Investigaciones del incr¨¦dulo Emmanuel Carr¨¨re
En su pr¨®xima novela, el escritor franc¨¦s convierte a san Pablo y san Lucas en personajes. 'El reino' aborda la capacidad de contagiar la fe
A grandes rasgos, existen dos tipos principales de novela hist¨®rica: la que podr¨ªamos llamar de trasfondo hist¨®rico, es decir, aquella en la que sobre el tel¨®n de fondo de una determinada ¨¦poca se nos narran las peripecias de personajes ficticios que se pretenden m¨¢s o menos veros¨ªmiles; y la novela hist¨®rica propiamente dicha, en la que los personajes se corresponden con personas que realmente existieron y cuya caracterizaci¨®n se pretende m¨¢s o menos fidedigna. Tambi¨¦n existe otra clase de novela, llam¨¦mosla seudohist¨®rica, en la que el autor maneja hechos y nombres reales a su antojo, sin ning¨²n reparo en tergiversar o ama?ar lo que le convenga, pero ¨¦sta no interesa aqu¨ª.
La novela hist¨®rica, en cualquiera de sus dos versiones expuestas, presenta una dificultad esencial: respecto de lo que no vemos o tocamos, y en especial respecto del pasado m¨¢s o menos remoto, no tenemos m¨¢s que conjeturas, mejor o peor fundadas; demasiado poco, en el mejor de los casos, para hacer esa clase de afirmaciones terminantes que el lector est¨¢ habituado a esperar de la narraci¨®n. La dificultad se agudiza cuando hablamos de novelas hist¨®ricas en las que los protagonistas lo son tambi¨¦n. ?ste es el caso de la ¨²ltima novela de Emmanuel Carr¨¨re, Le Royaume (de pr¨®xima aparici¨®n en castellano bajo el t¨ªtulo de El reino, publicada por Anagrama), que para m¨¢s complicarse no versa sobre personajes cualesquiera. En rigor, los protagonistas de su libro vienen a ser nada menos que san Pablo y san Lucas, y al fondo otro, Jes¨²s, al que, se reconozca o no su historicidad, no puede negarse su formidable influencia.
Entre las muchas virtudes de un libro por varias razones excelente, destaca la manera en la que el autor lidia con su complejidad sustancial
Entre las muchas virtudes de un libro por varias razones excelente, destaca la manera en la que el autor lidia con su complejidad sustancial. Ya en otros de sus libros, como El adversario o Lim¨®nov, hab¨ªa demostrado Carr¨¨re su maestr¨ªa para acercarse a una historia real y un personaje existente sin colar en ning¨²n momento sus hip¨®tesis por hechos probados; dando al lector lo que es posible dar a partir de una documentaci¨®n que siempre es incompleta y cuestionable, habitu¨¢ndole a convivir con la incertidumbre y en cierto modo invit¨¢ndole a salir de su zona de comodidad para arriesgar sus propias suposiciones. Este ejercicio lo lleva ahora al extremo por la entidad de las figuras que comparecen en su relato, pero tambi¨¦n porque se trata de seres marcados por la impronta de la fe, y cuya historia versa, justamente, sobre la capacidad de suscitar la fe en otros.
Ni san Pablo ni san Lucas conocieron a Jes¨²s. San Lucas, todo un hallazgo como personaje literario, era un griego que no visit¨® Tierra Santa hasta su edad adulta, en un viaje que Carr¨¨re narra con singular pericia, planteando la posibilidad de que recabara de personas que hab¨ªan conocido a Jes¨²s informaciones que le llevaran a imprimir un especial car¨¢cter a su Evangelio. Con estos mimbres, Carr¨¨re, que inserta como es habitual en ¨¦l extensos tramos de autoficci¨®n, referidos a su propia experiencia como cat¨®lico creyente y practicante primero, y agn¨®stico declarado y sobrevenido despu¨¦s, levanta un monumental edificio narrativo que nos empuja a reflexionar (por cierto: desde el respeto siempre) sobre el hecho de la creencia y la increencia; sobre el dogmatismo f¨¦rreo, representado por Pablo, y la duda que lleva a conceder espacios al contrario, de la que atisba aqu¨ª y all¨¢ destellos en Lucas. Un argumento que, incorporado a una historia de hace 20 siglos, no puede ser m¨¢s contempor¨¢neo.
La fe no est¨¢ probado que mueva monta?as, pero s¨ª que ha movido y mueve la Historia. De todos los pasajes enjundiosos que contiene el libro, perm¨ªtaseme escoger uno y, a falta a¨²n de la edici¨®n espa?ola, traducirlo directamente del original: ¡°No, no creo que Jes¨²s haya resucitado. No creo que un hombre haya regresado de entre los muertos. Simplemente, que eso pueda creerse, que yo mismo lo haya cre¨ªdo, me intriga, me fascina, me descoloca, me perturba (no s¨¦ qu¨¦ verbo es m¨¢s apropiado). Escribo este libro para no creerme que s¨¦ m¨¢s, no crey¨¦ndolo, que aquellos que s¨ª lo creen y que yo mismo cuando lo cre¨ªa. Escribo este libro para no darme la raz¨®n¡±. Admirable. Am¨¦n de necesario.
El reino, de Emmanuel Carr¨¨re, saldr¨¢ publicado en septiembre por Anagrama.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.