Iv¨¢n Vicente y Rub¨¦n Pinar se revalorizan en la plaza de Las Ventas
El desacierto con los aceros les impidi¨® redondear el triunfo ante buenos toros de Gavira
Iv¨¢n Vicente, en el ostracismo desde que pis¨® la plaza de Las Ventas por ¨²ltima vez hace seis a?os, se ha reivindicado en la oportunidad estival de ayer, revalorizando su toreo con una doble actuaci¨®n que le vali¨® cortar una oreja y dar una vuelta al ruedo, en una tarde en la que tambi¨¦n Rub¨¦n Pinar ray¨® a buen nivel.
Con algo m¨¢s de un cuarto de entrada, se lidiaron cuatro toros de Gavira, de desiguales hechuras y remates, y de buen juego en distintos grados; y dos -cuarto y quinto- de Carriquiri, mejor presentados, pero faltos de casta y clase.
Iv¨¢n Vicente: buena estocada (oreja); y dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo); Rub¨¦n Pinar: estocada desprendida y cuatro descabellos (vuelta al ruedo tras aviso), y estocada (ovaci¨®n), David Galv¨¢n: estocada ligeramente trasera (ovaci¨®n tras dos avisos); y pinchazo, media atravesada y cuatro descabellos (silencio tras aviso).
?Qu¨¦ buena tarde de toros en Madrid! De primeras, enhorabuena para el ganadero de Gavira, pues, aunque lidi¨® s¨®lo cuatro toros, menudos fueron. En el recuerdo, Antonio Gavira, creador de la ganader¨ªa, art¨ªfice de una cuidada y laboriosa selecci¨®n en los genes de sus toros.
De igual manera, fue tambi¨¦n notable la actuaci¨®n del torero madrile?o Iv¨¢n Vicente, que tuvo en sus manos la salida a hombros; no obstante, caus¨® una grat¨ªsima impresi¨®n que le debe suponer una puerta abierta de par en par para entrar en la pr¨®xima feria de San Isidro. Como Rub¨¦n Pinar, que tore¨® con mucha suficiencia, temple y compromiso, aunque el fallo a espadas no le permiti¨® finalmente pasear el trofeo. Dos toreros, por tanto, resucitados en el verano madrile?o.
La primera faena de Vicente fue para paladares exquisitos. En el capote dej¨® lances aislados de buen porte; pero lo mejor lleg¨® en la muleta, donde el quehacer del madrile?o aun¨® buen gusto y temple, plasmando muletazos de exquisito trazo sobre ambas manos ante un toro noble y con calidad en las embestidas.
Falt¨®, quiz¨¢, profundidad para mayor rotundidad, mas no import¨®. La obra de Vicente fue algo delicioso, de toreo elegante, bello y de mucho aroma. Gust¨® tanto que, tras la estocada, pase¨® una oreja de ley.
El cuarto, primer ¡®remiendo¡¯ de Carriquiri, tuvo tanta fachada como poco empuje, movi¨¦ndose a su aire, sin humillar. Pero Vicente volvi¨® a recetar muletazos de mucho sentimiento, tirando muy bien de su antagonista para llevarlo largo, limpio y templado. Enorme capacidad del torero de Soto del Real, muy metido siempre en la faena, perfecto en la colocaci¨®n, y con asiento y suficiencia. Qu¨¦ pena los dos pinchazos previos a la estocada final, los que, a la postre, le cerraron una puerta grande que ya ten¨ªa entreabierta. A pesar de ello, la vuelta al ruedo supo a trofeo.
El primero de Pinar fue un animal demasiado vareado -justo de presencia- para una plaza como Madrid. Pero m¨¢s all¨¢ de su apariencia, lo bueno fue que tambi¨¦n respondi¨® en el ¨²ltimo tercio, a¨²n con un punto de mansedumbre. El torero albacete?o estuvo muy centrado con ¨¦l, y lo tore¨® con reposo, mejor si cabe al natural, por donde firm¨® pasajes con desmayo, y la mano baja. La figura relajada, todo con cadencia y muy reunido, como las grandes faenas. L¨¢stima que al final se atascara con el descabello, lo que le hizo perder un triunfo cantado. La vuelta al ruedo, no obstante, tuvo su peso en oro.
El quinto fue el garbanzo negro de la corrida. Fue un toro desclasado y sin apenas recorrido por su manifiesta falta de casta. Pinar no tuvo opci¨®n a nada.
Galv¨¢n sorte¨® en primer lugar un toro que, pese a moverse, no tuvo la calidad de sus hermanos anteriores, y el diestro gaditano dej¨® retazos de buen toreo, aunque la faena no llegara nunca a tomar altura a pesar de su insistencia, tanto que son¨® un aviso antes de que montara la espada.
El sexto pec¨® de pocas fuerzas y se parti¨® un pit¨®n por la cepa, lo que limit¨® su juego en la muleta. Galv¨¢n asumi¨® su poca suerte con una tarea de tanto ah¨ªnco como escaso lucimiento.
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