¡°?Qu¨¦ noche m¨¢s tonta!¡±
¡®Dinero negro¡¯, un vodevil disparatado, se estrena en el Teatro Amaya de Madrid
Agosto en Madrid, buen momento para estrenar una obra de teatro que se titula Dinero negro. Con ese nombre la clandestinidad de una ciudad medio vac¨ªa o medio llena ¨Caqu¨ª cada uno elige qu¨¦ es lo positivo o lo negativo¨C le viene al pelo. Pero el productor, Jes¨²s Cisneros, no duda, sus experiencias anteriores en las mismas circunstancias son positivas. Se dice que en la capital "hay gente para todo", y ahora, incluso, se puede aludir a ese t¨®pico del verano madrile?o: "se aparca f¨¢cilmente cerca del teatro".
A la cartelera estival se suma Dinero negro, un vodevil que se estrena este mi¨¦rcoles en el teatro Amaya. Una pieza creada por el dramaturgo brit¨¢nico Ray Cooney, autor de S¨¦ infiel y no mires con quien, que lleva a escena Jos¨¦ Manuel Carrasco como director. Un tema de total actualidad que se quiere tratar desde un punto de vista relajado, desde la risa y no desde la reflexi¨®n concienzuda. Una comedia ligera, cuya principal pretensi¨®n, reiteran tanto director como productor, es buscar el disfrute del espectador a trav¨¦s de un tema que no puede estar m¨¢s en boga: un malet¨ªn lleno de dinero negro que genera una sucesi¨®n de acontecimientos, a cual m¨¢s disparatado y absurdo.
La escena ocurre en el sal¨®n de la casa del matrimonio protagonista, Carlos y Ana, la noche que el marido cumple 50 a?os. Un espacio lleno de puertas ¨Cpor donde salen y entran constantemente los personajes¨C que comunican con la cocina, el jard¨ªn, la habitaci¨®n, el ba?o, la calle... Todos ellos lugares donde tambi¨¦n ocurren hechos que marcar¨¢n el transcurso de los acontecimientos. La agilidad de la escena, la cantidad de di¨¢logos y la rapidez con la que van pasando las cosas se debe a que ocurren a la vez y todas ellas se cuentan en el ¨²nico espacio visible para el espectador donde se pueden llegar a juntar: dos polic¨ªas con dudosas intenciones, un taxista, dos matrimonios vecinos y los que aparecen a trav¨¦s del tel¨¦fono que suena sin parar e imprime m¨¢s tensi¨®n, desesperaci¨®n y desvar¨ªo a la escena. Momentos en los que nada es lo que parece: personajes que cambian de nacionalidad, parentescos que var¨ªan en cuesti¨®n de minutos, polic¨ªas con un cuestionable sentido del deber...
Hay preguntas inevitables que inundar¨¢n el patio de butacas: ?Qu¨¦ hacer si por azar te encuentras
un malet¨ªn con 10 millones de euros?
El director quiere llenar el escenario de vida a trav¨¦s de esta pieza que da emoci¨®n a la gris y anodina existencia del matrimonio protagonista. Aunque el objetivo es fundamentalmente el disfrute, hay preguntas inevitables que inundar¨¢ el patio de butacas: ?Qu¨¦ hacer en una situaci¨®n as¨ª?, ?qu¨¦ hacer si por azar te encuentras un malet¨ªn con 10 millones de euros?, ?vencer¨¢ la picaresca o la honestidad?, y a la honestidad se llega ?por convicci¨®n o por miedo? Pero estas cuestiones que sobrevuelan la obra no la cargan. Es una obra r¨¢pida y fresca a la que se le intuye un aumento de ritmo seg¨²n vaya cogiendo marcha y velocidad con el paso de agosto y septiembre.
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