Como un objeto perdido
El escritor Juan Pablo Villalobos (M¨¦xico, 1973), que ha publicado este a?o 'Te vendo un perro', comienza este relato
En casa reinaba una gran conmoci¨®n porque yo hab¨ªa desaparecido durante tres d¨ªas sin dar explicaciones. Peor: ahora solo repet¨ªa que no recordaba d¨®nde hab¨ªa estado. Mi esposa exig¨ªa ex¨¢menes neurol¨®gicos. Mis hijos hablaban del "secuestro", aunque nadie hubiera pedido rescate y la existencia de grupos criminales sin fines de lucro estuviera descartada. ?Los escuch¨¦ llamar a una funeraria para cancelar una reserva! Mis nietos reclamaban, porque, seg¨²n la versi¨®n oficial, yo acababa de regresar de viaje, ?sin regalos! Fue el m¨¢s peque?o el que encontr¨® la primera pista: "?Qu¨¦ es eso que tiene el abuelo detr¨¢s de la oreja?".
La familia en tropel se dirigi¨® hacia m¨ª, empuj¨¢ndose unos a otros por ser los primeros en ver qu¨¦ ten¨ªa detr¨¢s de la oreja. Llevaba un rato deseando rascarme, un leve picor se hab¨ªa instalado en la zona y no desaparec¨ªa. Mi mujer fue la primera en llegar. Su grito me asust¨® y ped¨ª ver lo que ten¨ªa. Mi hijo me ense?¨® la fotograf¨ªa que acababa de hacer con el m¨®vil. En la pantalla se ve¨ªa, en un c¨ªrculo de piel irritada, un peque?o tatuaje de un c¨®digo de barras.
Me cogieron en volandas y se dispusieron a bajarme a la tienda de ultramarinos. Mi mujer gritaba excitada: "!Que le lean el c¨®digo!¡±. Mis nietos lloraban sin consuelo porque el abuelo estaba enfermo y el bulldog de mi nuera se revolcaba mordi¨¦ndose el rabo v¨ªctima de un ataque de ansiedad. Ya en la tienda me soltaron en la cinta transportadora y entre botes de conserva la cajera procedi¨® a la lectura del c¨®digo. Apunt¨® con la pistola y dispar¨®. La pantalla se ilumin¨®: filete de equino 18,50 €/kg.
El silencio en sus miradas se hizo notar. Aument¨® la confusi¨®n y el escepticismo. Sandra, mi mujer, despu¨¦s de un breve suspiro murmur¨® "esto es incre¨ªble". La sensaci¨®n de picor aumentaba, y se hac¨ªa cada vez m¨¢s intolerable. Mi hijo, en un acto impulsivo y violentamente desmedido, arrebat¨® la pistola a la cajera, quien continuaba p¨¢lida observando la pantalla, dispar¨® el lector de barra por segunda vez, sobre el tatuaje, arrojando en esta ocasi¨®n un mensaje distinto: 10? 53?9?N, 72? 50?53?W.
¡°?Colombia!¡± grit¨® mi hijo al meter las coordenadas en el m¨®vil, y la palabra hizo que un hormigueo me recorriese desde el c¨®digo de barras hasta los pies. Cuando llegamos al Adolfo Su¨¢rez, mi hijo ya hab¨ªa sacado dos vuelos por internet y tras 48 horas de viaje, llegamos a una tasca de un pueblo tan miserable como perdido. Una chica de rasgos ind¨ªgenas, dir¨ªa que menor de edad, atend¨ªa tras la barra. Mientras nos serv¨ªa un par de ?guilas fr¨ªas suspir¨®: ¡°Lleg¨¢is tarde, Marcos est¨¢ muy enfadado¡±.
La siniestra sonrisa de Marcos brillaba por un diente de oro. Era obeso, casi m¨®rbido y parec¨ªa dedicar muchas horas del d¨ªa a mimetizarse con el butac¨®n desde el que nos habl¨®. ¡°Gracias por traerlo de vuelta, se?or¡±, dijo dirigi¨¦ndose a mi... ?hijo? ¡°Jam¨¢s se hab¨ªa ido tan lejos de la residencia¡±. La joven que nos hab¨ªa conducido hasta el oscuro despacho deposit¨® una gruesa carpeta encima de su mesa. ¡°?Qu¨¦ contiene?¡± quise saber y ¨¦l lac¨®nicamente respondi¨®: ¡°Todo eso que usted ya no recuerda¡±.
El primer p¨¢rrafo es de Juan Pablo Villalobos; los siguientes son, por orden, de Jos¨¦ Antonio Su¨¢rez, Santi S¨¢nchez, Paul Rincones, Daniel Morales y Marta Garc¨ªa.
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Cada lunes un escritor empezar¨¢ un relato que los lectores de EL PA?S pueden continuar. Ese texto a?adido se elegir¨¢ entre los enviados por los lectores y as¨ª cada d¨ªa hasta el viernes, cuando un ¨²ltimo texto cerrar¨¢ el cuento. En la edici¨®n impresa del domingo se publicar¨¢ el relato completo, con los cr¨¦ditos respectivos de cada autor. Se trata de elaborar un relato coral, un juego literario m¨¢s conocido en el argot creativo como cad¨¢ver exquisito.
Los textos de los lectores deben tener un m¨¢ximo de 500 caracteres. Los participantes deben registrarse. Las aportaciones se recibir¨¢n hasta las 13.00 (hora peninsular espa?ola) de cada d¨ªa. Entonces, la secci¨®n de Cultura elegir¨¢ tres propuestas para que los lectores de EL PA?S voten en la web la mejor continuaci¨®n del cuento. El horario de votaciones de los lectores ser¨¢ entre las 16.00 y las 19.00 (hora peninsular espa?ola). Despu¨¦s se publicar¨¢ el p¨¢rrafo m¨¢s votado en la edici¨®n digital y volver¨¢ a comenzar el per¨ªodo de env¨ªo de propuestas.
Babelia
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