¡®La Gioconda¡¯ en la palma de la mano
En 'Hoy toca el Prado' se palpan reproducciones de obras de Vel¨¢zquez y Goya, entre otros.
No hace falta ser un experto en arte para saber que La Gioconda es un retrato de una mujer a la que no se le ven las piernas. No es necesario haber estado en el Museo del Louvre, ni haber visto la del taller de Leonardo da Vinci en el Museo del Prado para tener en la memoria una imagen de ese ¨®leo. Pero, ?y si no la hubi¨¦ramos visto nunca?, ni siquiera en los libros de texto.
Jos¨¦ Pedro Gonz¨¢lez (Madrid, 1958) es ciego desde los 14 a?os y nunca ha visto La Mona Lisa, pero ha tocado la copia del Prado tres veces, tambi¨¦n La fragua de Vulcano, de Vel¨¢zquez, o El caballero de la mano en el pecho, de El Greco, y lo cuenta con el entusiasmo del que se encuentra por primera vez delante de esa obra que tanto ha deseado ver.
No, los t¨¦cnicos del Museo del Prado no se han vuelto locos y se han saltado las normas de conservaci¨®n. Gonz¨¢lez ha tocado las reproducciones en relieve creadas para la exposici¨®n Hoy toca el Prado, que se inaugur¨® el 20 de enero y se ha prorrogado hasta el 18 de octubre de 2015. Una muestra en la que esta instituci¨®n junto con la ONCE y los Estudios Durero han creado reproducciones en relieve de seis de las obras m¨¢s relevantes de la colecci¨®n. El resultado es que los escult¨®ricos cuerpos de Vulcano y sus ayudantes que represent¨® Vel¨¢zquez toman volumen real.
Los escult¨®ricos cuerpos
que pint¨® Vel¨¢zquez en
'La fragua de Vulcano'
adquieren volumen real
Gonz¨¢lez explica que la perspectiva es algo dif¨ªcil de entender para un ciego. La audiogu¨ªa, elemento indispensable en esta muestra, comienza el relato de cada pieza por los extremos. Recomienda al espectador que extienda los brazos y le gu¨ªa por los distintos recovecos del cuadro. As¨ª, Gonz¨¢lez se?ala que la diferencia de tama?o entre los peque?os elementos del fondo y las manos de tama?o real de Lisa Gherardini ayudan a entender los distintos planos.
Describe como emocionante la primera vez que toc¨® la sonrisa m¨¢s famosa de la historia del arte. "Hab¨ªa le¨ªdo mucho sobre ella, y se nota que la comisura de los labios est¨¢ ligeramente hacia arriba". Aunque Gonz¨¢lez destaca que para ellos es muy dif¨ªcil distinguir expresiones, "pero s¨ª se nota que el retrato pintado por El Greco es de un hombre serio". Sabe que el retrato original de Leonardo da Vinci est¨¢ en el Louvre, que la de El Prado es una obra del taller, pero reconoce que al tacto no habr¨ªa diferencia.
Gonz¨¢lez es un entusiasta de la historia y del arte y lo que m¨¢s le gusta es compartir sus aficiones. Esta exposici¨®n se lo ha permitido: ¡°Antes, cuando mi mujer se le¨ªa un libro yo ten¨ªa que esperar a que saliera en braille. Ahora, con los libros electr¨®nicos podemos leerlos y comentarlos a la vez. Con esta exposici¨®n nos ha pasado lo mismo, no he tenido que esperar a que ella me la contara¡±.
El museo tiene un servicio de audiogu¨ªas adaptadas para ciegos o para personas con discapacidad visual
Coincidiendo con la presentaci¨®n de Hoy toca el Prado, el museo puso en marcha un nuevo servicio de audiogu¨ªas, adaptadas para ciegos o para personas con discapacidad visual, que incluye una peque?a audiodescripci¨®n de 50 obras de la exposici¨®n permanente. De este medio centenar, 14 llevan una descripci¨®n m¨¢s pormenorizada y minuciosa: El descendimiento de la cruz, de Rogier van der Weyden, El jard¨ªn de las delicias, de El Bosco, o El 3 de mayo de 1808, de Goya, entre otras.
Fernando P¨¦rez Suescun, comisario de la muestra, confirma que el museo est¨¢ trabajando en lograr una mayor accesibilidad en todos los aspectos, la pr¨®rroga se debe a la buena acogida que ha tenido la exposici¨®n. "Una vez me encontr¨¦ a seis ciegos juntos comentando en la sala y eso no es una imagen habitual en un museo". Se prev¨¦ que tenga itinerancia, aunque todav¨ªa no hay confirmadas sedes.
Gonz¨¢lez sale del museo con ayuda, es un laberinto en el que solo no se puede orientar. Ser¨ªa necesario plagar el edificio de encaminamientos adaptados y la accesibilidad universal es pr¨¢cticamente imposible. Ya es un paso una exposici¨®n en que sea obligatorio tocar.
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