Teleafon¨ªa, nadie habla por el m¨®vil
¡®Mant¨¦ngase a la espera¡¯ es una divertida s¨¢tira de la atenci¨®n al cliente que prestan las compa?¨ªas telef¨®nicas, disfrazada de comedia de amor
?l es supersticioso, mani¨¢tico y dubitativo: todas las noches se levanta a comprobar si el gas est¨¢ apagado; ella, decidida y resolutiva: no le da importancia a nada. Tienen los roles de g¨¦nero cambiados. Antonio y Elena nos cuentan como se conocieron, se enamoraron, decidieron convivir, se casaron por lo civil en Alcorc¨®n y pasaron su luna de miel en Teruel: son narradores e int¨¦rpretes de su propio relato en un espect¨¢culo humor¨ªstico ligero pero punzante, llevado con un ritmo percutido, sin tregua, por Alfonso Mendiguch¨ªa, su autor, director y coint¨¦rprete. Mant¨¦ngase a la espera aparenta ser una comedia de amor ir¨®nica hasta que, a la vuelta de un h¨¢bil giro dram¨¢tico, mediada la funci¨®n, se nos desvela lo que est¨¢ sucediendo realmente y en medio de lo que parec¨ªa traves¨ªa amable por un mar de afectos y de sentimientos encontrados nos topamos, iceberg repentino, con el verdadero asunto de la pieza: el deslinde entre la venta hecha con lealtad al cliente minorista y la cerrada con marruller¨ªas, al borde mismo del fraude, por las compa?¨ªas de telefon¨ªa; la dificultad para darse de baja una vez contratados sus servicios y el desamparo del consumidor ante la superioridad num¨¦rica, el entrenamiento t¨¢ctico y la dimensi¨®n cicl¨®pea de la parte contratada.
Mant¨¦ngase a la espera
Autor y director: Alfonso Mendiguchia. Int¨¦rpretes: Patricia Estremera, Jorge Gonzalo, A. Mendiguch¨ªa. Madrid. Teatro Lara, todos los martes.
Inspir¨¢ndose en su experiencia propia como usuario, al que una de las compa?¨ªas tard¨® un a?o en dar de baja, Mendiguch¨ªa hace una caricatura certera de su funcionamiento y de las t¨¢cticas que emplean los operadores de las contratas del servicio de atenci¨®n telef¨®nica, con tal de no perder un cliente. Patricia Estremera, Jorge Gonzalo y el mismo autor (cr¨ªtico teatral durante muchos a?os en La Gaceta de Salamanca) hacen una interpretaci¨®n deliciosa, picada, trepidante e infatigable de la pareja protagonista y de una pl¨¦yade de personajes que aparecen como por ensalmo para brillar por un instante antes de volver al magma del que surgieron: el p¨²blico reconoce la parodia y se divierte de lo lindo tanto con los tiros en la diana como con el fuego de artificio. Los breves intermedios cantables est¨¢n bien dosificados y lo que de costumbrismo pueda haber en la escritura queda corregido por la velocidad cuasi de videoclip, a lo Gustavo Ott, que su autor director imprime al espect¨¢culo.
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