El verdadero Montecristo
El experto Tom Reiss reconstruye la apasionante biograf¨ªa del gran rival de Napole¨®n, el padre del novelista Alejandro Dumas, cuya vida inspir¨® sus libros de aventuras
Si, como dice Cervantes (y escribe Pierre Menard), la historia es madre de la verdad, lo que contamos acerca de algo o de alguien es o se convierte en lo ocurrido hist¨®ricamente. Biograf¨ªa o novela, nuestras narraciones son todas ficciones, pero ficciones que cuentan la verdad, y si algo es cierto o no depende de la calidad del tono y el estilo en el que son contadas. Ricardo III debe su existencia real a la pluma de Shakespeare, y Vlad III, de la aristocr¨¢tica familia de Draculesti, es recordado gracias a la imaginaci¨®n de Bram Stoker.
Entre las m¨¢s memorables figuras de nuestro pasado que no fueron condenadas al olvido gracias al poder de tales ficciones est¨¢, sin duda, el Conde de Montecristo, cuya larga venganza deleit¨® (y ojal¨¢ deleite a¨²n) a generaci¨®n tras generaci¨®n de lectores. Lo que no sab¨ªamos sus admiradores (o no sab¨ªa yo) era que Alejandro Dumas escribi¨® su novela para contar, de la manera m¨¢s fiel posible a esa verdad imaginativa, la vida de su padre, Alex Dumas, conocido como el Conde Negro. En sus espl¨¦ndidas novelas, Alejandro Dumas narr¨® episodios de la singular vida de ese hombre que tanto admiraba y que, como hijo, pint¨® en su imaginaci¨®n como un leyenda viva. El Conde Negro muri¨® cuando Alejandro ten¨ªa apenas cuatro a?os, pero su desaparici¨®n f¨ªsica no lo sustrajo a la presencia de su hijo. A lo largo de toda su vida, Alejandro Dumas rendir¨ªa un homenaje literario al padre cuyas rasgos y cuya voz apenas hubiera podido recordar.
En las expertas manos de Tom Reiss (en la impecable traducci¨®n de Daniel Najm¨ªas), la biograf¨ªa de Alex Dumas se lee como una de las apasionantes novelas de su hijo. Si los detalles hist¨®ricos exactos escapan al talento del investigador no es por falta de esforzadas pesquisas. Los contempor¨¢neos del Conde Negro hablaban de ¨¦l como de una figura m¨ªtica, compar¨¢ndolo a h¨¦roes mitol¨®gicos como H¨¦rcules o Sans¨®n, de manera que no existe documentaci¨®n suficiente sobre el mero hombre de carne y hueso. De Alex Dumas sabemos que fue hijo de un conde franc¨¦s cuyo nombre el hijo rechaz¨®, tomando el de la madre, una esclava negra de Santo Domingo (hoy Hait¨ª). A los 17 a?os, el adolescente fue llevado a Francia, donde, gracias a las admirables leyes de la corona francesa hacia sus s¨²bditos mestizos, pudo recibir una buena educaci¨®n e incluso tomar las armas. A pesar de ser un hombre rigurosamente fiel a su patria, en el clima de terror impuesto por Robespierre fue acusado de ¡°falta de consciencia civil¡±. La ca¨ªda de Robespierre lo salv¨® de la guillotina, y Alex Dumas fue enviado a reprimir una rebeli¨®n de campesinos en la Vend¨¦e que protestaban contra los abusos del ej¨¦rcito. Consigui¨® hacerlo y al mismo tiempo prohibi¨® a sus soldados saquear el territorio ocupado, como la costumbre militar permit¨ªa. Su coraje y su inteligencia le permitieron ascender al grado de general, y como tal sirvi¨® en los ej¨¦rcitos de Napole¨®n en Austria y en Egipto.
Reiss nos cuenta que Napole¨®n sinti¨® celos y hostilidad hacia el magn¨ªfico Alex, a quien los austriacos hab¨ªan bautizado como el Conde Negro, a pesar de que ¨¦ste nunca pudo reclamar el t¨ªtulo de su padre. El ambicioso Napole¨®n tem¨ªa a cualquiera que pudiese considerarse su rival, tanto en el plano pol¨ªtico como f¨ªsico. Napole¨®n era menudo, de gestos delicados, de baja estatura; el Conde Negro era un gigante, con voz imponente y una musculatura formidable. Los dos hombres se convirtieron en rivales, pero (¨¦sta es la parte del cuento que le presta verosimilitud literaria) s¨®lo uno ten¨ªa consciencia de ello y odiaba con sa?a y en secreto a su adversario.
Despu¨¦s de la campa?a de Egipto y camino a Francia, el barco de Dumas fue capturado por monarquistas napolitanos y llevado a Taranto, donde fue encerrado en una celda h¨²meda y malsana. Posiblemente porque Napole¨®n aprovech¨® la situaci¨®n para deshacerse del supuesto rival, las autoridades francesas no respondieron a los reclamos del prisionero (que tambi¨¦n sospechaba que el m¨¦dico de la c¨¢rcel quer¨ªa envenenarlo). Cuando por fin fue liberado, era ya un hombre mortalmente enfermo. Alex Dumas muri¨® en 1806, con apenas 43 a?os. La cr¨®nica de su larga valent¨ªa y de su injusto cautiverio inspir¨®, casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte, la novela que dar¨ªa fama a su hijo Alejandro bajo el t¨ªtulo de El Conde de Montecristo. Prueba de que Mallarm¨¦ tuvo raz¨®n cuando dijo, medio siglo m¨¢s tarde, que el mundo existe para acabar en un bello libro.
El Conde Negro. Tom Reiss. Traducci¨®n de Daniel Najm¨ªas. Anagrama. Barcelona, 2015. 596 p¨¢ginas. 27,90 euros.
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