¡®Wounda¡¯: ¡®C¨ªrculo 3¡¯
Un macaco permanece absorto viendo la televisi¨®n, que est¨¢ emitiendo noticias sobre un atentado en T¨²nez
Frente a unos caf¨¦s aguados, los dos inspectores hablan con el encargado de la zona de los grandes simios. Kenny Millet tiene la mirada perdida en el fondo de la taza. Le cuesta digerir lo que est¨¢ sucediendo de un tiempo a esta parte en el zool¨®gico. Al fondo de la sala hay algunas jaulas con animales peque?os. Un macaco permanece absorto viendo la televisi¨®n, que est¨¢ emitiendo noticias sobre un atentado en T¨²nez. Un hombre armado ha asesinado a un gran n¨²mero de turistas occidentales en la playa. Da la sensaci¨®n de que el simio entiende que ocurre algo grave.
¡ª?Qu¨¦ ha sucedido con¡ Kesho?¡ª pregunta Jellineck.
¡ªNo sabemos qu¨¦ pasa; desde hace un tiempo los animales est¨¢n cambiando su manera de comportarse. ¡ªEl inspector jefe lo mira sin entender¡ª. Est¨¢ ocurriendo en zool¨®gicos de todo el mundo. Los grandes simios, los gorilas sobre todo, est¨¢n cambiando sus h¨¢bitos alimenticios, comen m¨¢s carne y no quieren a sus cr¨ªas. Hemos tenido que separarlos de ellas porque las matan. Ya lo ha visto. Lo ¨²ltimo que est¨¢ sucediendo es que¡, bueno, s¨¦ que suena algo raro, pero¡ se suicidan.
¡ªNo son m¨¢s que monos¡ª dice el inspector jefe.
¡ªLe aseguro que nos parecemos m¨¢s de lo que creer¨ªa.
El tema empieza a interesar a Jellineck, que nunca hab¨ªa considerado la inteligencia de estos animales. Quitarse la vida demuestra un nivel considerable de razonamiento. Incluso admirable en los tiempos que corren. Un toque de dignidad, como hab¨ªa pedido unos minutos antes su cuidador.
¡ªBueno, la verdad es que nosotros no ven¨ªamos a nada de esto¡ª dice Fesser interrumpiendo los pensamientos de su jefe y las palabras de Kenny Millet.
Carlos se acerca ahora al grupo y completa la explicaci¨®n.
¡ªVienen por lo de Adri¨¢n, el especialista en tiburones. Ya les he dicho que no le he visto hoy por aqu¨ª.
¡ªNo es de plantilla. Viene solo por las tardes. Se ocupa de los acuarios. Me han contado lo del concurso de la tele, aunque yo no la veo, la verdad. Desde lo sucedido, creo que no se ha pasado por aqu¨ª.
En su jaula, el macaco sigue absorto en la pantalla del televisor. Jellineck ve que tiene una pata herida y que se la rasca continuamente. Con m¨¢s intensidad si lo que se emite es especialmente desolador.
¡ªPerd¨®nenme, estamos muy impresionados con esto, mejor si pudiesen venir en otro momento. En secretar¨ªa les pueden dar todos los datos que buscan.
¡ªClaro.¡ª Jellineck ve que no va a sacar nada de provecho de ah¨ª¡ª. Si hacen velatorio al bicho nos avisan.
Kenny Millet no entiende qu¨¦ ha querido decir, no est¨¢ para iron¨ªas. El inspector jefe le deja una tarjeta, se levanta y sale seguido por Fesser, que con un gesto trata de disculparse por el comentario de su superior. Antes de desaparecer, Jellineck vuelve sobre sus pasos y se?ala al monito.
¡ªQuiz¨¢ no deber¨ªan dejarle ver tanta televisi¨®n.
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