El t¨ªo Tati
¡°Lloramos su muerte pero mejor hubiera sido ayudarle en vida¡±, se escribi¨® en la revista francesa Paris Match hace 33 a?os, cuando Jacques Tati falleci¨® enfermo y empobrecido. Hab¨ªa tenido grandes ¨¦xitos ¨Clas inolvidables Las vacaciones de Monsieur Hulot o Mi t¨ªo, por la que consigui¨® el Oscar en 1958- pero tambi¨¦n descalabros econ¨®micos por el alto costo de sus producciones, como el que tuvo con Playtime en 1967, que no logr¨® remontar. A¨²n as¨ª realiz¨® una pel¨ªcula m¨¢s, Traffic, en 1971 y otra para televisi¨®n, Parade, que se exhibi¨® en el festival de Cannes, fuera de concurso pero con todos los honores. Fue su despedida.
Jacques Tati no tuvo una filmograf¨ªa extensa, s¨®lo seis largometrajes y algunos cortos, pero su genialidad impact¨® a p¨²blicos de medio mundo e influy¨® en numerosos cineastas actuales. Con una pantomima cercana a los prototipos del cine mudo y sin apenas palabras, el desgarbado personaje de Hulot, un tipo alto en el que nadie se fija, fumador en pipa, siempre ataviado con gabardina y sombrero, nos descubre en sus pel¨ªculas el disparate de esta vida moderna en la que los grandes adelantos tecnol¨®gicos vienen acompa?ados de dificultades y de escaso sentido com¨²n. Hulot es torpe, efectivamente, pero el azar le ayuda a meter la pata o a meterse en l¨ªos, rodeado de personajes caricaturescos que representan una sociedad bastante mema, un mundo borreguil. Tati nos hizo re¨ªr, y ahora vuelve a hacerlo aunque no sea en las salas comerciales, sino a trav¨¦s de la edici¨®n en Blu-Ray de su obra completa remasterizada.
Pero a lo que iba. Tati fue victima de lo mismo que denunciaba en sus pel¨ªculas. No muri¨® en la gloria que hubiera merecido su talentoso historial, sino en conflictos, y de ah¨ª la frase que encabeza este comentario. Lo curioso es que esto ocurri¨® en la chovinista Francia y no en un lugar como Espa?a, donde es tan habitual el olvido o el desd¨¦n. Y tambi¨¦n fue curioso que cuando hace unos a?os se desat¨® una feroz campa?a contra el consumo de tabaco, en la imagen cl¨¢sica de Tati se cambi¨® su inevitable pipa en la boca por un molinillo de colores. Ante tama?a mentecatez seguramente ¨¦l se hubiera partido de risa. Desde luego lo hubiera reproducido en alguna de sus pel¨ªculas¡ si hubiera podido hacer todas las que nos habr¨ªa gustado.
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