Kirill Petrenko: otra manera de empu?ar la batuta es posible
La elecci¨®n del antidivo Kirill Petrenko al frente de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn podr¨ªa ser el final de la era de los grandes maestros y sus volc¨¢nicas personalidades
Pasados unos d¨ªas de la elecci¨®n de Kirill Petrenko como director, la Orquesta Filarm¨®nica de Berl¨ªn no puede creerse su suerte. Cuando se reunieron el mes pasado para escoger al sucesor de sir Simon Rattle ¡ªque dejar¨¢ su puesto en 2017¡ª, los 124 int¨¦rpretes se dividieron fatalmente en dos; la mitad de ellos vot¨® por Christian Thielemann, el favorito alem¨¢n, mientras que la otra mitad opt¨® por Andris Nelsons, un ardiente joven let¨®n. Los estados de ¨¢nimo se inflamaron y finalmente hubo que decretar una tregua. La orquesta anunci¨® entonces que le costar¨ªa alrededor de un a?o elegir un nuevo director.
Pero los candidatos empezaron a esfumarse. El venezolano Gustavo Dudamel ya se hab¨ªa descartado a s¨ª mismo. Lo mismo hicieron Daniel Barenboim, Mariss Jansons, Yannick N¨¦zet-S¨¦guin y otros favoritos. Kirill Petrenko, de 43 a?os y en su segunda temporada como responsable musical de la ?pera Estatal de Baviera, manifest¨® en privado su desinter¨¦s por el cargo.
El domingo, los m¨²sicos se reunieron en secreto y votaron a su favor por una clara mayor¨ªa. Cuando le telefonearon esa noche a Bayreuth, su reacci¨®n fue: ¡°[Siento] todo lo que cabe entre la euforia y una gran alegr¨ªa, entre el asombro y la incredulidad¡±. Acept¨® y, de un d¨ªa para otro, los berlineses comprendieron que las normas hab¨ªan cambiado por completo.
Mientras que sus antecesores en el puesto (la lista es corta: Hans von B¨¹low, Arthur Nikisch, Furtw?ngler, Von Karajan, Abbado y Rattle) eran figuras de renombre mundial, famosos por sus grabaciones y adornados con extravagantes historias personales, Petrenko apenas es conocido en Alemania y nada en el extranjero. No ha hecho m¨¢s que cuatro grabaciones, ninguna de ellas con uno de los grandes sellos, y mantiene una actitud de desd¨¦n con respecto a la fama.
No concede entrevistas. Cuando, en una conferencia de prensa, le preguntaron por su vida privada, se neg¨® a revelar si tiene pareja o hijos. Es obsesiva, casi patol¨®gicamente t¨ªmido. La semana pasada, un director de orquesta al que Petrenko considera como uno de sus primeros mentores me dijo que no guarda ning¨²n recuerdo significativo de su pupilo. Cuando, tras una actuaci¨®n, se une a los m¨²sicos para beber una copa de vino (ni cerveza, ni champ¨¢n), habla poco o nada y sonr¨ªe con timidez desde media distancia.
Su reserva y su anonimato representan un choque cultural para la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, acostumbrada como est¨¢ a los pavos reales en el estrado. Hay otras diferencias relevantes. Petrenko, natural de la siberiana Omsk, es el primer ruso en ser elegido director de la Filarm¨®nica, y tambi¨¦n el primer jud¨ªo. Adem¨¢s, es el primer director de orquesta con barba desde que Arthur Nikisch muri¨® en 1922.
Cuando sus padres abandonaron Rusia, ¨¦l ten¨ªa 18 a?os. Su padre, violinista, obtuvo un empleo en la orquesta de Vorarlberg, en la Austria profunda. Se dice que est¨¢ muy unido a su madre, Olga, que ha sobrevivido a su progenitor. En una entrevista en v¨ªdeo concedida en Tel Aviv en 2010, Petrenko cont¨® que la decisi¨®n de emigrar se tom¨® pese a las reticencias de su padre. La familia compart¨ªa apartamento en la localidad costera de Bat Yam con las dos abuelas. Tras estudiar en Vorarlberg y Viena, su ascenso profesional fue lento. De director ajunto de la ?pera Popular de Viena pas¨® a ser director de orquesta en Meningen, peque?a ciudad de Turingia, donde r¨¢pidamente atrajo la atenci¨®n al interpretar El anillo del nibelungo, de Wagner, cuatro noches consecutivas, algo que solo acostumbran a hacer las compa?¨ªas de ¨®pera m¨¢s grandes.
Con esa proeza llegaron los contratos en Bay?reuth, el teatro construido por el mism¨ªsimo Wagner, un puesto en la ?pera C¨®mica de Berl¨ªn y, por fin, la responsabilidad musical de la ?pera Estatal de Baviera en M¨²nich, uno de los centros neur¨¢lgicos de la creatividad en Europa. Meticuloso en los ensayos, saca lo mejor de los m¨²sicos y los cantantes poni¨¦ndose siempre de su parte. Su ¨¦xito ¡ªsu supervivencia¡ª sostenido durante varios veranos en el Festival de Bayreuth es una prueba de su resistencia interior. Este mes, tras una discusi¨®n con Katharina Wagner, bisnieta del compositor y codirectora del certamen por un cambio en el reparto, jur¨® que no volver¨ªa m¨¢s.
Petrenko se ha mantenido pr¨¢cticamente en el anonimato estos a?os. Mientras viv¨ªa en Berl¨ªn, lo invitaron tres veces a dirigir la Filarm¨®nica. Caus¨® una fuerte impresi¨®n, aunque no tanto como para que lo volviesen a contratar despu¨¦s de su ¨²ltimo concierto en 2012. En el conjunto berlin¨¦s se limit¨® al papel de extra, nunca al de estrella. Su huella tampoco ha sido honda en el extranjero, pese a sus apariciones como invitado en el Metropolitan Opera, el Covent Garden y el Concertgebouw. Nunca ha ido de gira por Jap¨®n o por China, importantes mercados para la Filarm¨®nica. Berl¨ªn tendr¨¢ que trabajar duro en su proyecci¨®n p¨²blica si quiere mantener el mito de ser la primera orquesta del mundo liderada por el m¨¢s grande director vivo. A nadie se le escapa que hoy la viabilidad comercial de una formaci¨®n reside en el atractivo de su l¨ªder.
Musicalmente, no cabe duda de su calidad. Al igual que Thielemann, es un wagneriano experto y profundo, impregnado del repertorio alem¨¢n. Como Nelsons, domina a los maestros rusos. Aunque de momento su repertorio sinf¨®nico es reducido, tiene algunos favoritos no convencionales, como la Segunda sinfon¨ªa de Elgar y la Cuarta de Franz Schmidt.
Pero antes de llegar a esas honduras ser¨¢ necesario un trabajo de reconstrucci¨®n tras la lucha intestina de los ¨²ltimos a?os, durante la que Rattle culp¨® a una parte de la orquesta de poner a los medios de comunicaci¨®n en su contra. La semana pasada, un visitante informaba de que en la sede de la Filarm¨®nica en Berl¨ªn hab¨ªa una tensi¨®n enorme entre bastidores. A Petrenko le corresponder¨¢ poner remedio a las dispu?tas, y no ser¨¢ f¨¢cil. Si lo consigue, Berl¨ªn puede esperar unos niveles de energ¨ªa en la interpretaci¨®n musical nunca vistos desde las primeras temporadas de Rattle. Petrenko no escatima cuando se trata de pasi¨®n y siempre logra transmitir a sus m¨²sicos y al p¨²blico la sensaci¨®n de que la m¨²sica no podr¨ªa interpretarse de otra manera. Berl¨ªn ha elegido la ant¨ªtesis de su c¨¦lebre pasado. Por eso, lo que depara el futuro es profundamente fascinante.
Norman Lebrecht es cr¨ªtico musical y autor de El mito del maestro.
Traducci¨®n de News Clips.
Babelia
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