Risas y sensaciones de anta?o
En mi infancia los grandes c¨®micos del cine mudo o hab¨ªan sido cruelmente jubilados por el sonoro o estaban de retirada aunque se hubieran adaptado a ¨¦l. Pero recuerdo haber visto gran parte de su cine en la pantalla grande o en ciclos que les dedicaba la televisi¨®n. Y adem¨¢s de re¨ªrme mucho llegu¨¦ a enamorarme de algunos de ellos. Antes de saber que su cine conten¨ªa algo llamado poes¨ªa, ¨¦pica, una observaci¨®n profunda de la condici¨®n humana. Las reposiciones de las pel¨ªculas de Chaplin eran continuas. Y como casi todo el mundo ador¨¦ a Charlot, aquel personaje genial, aunque el se?or Charles Chaplin, tan consciente de su trascendente arte, nunca me resultara simp¨¢tico. Y el ¨¦nfasis del personaje se vuelve discursivo, estrat¨¦gicamente sentimental, desprovisto de la gracia infinita que chorrean obras maestras como El chico, La quimera del oro, Tiempos modernos, Luces de la ciudad o algunos cortos magistrales. A excepci¨®n del cinismo vitri¨®lico de Monsieur Verdoux, el Chaplin sonoro me deja fr¨ªo. Incluida la sagrada El gran dictador, aunquereconozca que tiene secuencias magistrales, como la de Chaplin jugando con la bola del mundo.
Pero siento amor incondicional por todo el cine de Keaton. Adem¨¢s ser uno de los creadores visuales m¨¢s grandiosos de la historia (Hitchcock ser¨ªa el otro) su hier¨¢tico personaje me resulta tan divertido como excepcional. Es admirable su pureza, su determinaci¨®n, su imaginaci¨®n, su capacidad de supervivencia, su tenacidad, su l¨®gica surrealista. Vuelvo una y otra vez a lo largo del tiempo a la obra de Keaton y la vieja admiraci¨®n permanece inalterable. Todo su cine lleva la marca de un genio. Y adem¨¢s, quiero a ese tipo que nunca sonre¨ªa. Fue maravilloso ver la regocijada bendici¨®n del p¨²blico, las carcajadas colectivas, cuando a principio de los a?os setenta, programamos casi toda su obra en el cineclub del colegio mayor en el que yo viv¨ªa. Y sigo envidiando a los espectadores que le descubren por primera vez. Aunque tengo serias dudas de que los ni?os, adolescentes y j¨®venes actuales posean conocimiento del cine de Keaton y Chaplin. Supongo que en Internet pueden encontrarse sus pel¨ªculas y tambi¨¦n est¨¢n en DVD, ya que ni a los cines ni a las televisiones se les ocurre programar cine en blanco y negro y mudo. Deben considerarlo demencial, estar¨¢n convencidos de que la demanda es inexistente. Y probablemente sus c¨¢lculos tienen raz¨®n. O no. Quiero pensar que aquel cine con el que hemos disfrutado tantas generaciones mantiene su encanto para mucha gente joven. Y me gustar¨ªa ver las reacciones de los cr¨ªos ante Keaton y Chaplin. En una sala grande y a oscuras. O sea, misi¨®n imposible.
Me cuentan que van a reponer en el cine Las vacaciones del se?or Hulot. Tambi¨¦n recibo un cuidad¨ªsimo pack, realizado por profesionales que respetan y les gusta su trabajo, algo bastante ins¨®lito en el mercado audiovisual, que recopila la obra completa de Jacques Tati. Siempre me hizo sonre¨ªr ese se?or franc¨¦s que se invent¨® un cine y un personaje sin referencias, enteramente suyo, con un sello inmediatamente identificable. Y esa sonrisa no se me borra. Y es humor blanco, original, inteligentemente naif, tierno, con gags memorables, atm¨®sfera, escasez de di¨¢logos, im¨¢genes puras. Pero tambi¨¦n me pregunto si un nuevo p¨²blico podr¨¢ conectar con ese humor. Ojal¨¢.
Babelia
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