Los lectores quieren que las librer¨ªas recojan el esp¨ªritu de una biblioteca
El Laboratorio del Libro presenta un estudio con clientes asiduos de estos espacios
En medio de los SOS de la crisis del libro y las librer¨ªas nadie ha preguntado nada a los lectores y fieles compradores de libros. Hasta ahora. Y han hablado: ellos ven que el futuro pr¨®ximo de las librer¨ªas se remonta a hace 22 siglos. Al esp¨ªritu y lo que representa una de las primeras bibliotecas m¨ªticas de la humanidad: la de Alejandr¨ªa. Ella, como s¨ªmbolo, y las siguientes, son el precedente de los establecimientos donde se venden libros. Los lectores espa?oles del siglo XXI lo que quieren sobre todo son librer¨ªas que sean como bibliotecas para conjurar as¨ª la crisis del sector que habr¨ªa derivado, adem¨¢s, en un problema de identidad de estos espacios culturales en su carrera por reinventarse para seducir al lector y no morir. Cada d¨ªa se cierren 2.5 librer¨ªas. Sobreviven 3.650.
Esa vuelta al origen es la principal conclusi¨®n dada por 619 clientes habituales de librer¨ªas madrile?as y del resto de Espa?a. Lo han expresado en una encuesta del Laboratorio del Libro, con el respaldo de la Confederaci¨®n Espa?ola de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), el Gremio de Libreros de Madrid y de la Comunidad, con la colaboraci¨®n de expertos del CSIC. El resultado revela que el 72% de esos compradores va por lo menos una vez al mes a la librer¨ªa, el consumo medio general es de 50 euros mensuales, todos reclaman libros con una amplia oferta donde no falte el fondo editorial, antes que cualquier otra cosa, incluso el 25% demanda ebooks, es decir: m¨¢s libros. Se desmitifica la creencia de que la superviviencia de estos espacios estar¨ªa ligada a su oferta de otro tipo de servicios. El estudio ha sido presentado hoy en la Feria del Libro de Madrid.
El 72% de esos compradores va por lo menos una vez al mes a la librer¨ªa, el consumo medio general es de 50 euros mensuales, todos reclaman libros antes que cualquier otra cosa y el 25% demanda ebooks, es decir: m¨¢s libros
Estos lectores cualificados han hablado ahora, justo despu¨¦s de que el gremio editorial, en febrero, y el de libreros, en marzo, lanzaran sendas se?ales de alarma al exponer sus dram¨¢ticos escenarios con cifras que ponen en peligro el ecosistema del libro. En Espa?a quedan 3.650 librer¨ªas independientes y tradicionales de las 5.887 que hab¨ªa hace cinco a?os, y solo est¨¢n en 807 municipios, de los 8.121 existentes. Nutren a un pa¨ªs donde solo el 30% de las personas dice leer de manera habitual, mientras el 55% no lee nunca o solo a veces.
Esos 619 clientes-lectores asiduos de librer¨ªas han contestado qu¨¦ es lo que esperan y qu¨¦ es lo que buscan de esos espacios culturales. Y lo que esperan, buscan y desean son librer¨ªas por donde puedan pasear, estirar el brazo y coger un libro, tocarlo, ojearlo y hojearlo, leer un poco, pasar unas p¨¢ginas, volver a ponerlo en su sitio o comprarlo. Caminar por sus pasillos. Detenerse, mirar. A lo mejor, sentarse por ah¨ª. Quieren librer¨ªas con obras nuevas y con muchas obras de fondo ordenadas de manera coherente, puestas en estanter¨ªas que les permitan descubrir autores y temas, con libreros y vendedores que conozcan ese mundo. Quieren un lugar bonito y placentero en compa?¨ªa de libros.
¡°Lo que la gente demanda es amplitud y profundidad en el stock: librer¨ªas que se diferencien por su producto m¨¢s que por el servicio ofrecido por el establecimiento¡±, destaca el informe. Entre los cinco aspectos m¨¢s valorados est¨¢n: que haya libros de fondo, que la orden de las obras sea coherente, que la librer¨ªa est¨¦ especializada, que haya literatura en otros idiomas y haya un especial cuidado en su presentaci¨®n est¨¦tica.
Si bien es cierto que los compradores de libros disminuyen, ¡°est¨¢n m¨¢s involucrados en la compra y con m¨¢s necesidades¡±, asegura Enrique Pascual Pons, de la Librer¨ªa Marcial Pons, que ha participado en el estudio.
Aunque el resultado es con compradores de libros fidelizados, ellos son los que sostienen buena parte del negocio de las librer¨ªas. Alberto Vicente, presidente del Laboratorio del Libro; Jos¨¦ Manuel Anta, de Fande; y Elea Gim¨¦nez, del CSIC, coinciden en que no se trata de dejar de explorar nuevas formas para atraer lectores pero sin perder de vista, ni ir a decepcioanr al cliente fijo.
Parece una obviedad, pero la llegada del siglo XXI con sus jubilaciones de modelos de negocio y cambios de h¨¢bitos de consumo imparables ha generado una crisis de identidad en muchos ¨¢mbitos, entre ellos el librero. El instinto de superviviencia y adaptaci¨®n ha hecho que estos establecimientos busquen reinventarse con mil formas, pero, al final, lo que los lectores quieren es que no vayan tanto al ritmo de las modas, ni se dejen mecer por vaivenes editoriales. Una carrera que por seducir al lector las ha desdibujado y ha puesto en riesgo su personalidad por no estudiar ni tener en cuenta el p¨²blico real al que va dirigido. Los lectores quieren comprar libros en espacios con personalidad que evoquen su origen: una biblioteca.
En ese volver al origen de las librer¨ªas, resuenan las palabras de Alberto Manguel: ¡°La lectura comienza con los ojos¡±. Con la puesta en escena de los libros y del libro elegido. Si desde hace 22 siglos la llama de seducci¨®n de la biblioteca de Alejandr¨ªa sigue viva en la humanidad, hace 10 siglos se data el comienzo de la comercializaci¨®n de libros, dice Manguel en su cl¨¢sico Una historia de la lectura.
A veces el origen tiene la respuesta. Y entre crisis econ¨®micas y de identidad, lo que los lectores no quieren es que el t¨ªtulo metalibresco con que se cuente hoy la historia de estos espacios culturales sea, a lo Dylan Thomas, Retrato de la librer¨ªa adolescente, ni a lo Robert Musil, Tribulaciones del joven librero. Solo sue?an el sue?o de Borges, La Biblioteca-librer¨ªa de Babel.
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