M¨²sica de bolero
'Contigo en la distancia', la novela de Carla Guelfenbein, ganadora del Premio Alfaguara, se sustenta en tres voces narrativas y apuesta por un sentimentalismo burgu¨¦s
A la novela Contigo en la distancia, de Carla Guelfenbein (Santiago de Chile, 1959), se le concedi¨® el XVIII Premio Alfaguara, lo que no es poca cosa si se repara en la cuant¨ªa econ¨®mica, y en la inicial vocaci¨®n del premio de contribuir a unificar escritores y lectores de habla espa?ola, de uno y otro lado del Atl¨¢ntico. La dotaci¨®n econ¨®mica se ha mantenido firme en estos a?os, pero no la vocaci¨®n, que pronto deriv¨® a la rentabilidad comercial en detrimento de la competencia literaria. No cabe atribuir igual rendici¨®n a todos los t¨ªtulos, pero el rango general de las obras premiadas no s¨®lo no simpatiza con la apuesta literaria, sino que incluso la neutraliza. De ah¨ª que, siguiendo la tendencia, esta novela se acredite en las aguas mansas en que navega la ficci¨®n m¨¢s servicial, nada proclive a ofender el esp¨ªritu del comercio. El t¨ªtulo de bolero y la glamurosa portada de mujer en escorzo son ya signos reveladores de lo que cabe adivinar en sus p¨¢ginas.
Lo primero a lamentar de Contigo en la distancia es la r¨¦mora de su extensi¨®n. La novela se va ensanchando con una postergaci¨®n tan parsimoniosa que desactiva el presumible suspense desnutri¨¦ndola de tensi¨®n narrativa. Disminuci¨®n que se corresponde con el medroso y l¨ªrico tratamiento que recibe el amor y la sexualidad, siempre al paso de un sentimentalismo muy burgu¨¦s. Posponiendo el desenlace m¨¢s o menos inesperado que cierra la novela (asunto que no podemos declarar), la narraci¨®n viene cargada de un misterio que lo es por velar informaci¨®n, no por ninguna singularidad. Pero aqu¨ª no se habla de otra cosa. Vera Sigall, una prestigiosa escritora, muy admirada, poseedora de un talento que no se subyuga a la fama, queda en estado de coma al caer por las escaleras de su casa, de un modo que se sospecha que tal vez no fue un accidente; el joven Daniel, su vecino y confidente, que vive un matrimonio aletargado, la custodia con frecuencia en el hospital; poco despu¨¦s la visita an¨®nimamente Emilia, que prepara un trabajo sobre la obra de Sigall estimulada por Horacio Infante, eminente poeta y antiguo amante de la escritora al que ella favoreci¨®, generosamente, mejorando los poemas que le dieron una perdurable notoriedad. La novela se abre en tres frentes narrativos, primero con la visi¨®n alternada de Daniel y Emilia, dos desconocidos ligados por el silencio de Vera Sigall, y luego por la aportaci¨®n de Horacio, que recupera un tiempo pret¨¦rito que los j¨®venes no pudieron conocer. La novela avanza as¨ª, intercambiando las voces y tejiendo una trama sinuosa que acabar¨¢ por unir sus vidas en un intrincado argumento melodram¨¢tico que hubiera ganado en energ¨ªa de haberse reducido a un tercio de su extensi¨®n. La t¨¦cnica de que se sirve Guelfenbein no es la minuciosidad, sino la demora y el ornamento descriptivo. No hay pausa en alg¨²n di¨¢logo o actividad de un personaje (que puede ser simplemente cambiar de habitaci¨®n) que no venga decorada por la impresi¨®n que suscita un objeto visto de soslayo o una menci¨®n a la calidad de la luz que entra por la ventana. La raz¨®n de esta recreaci¨®n espacial hay que buscarla en la intenci¨®n manierista de dotar de sensibilidad a la voz narrativa, a la que hay que suponer muy perceptiva para el clima o sobradamente dotada de una f¨¦rtil memoria fotogr¨¢fica, pero con escasa propiedad, sin embargo, para distinguir lo relevante de lo superfluo.
Con este acatamiento a la bonitura de la expresi¨®n, a la que la autora se aplica con denuedo, el n¨²cleo narrativo, representado en la genialidad de la agonizante Vera Sigall, delata el fundamento de una elecci¨®n proveedora de un emotivo desconsuelo con el que apelar al coraz¨®n del lector. Y, no obstante, es m¨¢s bien exiguo lo que sus admiradores, cada uno desde su perspectiva, consiguen transmitir de su genio, a excepci¨®n de su buena influencia y la fascinaci¨®n m¨¢s bien anonadada de lo que no se termina de entender. De manera que, alrededor de ese hecho luctuoso, las tres voces merodean busc¨¢ndose en una convergencia que redimir¨¢ a Daniel de su matrimonio y a Emilia del desasosiego familiar, y Horacio aplacar¨¢ su remordimiento de ser un excelente poeta por delegaci¨®n al confesar un secreto guardado muchos a?os que concilia el emergente amor de Daniel y Emilia, y as¨ª la agon¨ªa de la escritora se propone tambi¨¦n como una forma, triste pero dadivosa, de ofrenda al amor y el orden. O sea que Contigo en la distancia es una novela muy apropiada para calmar la oscuridad del alma y entibiar dulcemente el coraz¨®n con m¨²sica de bolero.
Contigo en la distancia. Carla Guelfenbein. Alfaguara. Madrid, 2015. 360 p¨¢ginas. 18,90 euros.
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