el Pew Research Center, antes de la crisis, el capitalismo gozaba de un amplio soporte en nuestro pa¨ªs: el 67% consideraba que el mejor sistema era una econom¨ªa de mercado, un porcentaje m¨¢s alto que el que se registraba en pa¨ªses como Alemania o Francia.
La Gran Recesi¨®n ha supuesto un gran vuelco: en 2014, el respaldo a la econom¨ªa de mercado hab¨ªa ca¨ªdo 22 puntos porcentuales, situ¨¢ndose en el 45%. La comparaci¨®n con 44 pa¨ªses de varios continentes coloca a Espa?a como uno de los m¨¢s anticapitalistas, con un nivel de apoyo s¨®lo por encima de M¨¦xico o Argentina. Se corrobora, en esencia, la secuencia que Joseph Stiglitz, el premio Nobel, ha descrito como caracter¨ªstica de este momento hist¨®rico, compuesto por los a?os de una crisis tan larga y profunda: el sistema econ¨®mico no funciona porque los mercados no son eficientes ni transparentes (el paroxismo de ello es el mercado de trabajo, que expulsa del mismo a millones de personas y no da empleo a los j¨®venes que se incorporan al mismo); a continuaci¨®n, el sistema pol¨ªtico no corrige, como es su funci¨®n, los fallos del mercado y permite que se constituyan sociedades descohesionadas por la pobreza y la exclusi¨®n; como consecuencia de lo anterior, el capitalismo (el sistema econ¨®mico) y la democracia (el sistema pol¨ªtico) sufren un enorme descr¨¦dito por parte de la ciudadan¨ªa, lo que nos recuerda otros momentos tristes de la historia (Informe sobre la democracia en Espa?a. Fundaci¨®n Alternativas).
El presidente del Gobierno espa?ol, Mariano Rajoy, en una de sus escasas intervenciones ideol¨®gicas, dijo: "No podemos volver a las ideas que fueron liquidadas cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn". Pero cuando estalla la Gran Recesi¨®n, los que gobernaban no eran ep¨ªgonos de lo que encarn¨® aquel Muro, sino los representantes del liberalismo y del conservadurismo: los Bush, Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Dur?o Barroso (la excepci¨®n fue Rodr¨ªguez Zapatero), o asimilados (Blair). Al frente de los principales bancos centrales, que tanta importancia han tenido, estaban el republicano Bernanke o el custodio de la ortodoxia, Jean-Claude Trichet¡
Apenas dos d¨¦cadas despu¨¦s del big?bang que supuso el fin del socialismo real tuvo lugar una r¨¦plica en forma de una crisis econ¨®mica mayor del sistema, y que manifiesta continuidades con los rescoldos de aquello. Poco antes de morir, el historiador Eric Hobsbawm declar¨®: "El colapso de 2008 es una suerte de equivalente de derechas de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, cuyas consecuencias han llevado al mundo a volver a descubrir que el capitalismo no es la soluci¨®n, sino el problema". Hay analistas (Giovanni Arrighi) que cuestionan que el XX haya sido el siglo corto de Hobsbawm, sino m¨¢s bien un siglo largo que en la segunda d¨¦cada de la siguiente centuria todav¨ªa no ha terminado, y en cuyo interior se conjugaron las cuatro crisis mayores del capitalismo: las dos guerras mundiales, la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta, y la Gran Recesi¨®n (El largo siglo XX).
Si hubiera que encontrar un hilo conductor de todos estos libros, mucho m¨¢s heterodoxos en general que los que se publicaron hace m¨¢s o menos un lustro con los primeros s¨ªntomas de lo que estaba ocurriendo, ¨¦ste ser¨ªa el siguiente: el principal enemigo del capitalismo, los principales proveedores de hechos e ideas para desequilibrar su coexistencia con la democracia, son los propios capitalistas. Por sus abusos e irregularidades. No los partidos de izquierdas, las nuevas formaciones emergentes arriba-abajo, los sindicatos o los herederos de Mayo del 68. En el extremo, la ira y la indignaci¨®n de la poblaci¨®n es monocausal: una forma de progreso econ¨®mico que, orientada a la creaci¨®n de riqueza privada, es indiferente a la idea de bienestar colectivo, justicia social y protecci¨®n ambiental.
Los indignados del siglo XXI apenas mencionan la revoluci¨®n bolchevique ni los soviets, sino "retomar el hilo roto de 1789" (libertad, igualdad, fraternidad), lo que significa una democracia librada del poder del dinero. Como dice uno de los autores de estos ensayos, no reivindican al viejo Sartre, sino al rejuvenecido Camus, en la l¨ªnea editorial de Combat, el peri¨®dico que dirigi¨® contra los nazis: "De la resistencia a la revoluci¨®n".
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