La Bestia
La escritora argentina Samanta Schweblin comienza este relato. Este a?o ha ganado el IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero por 'Siete casas vac¨ªas'
Lo primero que le dijo la mujer fue lo de La Bestia. Mucho antes de mostrarle la casa, y de explicarle c¨®mo abrir el gas y destrabar las persianas. Le aclar¨® que ahora hab¨ªan puesto un alambrado y ya no hab¨ªa de qu¨¦ preocuparse: del otro lado, La Bestia no hac¨ªa m¨¢s que jugar a las cartas sentado al sol, con la radio siempre encendida. Ya hace tiempo que nadie se queja, dijo la mujer. Pero ella, distra¨ªda, solo pensaba en su marido y en la nena, en lo bien que lo pasar¨ªan juntos en el jardincito de atr¨¢s.
Todo iba bien hasta que comenzaron a escuchar el ruido. A medianoche, un bufido se elevaba en el aire inundando la casa de melancol¨ªa: un llanto ronco, solitario, que los hac¨ªa estremecerse bajo las s¨¢banas. A la ma?ana siguiente se asomaban a verlo: su semblante no trasluc¨ªa tristeza, inseguridad ni miedo. Los d¨ªas pasaron, pero la llegada de las sombras tra¨ªa de nuevo aquel lamento arrebatado. En el seno de la familia se instal¨® un temor que con el tiempo fue torn¨¢ndose desconsuelo.
Fue la peque?a Matilda la que, inconsciente de ese sentimiento de amargura que se hab¨ªa apoderado del hogar, se levant¨® una noche a averiguar de d¨®nde ven¨ªa aquel ruido. Camin¨® a tientas en la oscuridad, frot¨¢ndose los ojos de sue?o, con la valent¨ªa inocente que caracteriza la infancia. Lleg¨® al jard¨ªn trasero y se acerc¨® al monstruo como hipnotizada por su llanto. ?D¨®nde est¨¢ Matilda?, gritaba su madre por la ma?ana, sin lograr encontrarla por ning¨²n lado. La Bestia tambi¨¦n hab¨ªa desaparecido.
Enseguida la alarma se apoder¨® del peque?o pueblo, que llevaba a?os acostumbrado a convivir en armon¨ªa con La Bestia sin ning¨²n tipo de problema. Solo los ancianos del lugar recordaban el ¨²ltimo incidente, cuando era joven y alocada. La madre lloraba desconsolada y pronto comenz¨® la b¨²squeda. Un peque?o grupo rastre¨® el jard¨ªn, pero no encontraron ninguna pista. Los m¨¢s valientes derribaron la puerta de la casa de La Bestia y entraron en ella. Hab¨ªa cartas desparramadas por el suelo y ol¨ªa a t¨¦.
Buscaron indicios, cualquier pista que les llevara a alguna conclusi¨®n, pero no encontraron nada que pudiera ser relevante. La madre se culpaba en silencio por no haber prestado atenci¨®n a las advertencias que veladamente le hab¨ªa hecho la due?a de la casa en su momento. Esa culpabilidad no confesada, la asfixiaba. Una ma?ana recibieron una carta. Presintiendo algo funesto rasg¨® el sobre precipitadamente y sac¨® una hoja; la letra infantil era la de Matilda. Junto a la carta, cuatro naipes.
Con el pulso tembloroso y los ojos h¨²medos, empez¨® a leer la carta. Cuando la termin¨®, una extra?a sensaci¨®n le invadi¨® el cuerpo. Se fue hasta una ventana del sal¨®n y se asom¨® por ella. El cielo era azul y un cuervo grazn¨® en alg¨²n lugar cercano. Comprendi¨® que nunca m¨¢s volver¨ªa a ver a su hija; si decides compartir tu coraz¨®n con una bestia, esta se lo queda. Amar a algo salvaje es peligroso y normalmente desgarrador. Se desmay¨®. Cuatro ases de corazones reposaban encima de la mesa del sal¨®n.
Los ganadores de la continuaci¨®n del relato son, por orden, Gonzalo Campos, Gemma Urraka, Marina Ram¨®n, Luc¨ªa Artime y Sergio Iglesias.
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Cada lunes un escritor empezar¨¢ un relato que los lectores de EL PA?S pueden continuar. Ese texto a?adido se elegir¨¢ entre los enviados por los lectores y as¨ª cada d¨ªa hasta el viernes, cuando un ¨²ltimo texto cerrar¨¢ el cuento. En la edici¨®n impresa del domingo se publicar¨¢ el relato completo, con los cr¨¦ditos respectivos de cada autor. Se trata de elaborar un relato coral, un juego literario m¨¢s conocido en el argot creativo como cad¨¢ver exquisito.
Los textos de los lectores deben tener un m¨¢ximo de 500 caracteres. Los participantes deben registrarse. Las aportaciones se recibir¨¢n hasta las 13.00 (hora peninsular espa?ola) de cada d¨ªa. Entonces, la secci¨®n de Cultura elegir¨¢ tres propuestas para que los lectores de EL PA?S voten en la web la mejor continuaci¨®n del cuento. El horario de votaciones de los lectores ser¨¢ entre las 16.00 y las 19.00 (hora peninsular espa?ola). Despu¨¦s se publicar¨¢ el p¨¢rrafo m¨¢s votado en la edici¨®n digital y volver¨¢ a comenzar el per¨ªodo de env¨ªo de propuestas.
Babelia
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