La monstruosidad de lo normal
Doce cuentos componen 'El puto jefe', de Isaac Rosa; ?giles y sujetos a t¨¦cnicas variadas
Doce cuentos componen El puto jefe, de Isaac Rosa (Sevilla, 1974), publicados a lo largo de 12 meses como contribuci¨®n a la mirada sobre la realidad que propone la revista La Marea. Podr¨ªamos llamarlos filos¨®ficos, en tanto que parten de una voluntad did¨¢ctica y se ajustan a los principios editoriales del peri¨®dico donde aparecen: de la defensa de lo p¨²blico, el trabajo y la vivienda dignos a la regeneraci¨®n democr¨¢tica y la denuncia de la ilegitimidad de la monarqu¨ªa, por ejemplo. Se trata de cuentos con programa, algo que, seg¨²n el autor, no supone un cors¨¦. Estoy de acuerdo, y lo demuestra la tradici¨®n literaria: atenerse a reglas en el momento de escribir es ¡°una forma de expandir antes que constre?ir mis ficciones¡±, como dice Isaac Rosa.
?giles, sujetos a t¨¦cnicas variadas que admiten la cr¨®nica de una carrera pedestre, la introducci¨®n de un men¨² de restaurante, o el di¨¢logo a trav¨¦s de la radio de unos polic¨ªas protectores de desahu?cios, tienen estos cuentos un aire de mon¨®logos, incluso si en alg¨²n caso el yo parece hablarse a s¨ª mismo de t¨² para pensar en su vida. El tiempo es el presente, o el pasado inmediato rememorado al calor de los hechos, ahora. El presente es inh¨®spito, y el p¨²blico lector, a la vez que se divierte, descubre su propia incomodidad ¨ªntima en unas relaciones sociales en las que es dif¨ªcil el nexo con los dem¨¢s y con uno mismo, y f¨¢cil la desconfianza y la vigilancia entre semejantes.
¡°Nos hermanaba un mismo malestar¡±, dice una de las narradoras de estos ap¨®logos, en los que dos mundos se oponen, como dos partes en litigio ante un juez: las empresas omnipotentes y sus trabajadores acobardados, s¨®lo crecidos frente a quienes los superan en debilidad. Uno de los mejores momentos se produce cuando el payaso que act¨²a ante los empleados de una empresa provoca pavor y no carcajadas al anunciar la lectura de un papelillo que le ha dado el director de recursos humanos, una lista, ¡°los afectados por el pr¨®ximo expediente de regulaci¨®n¡±. ?Es una broma! S¨®lo quer¨ªa anunciar la imposici¨®n de la hora obligatoria de risa diaria. En Am¨¦rica han descubierto que la risa aumenta la productividad.
Seg¨²n Isaac Rosa, frente a ficciones con prestigio de realidad como la informaci¨®n econ¨®mica o pol¨ªtica, la ficci¨®n literaria alcanza a mirar las cosas desde ¨¢ngulos ins¨®litos que nos las revelan ¡°extra?as, violentas, monstruosas¡±. Estamos ante la monstruosidad de lo normal. Los protagonistas de estas historias son normales, por decirlo as¨ª, desde una mujer en el paro a un individuo investigado e interrogado por carecer de ordenador y tel¨¦fono m¨®vil. Hay angustia, pero las situaciones angustiosas han sido siempre una fuente de humor, y el sentido del humor es la primera virtud de El puto jefe, una recopilaci¨®n que llega a ser muy triste y es l¨²cida y brillante.
El puto jefe. Isaac Rosa. La Marea. Madrid, 2015. 103 p¨¢ginas. 9,90 euros.
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