La gloria de Cervantes
Alc¨¢zar de San Juan guarda una partida de bautismo que se atribuye al autor del ¡®Quijote¡¯
Alc¨¢zar de San Juan, la capital de La Mancha para Azor¨ªn, disputa a Alcal¨¢ de Henares y a otros lugares de Espa?a no el honor de ser la patria de don Quijote, sino la de Cervantes, que es m¨¢s dif¨ªcil. Mientras que en la biograf¨ªa de don Quijote todo es ficci¨®n, en la de Cervantes hay documentos, alguno tan incontestable como el de la partida de su bautismo cat¨®lico. Que est¨¢ en Alcal¨¢ de Henares o por lo menos eso yo he o¨ªdo y le¨ªdo.
Pero el due?o del hotel en el que he dormido no est¨¢ dispuesto a aceptar tal cosa. Para ¨¦l no est¨¢ nada claro d¨®nde naci¨® Cervantes y, como mucho, deja lugar a la duda, pero no para que cualquier lugar se apunte a la controversia (¡°?Hasta Infantes quiere ahora, f¨ªjese, ser la patria de Cervantes!¡±), sino para discutirlo ¨²nicamente entre Alcal¨¢ de Henares y Alc¨¢zar:
¡ªDicen que, cuando iba a morir ¡ªme cuenta, totalmente en serio¡ª, a Cervantes le preguntaron de d¨®nde era. Y ¨¦l respondi¨® que de Alca¡ y, antes de seguir, muri¨®.
Para el sacrist¨¢n, la redacci¨®n del documento no deja lugar a dudas
¡ª?Pues vaya!¡ª le digo yo, divertido.
En la iglesia mayor del pueblo, de proporciones catedralicias y con trazas de haber sido una mezquita anteriormente (hay restos en sus paredes de yesos ¨¢rabes), el sacrist¨¢n, que est¨¢ m¨¢s versado, me explica las razones por las que, seg¨²n ¨¦l, el nacimiento de Cervantes en Alcal¨¢ de Henares no es tan evidente. Lo que sucede, me dice, es que la villa del Henares tiene el apoyo de Madrid ¡ª¡°que es mucho apoyo¡±¡ª apostilla¡ª y Alc¨¢zar tiene que defender su candidatura por s¨ª sola. Las razones son diversas seg¨²n el sacrist¨¢n de Santa Mar¨ªa (que, mientras las enumera, me va ense?ando la iglesia, incluido el camar¨ªn de la Virgen, sobre el altar: una aut¨¦ntica bombonera rococ¨® llena de oros y otros adornos), pero la principal de todas es la partida de bautismo que se guarda en el archivo parroquial y cuya redacci¨®n no deja lugar a dudas para ¨¦l: ¡°En nuebe d¨ªas del mes de nobiembre de mil quinientos y cincuenta y ocho baptiz¨® el Rvdo. Se?or al? d¨ªaz pajares un hijo de blas de Cervantes Sabedra y de Catalina L¨®pez que le puso (de) nombre Miguel¡±. Para remachar el clavo, en el margen de la anotaci¨®n alguien escribi¨® m¨¢s tarde (un p¨¢rroco del siglo XVIII, seg¨²n el sacrist¨¢n, que lo sabe todo) una frase que dice textualmente: ¡°Este fue el autor de la Historia de Don Quixote¡±.
Uno de los monumentos del pueblo, al menos desde el siglo XIX, es la estaci¨®n
El resto de los argumentos, que van desde el gran conocimiento que Cervantes demuestra en su novela de la comarca de San Juan a que a¨²n haya apellidos Cervantes y Saavedra en el pueblo o a que el famoso duque de B¨¦jar, al que Cervantes dedic¨® su obra, fue prior de la Orden de San Juan, cuya capital era Alc¨¢zar, abundan en el origen alcazare?o del autor del Quijote para el sacrist¨¢n, que, pese a ello, se muestra posibilista y m¨¢s abierto a otras opiniones que su vecino, el due?o del hotel:
¡ªLa gloria de Cervantes, de todos modos, fue su obra, no su vida, y ¨¦sa est¨¢ claro que est¨¢ ¨ªntimamente vinculada a Alc¨¢zar¡ª concluye.
¡ªEn eso tienes raz¨®n¡ª le digo.
Aparte de la iglesia de Santa Mar¨ªa y del torre¨®n que est¨¢ enfrente de ella y que fue la sede del priorato de la Orden de San Juan, la defensora de Alc¨¢zar y su comarca durante siglos, el pueblo tiene otros puntos de inter¨¦s (las iglesias de San Francisco y de Santa Quiteria, tan monumentales como la parroquial y, como ella, construidas con una piedra de color rojo que les da una calidez especial, y los conventos de la Trinidad ¡ªsiempre la Trinidad unida a Cervantes¡ª y de Santa Clara, ¨¦ste convertido en hotel desde hace ya tiempo), pero el verdadero monumento del pueblo, al menos desde el siglo XIX, cuando se construy¨®, es la estaci¨®n del ferrocarril, famosa en todo el pa¨ªs porque por ella pasaban todos los trenes que iban hacia el sur de Espa?a. En ella paraban muchos viajeros para comprar las famosas tortas de Alc¨¢zar, que todav¨ªa se venden a lo que veo, y cambiaban los equipos de maquinistas y ferroviarios por otros de refresco.
Y desde ella parti¨® Azor¨ªn, despu¨¦s de recorrer La Mancha siguiendo a don Quijote, en direcci¨®n a Madrid un d¨ªa del a?o 1905 dejando escritas estas palabras de despedida que uno comparte a pesar del tiempo transcurrido: ¡°?Habr¨¢ otro pueblo, aparte de ¨¦ste, m¨¢s castizo, m¨¢s manchego, m¨¢s t¨ªpico, donde m¨¢s ¨ªntimamente se comprenda y se sienta la alucinaci¨®n de estas campi?as rasas, el vivir doloroso y resignado de estos buenos labriegos y la monoton¨ªa y la desesperaci¨®n de las horas que pasan y pasan lentas, eternas, en un ambienta de soledad, de tristeza y de inacci¨®n? (¡) Decidme, ?no comprend¨¦is en estas tierras los ensue?os, los desvar¨ªos, las imaginaciones desatadas del grande loco?¡±.
Las ¨®rdenes militares
La de San Juan de Malta fue una de las tres ¨®rdenes militares a las que el rey encarg¨® la defensa de la Marca Media, como se llamaba en la Edad Media a la meseta que se extiende entre el r¨ªo Tajo y Andaluc¨ªa, cuando se reconquist¨® a los ¨¢rabes.
En ¨¦poca de Miguel de Cervantes a¨²n exist¨ªan y manten¨ªan un gran poder, tanto que, llegado un punto, la monarqu¨ªa espa?ola se enfrent¨® a ellas para contrarrestarlo.
En La Mancha su memoria se conserva todav¨ªa en monumentos y en la toponimia hist¨®rica, especialmente en el nombre de los territorios a los que se extend¨ªa su influencia, como la comarca de San Juan o el Campo de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real, o el de Santiago, mayoritario en las de Toledo y Cuenca.
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