Las almas desbocadas

¡°Para emprender una nueva l¨ªnea de conducta, siempre es necesario vencer una inercia; y eso no solo se observa en las personas, sino tambi¨¦n en los acontecimientos, que parece como si se coligaran para rechazar toda innovaci¨®n en sentido de mejora¡±, escribi¨® Thomas Hardy en Lejos del mundanal ruido.La doble teor¨ªa sobre el ser y el cambiar, sobre lo que hay y lo que vendr¨¢, desde nosotros y desde el azar, la concibi¨® Hardy en 1874, pero quiz¨¢ siga vigente. En la vida, en su novela y en la magn¨ªfica versi¨®n cinematogr¨¢fica que ha compuesto Thomas Vinterberg, donde los personajes est¨¢n abrochados por la independencia y la dignidad, la personalidad y el razonamiento, y sin embargo siempre hay un momento en que se mueven a golpe de impulso irracional, sobre todo en el amor. Pero, ?qu¨¦ son el amor y el deseo, sino algo irracional que vence una inercia?

Hardy concibi¨® una de las primeras novelas feministas de la historia, antes de que el concepto llegara a la sociedad para instalarse. John Schlesinger y Frederic Raphael, director y guionista del primer gran acercamiento cinematogr¨¢fico, lo supieron ver en su versi¨®n de 1967. Y David Nicholls y Vinterberg, en la presente, lo han matizado. La hero¨ªna Bathseba Everdene, con el soberbio trabajo de Carey Mulligan detr¨¢s, resulta a¨²n m¨¢s refinada e independiente, sin los visos de vanidad y capricho, tambi¨¦n de fuerza, de la Julie Christie de Schlesinger. Al tiempo, el segundo y tercer v¨¦rtices de este cuadrangular amoroso, el pastor que interpreta el belga Mathias Schoenaerts y el rico hacendado que gu¨ªa Michael Sheen, resultan tambi¨¦n m¨¢s dignos, lo que quiz¨¢ convierta a esta adaptaci¨®n en m¨¢s confortable y a la de los sesenta en m¨¢s molesta en la imperfecci¨®n de sus criaturas, aunque ambas igual de emocionantes.

Bell¨ªsima en sus maneras cl¨¢sicas, y casi 45 minutos m¨¢s corta, con una poda sobre todo en la parte final que no enturbia el conjunto, esta Lejos del mundanal ruido agolpa de tal modo los acontecimientos, su desasosiego y su esplendor, que el ¨²nico problema, bendito problema, podr¨ªa ser que hay demasiadas escenas clim¨¢ticas. Posesi¨®n y virtud; impulso y desaz¨®n; dolor, amor y hasta un punto de necrofilia, se agolpan en un placer para almas desbocadas.