¡®El share y la separata¡¯ (4): ¡®Sentirse una cucaracha¡¯

Se ha hecho el silencio. De pronto, cesa la barah¨²nda y hasta la figuraci¨®n enmudece. -?Qu¨¦ sucede? -pregunta un actor que siempre tiene el aliento cargado, sobresaltado porque teme que a ¨²ltima hora pueda suprimirse su secuencia y tenga que marcharse a su casa de vac¨ªo.

-?No pasa nada! -dice un ayudante de direcci¨®n-. ?Silenciooo! ?Vamos, vamos, a posici¨®n que comenzamos!

-?Que yo no empiezo, que estos di¨¢logos con son una puta mierda! -insiste la actriz joven, con los ojos llenos de l¨¢grimas. La verdad es que, por lo menos una vez al d¨ªa, estalla en sollozos, y la maquilladora la mira desolada para, acto seguido, correr hacia ella para restaurarle los estragos que se ha hecho en la cara.

Yo lo veo todo como el que oye llover, ya ni siento ni padezco. ?Que lloran? ?Que lloren!; ?que me llaman puta mierda? Que me lo llamen. Ya todo me es igual.

Las once y cinco. El director, mirando la hora que es, se dirige hacia la actriz joven, intentando tranquilizarla.

-No te preocupes -le susurra, haci¨¦ndole una caricia en la nuca con cuidado de no despeinarla-, no hagas caso del texto, t¨² di lo que quieras.

-Ah, bueno, entonces s¨ª¡­

-?Venga, todo el mundo a primera, que vamos con retraso! -grita el ayudante de direcci¨®n

Enciendo un cigarrillo sinti¨¦ndome una cucaracha. Hay que joderse, me ha llamado puta mierda. Y me imagino que estoy en el local de las Primitivas y Bonolotos, y que la pantallita se?ala que tengo un Premio Superior.

-?Cu¨¢nto me ha tocado? -le pregunto con discreci¨®n al empleado de la ventanilla.

-Diez millones, seiscientos once mil euros -me responde, y en ese mismo instante, vuelvo a la realidad. ?Man¨ªa tengo de so?ar despierto, voy a tener que ir al psiquiatra! Y las voces que llegan del peque?o televisor conectado con el set me despiertan de la enso?aci¨®n. El rodaje, al fin, ha empezado, y todo transcurre por los cauces adecuados una vez m¨¢s. Son las once y media de la ma?ana y, de momento, parece que se han olvidado de m¨ª. Algo es algo.

Hace una hora que nieva, y todo lo que veo a trav¨¦s de la ventana es una cortina de copos que imprime al exterior una apariencia de teloncillo de macram¨¦. El rodaje ha terminado y ya no queda nadie en el edificio, ni actores, ni t¨¦cnicos¡­ Se ha hecho de noche cerrada, fuera hace un fr¨ªo de mil pares de pelotas y me dispongo a marcharme a mi casa. Bueno, se acab¨® lo que se daba por hoy y afortunadamente no ha sucedido nada especial. El plan de rodaje se ha cumplido sin sobresaltos y he conseguido pasar inadvertido dentro de lo que cabe.