Tierra, renuncia a la gravedad
En el poemario 'El hundimiento' y en el inclasificable 'Setecientos millones de rinocerontes', Manuel Vilas combina una voz crepuscular con un apabullante zapping posmoderno

Manuel Vilas (Barbastro, 1962) toma dos decisiones que hacen de El hundimiento un libro distinto, pero fiel a sus preocupaciones habituales. En primer lugar, Vilas despide a Vilas, esa suerte de "hom¨®nimo heter¨®nimo" cuya omnipresencia hab¨ªa generado una mec¨¢nica algo reiterativa en Gran Vilas. En segundo lugar, opta por una tonalidad crepuscular, lejos de la explosi¨®n celebratoria y de su onda expansiva. Aunque el t¨¦rmino medio no sea la principal virtud del autor, los ocasionales excesos se redimen aqu¨ª gracias a una po¨¦tica de la derrota troquelada sobre "el vac¨ªo general de todas las cosas".
En la batidora de Vilas hay lazos familiares y pasiones desatadas, distop¨ªas futuristas y recuentos hist¨®ricos, pueblos de Espa?a y capitales del mundo
Bajo la divisa de Scott Fitzgerald ("Vivir consiste en hundirse poco a poco"), El hundimiento entrega una amarga cr¨®nica versicular sin brizna de melancol¨ªa ni asomo de autocompasi¨®n. As¨ª se aprecia en dos poemas especu?lares: 'El inmaculado', una evocaci¨®n del h¨¦roe an¨®nimo que salv¨® al sujeto de ahogarse en la infancia, y 'Los nadadores nocturnos', un himno dedicado a los "samur¨¢is hundidos" que combaten con sus brazadas la intemperie del mundo. Por lo dem¨¢s, en estas p¨¢ginas reaparece al completo el parque tem¨¢tico de Vilas: la memoria como desguace privado y vertedero p¨²blico; los fotogramas de la Espa?a negra con Bu?uel, Goya y Cervantes como sant¨ªsima trinidad; los encuentros en hoteles de una noche, las melopeas a base de ¡°red, red wine¡±, la aleaci¨®n entre el sexo y la muerte, y las andanadas que cuestionan el legado de la Transici¨®n e indagan en las acequias del capital. Entre los restos del naufragio destacan los r¨¦quiems por quienes encarnan un "elegante y envidiable fracaso" (Cernuda, Elvis, Lou Reed) y la poderosa eleg¨ªa a la madre, alzada sobre la incandescencia del fuego final. Quiz¨¢ El hundimiento no sea el libro m¨¢s equilibrado del autor ¡ªese privilegio le corresponde a Calor¡ª?, pero nos devuelve la mejor versi¨®n de uno de los nombres esenciales para entender la poes¨ªa espa?ola en lo que va de siglo.
En un poema, V¨ªctor Botas comparaba el paso del tiempo con los estragos causados por "un rinoceronte enloquecido". No uno, sino 700 millones son los que Vilas convoca en su ¨²ltima instalaci¨®n narrativa: un libro inclasificable, como todos los suyos, a medio camino entre la colecci¨®n de relatos y el "manual paliativo" para enfermos de vitalismo cr¨®nico: "Yo llamo trastorno del rinoceronte al hecho en s¨ª de existir, de vivir, de pasar por este mundo". Si bien la sucesi¨®n de gags y el desfile de nombres propios de arc¨¢ngeles del rock, dictadores crueles, literatos redivivos, provocan el efecto de un apabullante zapping posmoderno, no puede neg¨¢rsele al autor la capacidad de construir un universo original y reconocible.
En la batidora de Vilas hay lazos familiares y pasiones desatadas, distop¨ªas futuristas y recuentos hist¨®ricos, pueblos de Espa?a y capitales del mundo. Aunque ning¨²n animal haya resultado herido durante la redacci¨®n de este volumen, el lector no saldr¨¢ indemne de una experiencia delirante y gozosa: algo as¨ª como toparse con una manada de 700 millones de rinocerontes en la antesala que separa a los vivos de los muertos.
El hundimiento. Manuel Vilas. Madrid. Visor, 2015. 149 p¨¢ginas. 10 euros
Setecientos millones de rinocerontes. Manuel Vilas. Madrid. Alfaguara, 2015. 262 p¨¢ginas. 17.90 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.