Tino Sehgal: ¡°La reacci¨®n com¨²n a mi obra es dar marcha atr¨¢s¡±
El artista germano-brit¨¢nico protagoniza su primera retrospectiva en el Stedelijk de ?msterdam, que reproduce sus ¡®performances¡¯ durante todo este a?o
Eviten llamarles performances: Tino Sehgal (Londres, 1976) prefiere denominar ¡°situaciones construidas¡± a sus intervenciones art¨ªsticas. Seg¨²n confiesa el artista, con cierto aspecto de hipster jubilado y acento de origen impreciso ¡ªes paquistan¨ª por parte de padre y alem¨¢n por el lado materno¡ª, el t¨¦rmino alude al manifiesto situacionista que Guy Debord public¨® en 1957, incitando a los artistas del mundo entero a ¡°construir momentos que provoquen que el espectador abandone su pasividad¡±, iniciando as¨ª su camino ¡°hacia una vida menos mediocre¡±. Para Sehgal, el arte tampoco puede ser solo una actividad contemplativa. ¡°Lo que me disgusta de la palabra performance es que implica un antagonismo impl¨ªcito entre el int¨¦rprete y su p¨²blico, en el que el primero es activo y el segundo, pasivo. La noci¨®n de interpretar algo ante alguien supone que el espectador quede marginado del proceso cuando, para m¨ª, tiene que estar siempre en el centro¡±, explica el artista, sentado sobre el parqu¨¦ de una de las salas del Stedelijk Museum de ?msterdam, mientras la recepci¨®n anuncia el cierre por megafon¨ªa.
El museo holand¨¦s dedica a Sehgal su primera retrospectiva. Y, como todo lo que toca, no es una exposici¨®n com¨²n. Desde el 1 de enero y hasta el 31 de diciembre de este a?o, el artista recrea en el museo algunas de las ¡°situaciones¡± de su trayectoria, iniciada a finales de los noventa en el campo de la danza contempor¨¢nea m¨¢s experimental. Durante cada uno de los 365 d¨ªas de este a?o, Sehgal vuelve a representar sus creaciones m¨¢s significativas en las salas de este centro pionero en la apertura a nuevas disciplinas, que abraz¨® desde los a?os sesenta. En un rinc¨®n de la colecci¨®n permanente, cuatro actores disfrazados de vigilantes de museo dan vueltas alrededor a cada visitante. Ejecutan una esforzada coreograf¨ªa y cantan un estribillo ¡ª¡°Oh! This is so contemporary! So contemporary!¡± (?Oh! ?Esto es tan contempor¨¢neo! ?Tan contempor¨¢neo!)¡ª como si de una comedia musical ambientada en un museo se tratara. Un poco m¨¢s all¨¢, dos parejas de bailarines recrean Kiss, en la que duplican los besos m¨¢s famosos de la historia del arte, inmortalizados por Klimt, Rodin o Jeff Koons. A su alrededor, los paseantes se amontonan para descubrir un espect¨¢culo cada vez m¨¢s t¨®rrido.
¡°Hace 10 o 15 a?os, su obra generaba rechazo, pero se ha producido un cambio. Sus obras son muy directas y logran hablar al visitante a un nivel emocional¡±, afirma el comisario Martijn van Nieuwenhuyzen, conservador del Stedelijk, para quien su estatus corresponde a una revalorizaci¨®n de la performance en los ¨²ltimos tiempos. ¡°En los museos, la performance y las disciplinas colindantes se han vuelto omnipresentes. Lo que en los setenta era elitista hoy se ha convertido casi en un espect¨¢culo¡±, a?ade. ?Simboliza Sehgal, premiado en 2013 con el Le¨®n de Oro en la Bienal de Venecia, ese cambio de categor¨ªa? El artista discrepa. ¡°Las cosas no han cambiado tanto. La reacci¨®n m¨¢s com¨²n ante mi obra sigue siendo entrar por la puerta y dar marcha atr¨¢s. ?Cu¨¢ntas veces logra un espectador ver una obra de arte en vivo, en comparaci¨®n con un cuadro o una escultura? El porcentaje no debe de superar el 0,001%¡±, denuncia. ¡°Lo bueno de exponer en un gran museo es que me permite tener acceso a un p¨²blico que, en realidad, solo ven¨ªa a ver a Matisse¡±.
Obtener unos minutos con Sehgal, reconocido al¨¦rgico a las entrevistas, no ha sido tarea f¨¢cil. Ha hecho falta insistir durante semanas y prometer no hacerle preguntas improcedentes. ¡°Tino no desea tener que explicar qu¨¦ significa su trabajo¡±, advirti¨® su jefa de prensa. No son las ¨²nicas imposiciones de un artista sistem¨¢ticamente enfrentado a los c¨®digos que rigen el mundo del arte contempor¨¢neo. Por ejemplo, Sehgal no permite fotografiar sus obras, ni difundir im¨¢genes a la prensa que den cuenta de ellas. Sus exposiciones no pueden ir acompa?adas de paneles, cat¨¢logos u otros productos derivados. Para el artista, las inauguraciones de aire festivo est¨¢n terminantemente prohibidas. Si un museo o coleccionista privado desea comprar una de sus obras, tendr¨¢ que hacerlo a trav¨¦s de un contrato oral ante notario. ¡°No existe ning¨²n documento escrito que demuestre que la obra te pertenece. En el encuentro que precede a la compra, te recuerdan una serie de reglas que fijan las condiciones en que el trabajo deber¨¢ ser expuesto¡±, explica Van Nieuwenhuyzen, que hace a?os compr¨® una de las performances de Sehgal para el Stedelijk. El MoMA y el Pompidou tambi¨¦n disponen de las suyas, valoradas en 100.000 euros por pieza. Si en realidad vende humo, como se ha dicho, tiene enga?ado a medio planeta.
Lo bueno de exponer en un gran museo es que me permite acceder a un p¨²blico que, en realidad, solo ven¨ªa a ver a Matisse¡±
La obra de Sehgal, hijo de un inform¨¢tico de IBM y un ama de casa que creci¨® en los suburbios acomodados de Stuttgart, encierra una cr¨ªtica mal disimulada al materialismo imperante. En un mundo plagado de objetos, este artista ¡ªcon formaci¨®n de economista¡ª prefiere dar valor a lo ef¨ªmero e incorp¨®reo. Por ejemplo, al resultado de la m¨¢s sencilla interacci¨®n humana. En su exposici¨®n triunfal de 2010 en el Guggenheim de Nueva York, un ni?o acog¨ªa al visitante en la planta baja. Empezaba entonces un largo di¨¢logo, entre banal y existencial, al que luego dar¨ªan cuerda un adolescente, un adulto y un anciano, que se sumaban al paseo a lo largo de la rampa en espiral del edificio. ¡°Acceder a los museos me parece importante, porque son lugares donde se legitima nuestra cultura. Me interesa demostrar que se puede exponer en ellos cosas que no sean objetos¡±, dice el artista.
La historiadora del arte Dorothea von Hantelmann, especialista en su obra (y madre de sus dos hijos), analiza as¨ª su prop¨®sito: ¡°El trabajo de Sehgal tiene el car¨¢cter de un experimento bajo el que yace una cuesti¨®n: c¨®mo crear algo a partir de nada, c¨®mo crear significado y valor econ¨®mico sin crear un objeto f¨ªsico¡±, afirma en el ensayo How to do things with art. ¡°Sehgal utiliza formas art¨ªsticas como bailar y cantar, que generan significado a trav¨¦s del cuerpo, sin necesidad de producir un objeto material¡±, a?ade. Si Sehgal introduce sus creaciones en el museo es para ¡°proporcionarles un escenario ritual¡± y posibilitar que reciban el mismo aplauso que ¡°nuestra cultura concede al artefacto material¡±.
Lo que tambi¨¦n se le da bien es abordar cuestiones inc¨®modas. En otra exposici¨®n, celebrada en la Tate Modern en 2012, un grupo de 70 int¨¦rpretes ¡ªactores, bailarines y ni?os que representaban a todos los sectores de la sociedad londinense y que escogi¨®, como tiene costumbre, en un casting¡ª lanz¨® preguntas con carga pol¨ªtica, econ¨®mica y metaf¨ªsica a los visitantes que deambulaban por la Sala de las Turbinas. ?Cu¨¢ndo sentiste que pertenec¨ªas a algo? ?Cu¨¢ndo experimentaste el sentimiento de llegar a alg¨²n lugar? Muchos no salieron indemnes de la experiencia. El entonces director del museo, Chris Dercon ¡ªquien le rebautiz¨® como ¡°el artista de la pregunta¡±¡ª, afirm¨® que era ¡°el proyecto m¨¢s complejo, dif¨ªcil y peligroso¡± que la Tate hubiera exhibido jam¨¢s. Sus interrogaciones sobre nuestro tiempo ¡ªy el arte que lo caracteriza¡ª siguen resonando ahora en las paredes del Stedelijk durante un tiempo r¨¦cord: doce meses seguidos.
A Year at the Stedelijk: Tino Sehgal. Stedelijk Museum. ?msterdam. Hasta el 31 de diciembre.
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