Boadella desaf¨ªa la leyenda negra
El director da el salto a la ¨®pera con ¡®Don Carlo¡®, de Verdi, y lo hace con la intenci¨®n de aproximarse a la realidad hist¨®rica
No era Don Carlo un principito guapo y valiente. Tampoco su padre, el rey Felipe II, era solo un hombre cruel y asesino. Albert Boadella le da la vuelta al relato de la ¨®pera de Giuseppe Verdi para, sin cambiar una sola frase del libreto ni tampoco la partitura musical, desmontar la leyenda negra que arrastra esa ¨¦poca de la historia, esa visi¨®n de una Espa?a sombr¨ªa, cruel y dominada por el poder de la Inquisici¨®n. ¡°Estamos cansados de ver esta ¨®pera con la imagen de un Felipe II detestable. Quiero reivindicar que Felipe II es un rey del Renacimiento, con todo lo que eso significa, un hombre que compra tizianos, que crea una biblioteca como la de El Escorial. Ese rey inquisitorial tiene una amplitud de miras que no se ha contado en esta ¨®pera. Mi objetivo es rebajar esa parte de la leyenda negra, tambi¨¦n esa idea del dominio absoluto de la Iglesia con el monarca¡±, explica Albert Boadella que, tras una dilatada carrera teatral, 30 obras a lo largo de 50 a?os, se estrena en la ¨®pera y lo hace con Don Carlo, ¡°una obra de madurez del compositor italiano, una catedral oper¨ªstica, una de las m¨¢s bellas partituras del mundo, aunque el libreto es bastante mediocre¡±.
¡°La desgracia que tuvimos los espa?oles con esta leyenda negra fue que esta ¨®pera la hizo un genio, un compositor sublime, porque si no esta leyenda negra hubiera pasado m¨¢s desapercibida¡±, explica el padre de la compa?¨ªa teatral Els Joglars y director de los Teatros del Canal de Madrid desde hace seis a?os. Don Carlo se estrena el s¨¢bado en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial (1.000 localidades), muy cerca del Monasterio donde vivieron y reposan los restos de los protagonistas de esta obra. Tras las representaciones del 27 y 29 de julio, la pr¨®xima temporada se podr¨¢ ver en los teatros del Canal.
Se le ve a Boadella especialmente exultante. Tras uno de los ensayos de la obra, el director catal¨¢n confiesa el poder que tiene la m¨²sica para arrastrarle a lugares felices. En su trayectoria teatral la importancia de la m¨²sica en los montajes ha sido grande pero nunca se hab¨ªa enfrentado directamente a una partitura musical, ¡ª¡±la m¨²sica es el arte m¨¢s directo y potente. Soy m¨²sico frustrado, pero por suerte para la m¨²sica no he hecho m¨²sica¡±¡ª y lo hace ahora con esta obra de Verdi que la ha llevado durante a?os en la cabeza. ¡°Es como si la hubiera hecho ya, me la he estudiado tanto que pr¨¢cticamente no me sorprende¡±.
Para darle al montaje esa aproximaci¨®n a la verdad hist¨®rica que busca, Boadella ha incidido especialmente en la actuaci¨®n de los cantantes-actores, en la gestualidad y acci¨®n de cada uno de ellos. Es a partir de la demostraci¨®n de los rasgos de locura que padec¨ªa el pr¨ªncipe Carlos, tema en el que coinciden los historiadores, la que provoca una derivaci¨®n sobre el resto de los personajes incluido su padre, el rey Felipe. ¡°Los signos y acciones de los int¨¦rpretes son muy importantes en esta ¨®pera, lo que hacen o dejan de hacer los cantantes tiene un significado especial que quiero remarcar¡±, dice el director que ha ensayado y grabado estos movimientos primero con actores para mostrarlos posteriormente a los cantantes. As¨ª, esa escena en la que el monarca zarandea al inquisidor, o ese momento de rabia del propio inquisidor en el que da un golpe a un cuadro oculto y aparece el desnudo de un tiziano que guardaba Felipe II en sus aposentos. Tambi¨¦n los feroces celos del rey que ser¨¢n la expresi¨®n del amor hacia su mujer Isabel de Vlois. "Trato de dar car¨¢cter a un hombre con las enormes contradicciones del poder y la dolorosa tragedia que significa la situaci¨®n moral y mental de su hijo primog¨¦nito, o sea, su heredero al trono", a?ade Boadella.
El Renacimiento explota con todo su esplendor en este montaje, con un escenario neutro y austero, muy minimalista, que contrasta con los barrocos y espl¨¦ndidos trajes de ¨¦poca de los int¨¦rpretes. Cuadros de Tiziano y de Juan Bosco (El Jard¨ªn de las delicias por el que Felipe II muestra un inter¨¦s especial) son componentes esenciales en la obra, representada en un escenario en pendiente con un foso central que se abre y cierra y que sirve de entrada y salida en algunas escenas.
Un estreno del que Boadella advierte: ¡°Que nadie epere de m¨ª inventos ni excentricidades¡±.
El Escorial se viste de ¨®pera
'Don Carlo', la ¨®pera de Giuseepe Verdi (1813-1901) sobre texto de Freidrich Schiller, se estren¨® en franc¨¦s en 1867 en Par¨ªs.
La versi¨®n que dirige Albert Boadella es la que se represent¨® en italiano en 1883 en cuatro actos.
La direcci¨®n musical corre a cargo de Maximilian Vald¨¦s, al frente de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid.
Ricardo S¨¢nchez Cuerda firma la escenograf¨ªa y Pedro Moreno, el vestuario
Int¨¦rpretes: Jos¨¦ Bros (Don Carlo), John Relyea (Felipe II), ?ngel ?dena (Rodrigo, Marqu¨¦s de Posa), Virginia Tola (Isabel de Valois), Ketevan Kemoklidze (princesa de ?boli) y Luiz Ottavio Faria (el Inquisidor)
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