La SGAE aprueba sus cuentas y aparta las peleas internas
La Asamblea General vota a favor de los documentos financieros para 2013 y 2014
La SGAE ha vivido hoy, por fin, un d¨ªa de normalidad. Los socios, reunidos en la Asamblea General, han aprobado las cuentas para 2013 y 2014, lo que permite a la entidad superar un escollo muy temido y encarar con algo m¨¢s de tranquilidad su complejo futuro. En ambas votaciones, los s¨ª fueron respectivamente 15.253 y 15.593, mientras que los no se quedaron en 6.718 y 6.477, lo que da fe de la amplia mayor¨ªa que ha apoyado los documentos financieros.
La votaci¨®n despertaba cierta ansiedad. Hace justo un a?o, la anterior Asamblea General rechaz¨® las cuentas para 2013, con p¨¦rdidas de cinco millones, abriendo una crisis institucional que acab¨® con la convocatoria de elecciones anticipadas. As¨ª, en enero se celebr¨® una asamblea extraordinaria que rechaz¨® de nuevo las cuentas, y en febrero la SGAE volvi¨® a las urnas.
Los comicios confirmaron en la presidencia a Jos¨¦ Luis Acosta, aunque tambi¨¦n mantuvieron la divisi¨®n interna a la entidad. Los afines al presidente cuentan con la mayor¨ªa en la junta directiva; sin embargo los m¨²sicos, liderados por el otro candidato, Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez Sastr¨®n, lamentan ser minor¨ªa en los ¨®rganos de gobierno cuando representan al 82% de los socios.
Sea como fuere, el enfrentamiento pareci¨® tomarse un descanso. Y las voces cr¨ªticas que amenazaban con otra Asamblea incendiaria, o incluso con una escisi¨®n, se acallaron. El propio Sastr¨®n pidi¨® el voto a favor de las cuentas, tras alcanzar supuestamente un acuerdo con Acosta, seg¨²n relataba un socio. A cambio de su s¨ª, el otrora l¨ªder de la oposici¨®n ser¨ªa nombrado consejero delegado de la entidad, el m¨¢ximo cargo ejecutivo. A este prop¨®sito Acosta se limit¨® a declarar que la negociaci¨®n "est¨¢ abierta". El puesto se encuentra abandonado desde la ¨¦poca de Teddy Bautista, expresidente de la entidad detenido en 2011 por la Guardia Civil en el marco de la Operaci¨®n Saga, una supuesta trama de desv¨ªo de fondos.
El repentino entendimiento entre mayor¨ªa y minor¨ªa se puede leer como una suerte de mano echada a la entidad para alejarla del precipicio. Tras demasiados a?os de peleas internas, inversiones disparatadas y p¨¦rdidas econ¨®micas -1,8 millones, en las cuentas de 2014-, la SGAE precisa volcarse en su misi¨®n ¨²nica y original: recaudar el dinero por los derechos de autor. "Hemos ganado todos. Era la ¨²ltima oportunidad", asegur¨® Acosta.
Una Asamblea trascendental
De hecho, hace unos d¨ªas Acosta envi¨® un correo electr¨®nico a los socios de la entidad. A lo largo de siete p¨¢rrafos, explicaba las razones por las que consideraba ¡°trascendental¡± que acudiesen a la Asamblea General. El texto empleaba incluso el t¨¦rmino ¡°supervivencia¡±. Aparte del futuro de la entidad, las decisiones pod¨ªan, seg¨²n Acosta, ser decisivas para la propia existencia de la SGAE. El presidente puede ahora presumir de que la gesti¨®n de la entidad en 2014 tambi¨¦n recibi¨® el visto bueno de la Asamblea: 9.772 votos a favor, 8.392 en contra.
Una vez resuelta la cuesti¨®n de las cuentas, la entidad tiene por delante meses complicados. Parte de la plantilla est¨¢ en pie de guerra desde que, hace unas semanas, se le redujera el horario laboral y por tanto el sueldo (en un 30%); el cabreo aumenta ya que se siguen pagando dietas de 700 euros por cada reuni¨®n de la junta directiva y la entidad cuenta con al menos cuatro altos cargos, incluido el presidente, con sueldos por encima de los 130.000 euros. Adem¨¢s, cada cierto tiempo llueve una nueva imputaci¨®n de alg¨²n directivo por la Operaci¨®n Saga. La ¨²ltima imputaci¨®n, en t¨¦rminos de tiempo, es la del director general, Enrique G¨®mez Pi?eiro, quien declar¨® ante la Audiencia Nacional justo el pasado lunes.
A los espectros del pasado se suman los problemas del presente. Entre otros, los cambios que impone la nueva LPI ¨Cm¨¢s transparencia, creaci¨®n de una ventanilla ¨²nica para el cobro de los derechos-, los recursos contra las multas de hasta 50 millones impuestas por Hacienda y la Comisi¨®n Nacional de Competencia o la renegociaci¨®n de las tarifas con las televisiones. Los asuntos pendientes son unos cuantos m¨¢s. Por lo menos, ya est¨¢n las cuentas.
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