?Ay, la audiencia!
No sab¨ªa de la preocupaci¨®n de la reflexiva, plural, librepensadora, amena y trascendente televisi¨®n estatal por algo tan fr¨ªvolo como las audiencias
No sab¨ªa de la preocupaci¨®n de la reflexiva, plural, librepensadora, amena y trascendente televisi¨®n estatal por algo tan fr¨ªvolo como las audiencias. Hasta los que no poseen m¨¢s de dos neuronas entienden que las empresas privadas se crean ante todo para que los due?os y los accionistas obtengan pudientes resultados econ¨®micos, pero esa meta tan prosaica no deber¨ªa inquietar al ancestral fondo perdido que el Estado otorga a sus exquisitas televisiones con el prop¨®sito de hacer m¨¢s felices a los ciudadanos. Y si de paso ayudan un poquito o un muchito a ganar elecciones, tampoco viene mal. Pero hasta para eso se necesitan profesionales, no oficinistas especializados en el servilismo y el baboseo a los que manden y sin peligro de integrar el paro.
Por ello, me sorprende que al docto y suave Buruaga, mod¨¦lico y nada tendencioso escudero en TVE de aquel aznarismo que hizo tan pr¨®spero y dichoso a este pa¨ªs y de la impagable, castiza y honesta Esperanza Aguirre en la imparcial Telemadrid, la pragm¨¢tica y desde?osa televisi¨®n de todos los espa?oles, haya clausurado su programa despu¨¦s de tres entregas, sin dar tiempo a su magnetismo y a su capacidad comunicativa para crear adicci¨®n masiva, despreciando en nombre de la m¨ªsera audiencia un proyecto que seg¨²n el l¨ªrico y humanista Buruaga solo aspiraba a algo tan conmovedor como ¡°estar pegados a la calle, a la normalidad, a la gente¡±.
Y es admirable la perspicacia y el sentido de la oportunidad de Atresmedia y Mediaset, proveedores de un ocio tan sano a su identificable clientela en Antena 3 y Telecinco, d¨¢ndole abusivo protagonismo en sus hermanas peque?as La Sexta y Cuatro a los b¨¢rbaros que quieren acabar con el bien com¨²n a trav¨¦s de peligrosas elecciones. Y encima los subversivos disfrutan de notable clientela. O sea, aumentan el share,son negocio. Qu¨¦ listo el empresariado.
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