El fot¨®grafo de la premonici¨®n
Ricardo Calero reflej¨® hace diez a?os el actual drama migratorio del Mediterr¨¢neo
A veces, el arte imita a la vida y, a veces, la vida termina imitando al arte. ¡°Cuando vi la fotograf¨ªa me qued¨¦ conmocionado¡±, explica, al otro lado del tel¨¦fono, Ricardo Calero (Ja¨¦n, 1955). Se refiere a la instant¨¢nea captada el 5 de agosto por la polic¨ªa italiana (y difundida despu¨¦s por numerosos medios de comunicaci¨®n de todo el mundo, entre ellos EL PA?S) en la que decenas de inmigrantes flotan en aguas del Mediterr¨¢neo esperando ser rescatados tras naufragar su barco, que hab¨ªa partido de la costa libia.
Hace diez a?os, Calero esparci¨® en el mar y fotografi¨® m¨¢s de 3.000 copias de pasaportes para reflejar el drama de la migraci¨®n. ¡°Al ver la imagen [de la pasada semana], me qued¨¦ media hora parado, porque lo que en mi trabajo eran pasaportes ahora son seres humanos¡±, comenta.
Dispar¨® su fotograf¨ªa en el cabo de Gata, en Almer¨ªa, sin m¨¢s ambici¨®n que la de contar, ¡°con el lenguaje del artista¡±, la realidad de la migraci¨®n. ¡°Entonces, pensaba que ya era un tema de capa ca¨ªda; ni me pod¨ªa imaginar lo que estamos viviendo hoy¡±, explica, sorprendido por el alarmante n¨²mero de muertes en el Mediterr¨¢neo. En lo que va de a?o, m¨¢s de 2.000 personas que buscaban un nuevo hogar han fallecido en sus aguas, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones.
Su proyecto, Sue?os en el mar, comenz¨® en 2001 y ha durado m¨¢s de 10 a?os ¡ªde hecho, su autor no lo da por cerrado¡ª. La idea consist¨ªa en arrojar al mar desde una lancha cientos de pasaportes fotocopiados para despu¨¦s seguir y fotografiar su recorrido. ?El objetivo? Un retrato del viaje que un migrante realiza cuando se embarca. ¡°De los 3.650 que lanc¨¦, recuper¨¦ 78¡±, precisa. Los dem¨¢s quedaron a merced de las olas. ¡°Me gustar¨ªa que alguien encontrara algunos y le hicieran reflexionar¡±.
La historia de la humanidad es la historia de la emigraci¨®n Ricardo Calero, artista
Calero no oculta su perplejidad por las pol¨ªticas europeas en este asunto. Grecia, uno de los pa¨ªses comunitarios que est¨¢ recibiendo m¨¢s inmigrantes, especialmente refugiados que huyen de la guerra en Siria e Irak ¡ª124.000 este a?o, seg¨²n Acnur¡ª, ruega a Bruselas ayuda y se siente ignorada. ¡°?Desde cu¨¢ndo un inmigrante es un ilegal?¡±, se pregunta el artista. ¡°Ser¨¢ irregular, pero las personas nunca son ilegales¡±, a?ade.
Met¨¢fora de la identidad
Calero utiliz¨® el pasaporte como met¨¢fora de la identidad personal: ¡°Como documento pasado por un registro oficial, te convierte en alguien. Con ¨¦l ya no solo existes, sino que eres; eres un nombre y un n¨²mero¡±.
Sue?os en el mar ya se ha presentado en Espa?a, en Italia y, recientemente, en Andorra. Tambi¨¦n se ha podido ver en formato de v¨ªdeo, en Madrid. Este trabajo ¡°parte de una reflexi¨®n¡± sobre ¡°la historia de la humanidad¡±, que para ¨¦l ¡°es la historia de la emigraci¨®n¡±.
Y respalda as¨ª su idea: ¡°Si t¨² eres creyente, ves que los primeros emigrantes fueron Ad¨¢n y Eva, expulsados del Para¨ªso; si eres evolucionista, sabes que todos venimos de ?frica¡±. ¡°Somos lo que somos gracias a la migraci¨®n¡±, remata.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.