?Hay algo nuevo en la poes¨ªa en espa?ol?
La poes¨ªa en espa?ol es siempre otra. Hace anacr¨®nico cualquier mapa de su actualidad fervorosa. Ampl¨ªa el presente, excede fronteras
La poes¨ªa se lee con el o¨ªdo
Por Ajo
Soy de esas personas que le pone voz a los libros de poes¨ªa, leo voces que me invento para cada uno. Lo mismo que hace mi amiga Ruth Toledano con todos los animales que se encuentra, siempre sabe c¨®mo hablar¨ªan de ser humanos. Pues yo id¨¦ntico, pongo mis voces a los poetas cuya voz nunca he escuchado como tambi¨¦n leo a Pizarnik o Plath o al mism¨ªsimo Lizano con la suya propia y he respirado donde ellos respiraban. As¨ª somos las personas curvas, tan de su agrado. Un buen d¨ªa embadurn¨¦ de golpe el mapa de mis d¨ªas grises salpic¨¢ndole tinta de un frasquito y quise saber a qu¨¦ sab¨ªa Mayakovski en ruso, ver c¨®mo eran esos p¨®mulos oblicuos del oc¨¦ano y reconocer un nocturno en cada ca?er¨ªa. A fin de cuentas eso es la poes¨ªa. Escuchar en cada escama de pescado en lata la invitaci¨®n de nuevos labios. Y esas voces y esos labios me invitaron a inventarme, junto con Eduard Escoffet, Yuxtaposiciones, el festival internacional de poes¨ªa y polipoes¨ªa que acogi¨® La Casa Encendida durante 10 a?os y por el que han transitado todo tipo de poetas de todos los colores. Y por supuesto invitamos a Valeri Scherstjanoi para escuchar a Mayakovski en ruso. Tambi¨¦n hubo quien nos agradeci¨® por considerarle poeta, como es el caso de la grand¨ªsima Joan La Barbara y su voz prodigiosa.
Durante los primeros tiempos tuvimos muchos problemas con la comunicaci¨®n de un festival de estas caracter¨ªsticas polipo¨¦ticas porque no se sab¨ªa qu¨¦ era la polipoes¨ªa: no les parec¨ªa literatura exactamente, tampoco era m¨²sica del todo, ni teatro tampoco, ni performance siquiera, que ya era un t¨¦rmino asumido con cierta naturalidad. Eran aquellos tiempos en los que mencionabas la palabra poes¨ªa y la gente sal¨ªa huyendo como si les hubieras invitado a un recital de f¨ªsica cu¨¢ntica de Rajoy, por poner un ejemplo aburrid¨ªsimo. Bueno, pues, de aquellos tiempos a estos d¨ªas, la palabra poes¨ªa ha salido mucho de los libros para aderezarse con todos los prefijos y sufijos que se ha encontrado en el camino y ha coqueteado con las otras artes y estilos, de manera que en este momento podemos hablar de gran variedad de g¨¦neros po¨¦ticos: spoken word, poes¨ªa sonora, micropoes¨ªa, poes¨ªa visual, slam, poes¨ªa culinaria, perfopoes¨ªa, videopoes¨ªa, poes¨ªa experimental¡
Los versos salen de los libros y se convierten en polipoes¨ªa, algo que ya no es solo literatura, m¨²sica o teatro
Y las cosas han cambiado mucho por la iniciativa y el empe?o personal de algunas editoriales independientes, como es el caso de Arrebato Libros, que adem¨¢s de editar unos libros preciosos organiza un festival, Poetas ¡Á km2, que es un intercambio con poetas latinoamericanos, lo que nos ha permitido a muchos recitar en lugares como Managua, S?o Paulo, Rep¨²blica Dominicana, Nueva York, M¨¦xico, Montevideo¡ Lo que no puedo olvidar es cuando en 2003 buscando la palabra micropoema Google me corrigi¨® sin pudor: ¡°Usted quiz¨¢ quiso decir micropene¡±. Y cuando busqu¨¦ micropoetisa me remiti¨® a ¡°microporosa¡±. Me propuse cambiar la tendencia y hoy en d¨ªa es al rev¨¦s, o he tenido mucha suerte o es que a nadie le interesan ya los micropenes ni las microporosas. Desconozco si acabar¨¢n con los libros, lo que s¨ª s¨¦ es que no hay quien acabe con los poetas.
Ajo es micropoetisa.
Destiempos de penuria
Por Julio Ortega
La poes¨ªa en espa?ol es siempre otra. Hace anacr¨®nico cualquier mapa de su actualidad fervorosa. Ampl¨ªa el presente, excede fronteras y postula otro orden del mundo en su sintaxis. Por eso, las antolog¨ªas no disputan la memoria sino la fugacidad. Las mejores son m¨¢s fieles al instante. 30.30, Poes¨ªa argentina del siglo XXI (Rosario, 2013) incluye 30 poetas de entre 21 y 30 a?os, que tributan lo m¨¢s actual. No buscan la memoria, buscan la duraci¨®n del habla, su tiempo vivo. Confirman la fugacidad mutua, esa cortes¨ªa del di¨¢logo. Con raz¨®n, Rub¨¦n Dar¨ªo dec¨ªa que los malos poemas ¡°no acaban nunca¡±. En la selva impresa, los buenos poemas arden a gusto. Lo ha dicho bien la mexicana Roc¨ªo Cer¨®n (1972): ¡°Debajo de la lengua hay un presidio¡±. Para remontar la actual conversi¨®n de la vida cotidiana en mercado tenemos las armas y las letras del poema. Responde el cubano ?scar Cruz (1979): ¡°Oh Dios / a-di¨®s¡ / y debajo de la tierra t¨² / y debajo de la tierra yo¡±. Y Francisco Ruiz Udiel (Nicaragua, 1977-2010), antes de suicidarse, escribi¨®: ¡°Dos monedas en la mano / y un diccionario griego¡± (¡®Equipaje para bajar al infierno¡¯). No en vano hay una vuelta a Vallejo, en pos del griego mundano de la po¨¦tica. Tamara Kamenszain escribe: ¡°Me demoro en el verso de Vallejo¡±, que su madre, ya casi sin memoria, completa: ¡°Entre puntos suspensivos: yo no s¨¦¡±. El peruano Miguel Cabrera, desde la f¨¢brica social madrile?a, nos dice: ¡°Has tenido que ganarte la vida¡±, pero otro desenlace te aguarda: ¡°Ganarte tambi¨¦n la muerte¡±. El alt¨ªsimo costo social en Am¨¦rica Latina (nunca hubo mejor econom¨ªa y nunca la gente fue m¨¢s infeliz) es documentado por la poes¨ªa. Enrique Winter (Chile, 1982) lo dice: ¡°Mi padre nunca fue due?o de nada / y el agua que pon¨ªa en la maleta / la sacaba de un lago / que no aparece ya en el mapa¡±. En Puerto Rico, Marta Garc¨ªa Nieves se siente ¡°como una indigente / de la realidad¡±.
Nunca fue mejor la econom¨ªa en Latinoam¨¦rica y nunca la gente fue m¨¢s infeliz. La poes¨ªa lo cuenta
Joan Margarit es uno de los grandes poetas espa?oles actuales, en catal¨¢n como en castellano. En Amar es d¨®nde (2015) traduce sus poemas de aquella a esta lengua, como quien los confirma en el espejo del di¨¢logo: ¡°Salvar la lengua me ha dejado / a merced de una gente que es la m¨ªa¡±. Esa experiencia suya es de todo hispanohablante, gracias al fuego hospitalario del poema. ¡°?Qui¨¦n no es poeta?¡±, pregunta Julia Castillo en su alabanza del camino como mapa ¨ªntimo del saber del lenguaje (Febrero). Lecci¨®n de cosas y meditaci¨®n celebratoria: ¡°Un tiempo queda a¨²n / y el agua lavar¨¢ estos nombres¡±, anuncia Esperanza L¨®pez Parada (La rama rota). A ¡°una rosa sin espinas¡± dedica Vicente Luis Mora su contracanto de la pareja (Construcci¨®n). Susanna Rafart, con agudeza, pregunta por ¡°la oscura rosa fon¨¦tica¡± de la p¨¢gina en blanco (Baies). Olvido Garc¨ªa Vald¨¦s y Miguel Casado, en el poema como en la cr¨ªtica representan la integridad de la poes¨ªa como el lugar donde el lenguaje sigue siendo, contra todas las sinrazones, verdadero y nuestro. Ellos y quienes los prosiguen, como Ana Gorr¨ªa, J. L. G¨®mez Tor¨¦, Carlos Fern¨¢ndez L¨®pez, son poetas de pleno registro atl¨¢ntico. Tiempo de penuria, destiempos del poema.
Julio Ortega es profesor en la Universidad de Brown y autor de C¨¦sar Vallejo. La escritura del devenir (Taurus).
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