Adi¨®s a las etiquetas
Las ilustradoras que quer¨ªan hacer carrera en este pa¨ªs ten¨ªan que romper una a una las paredes de las muchas celdas con las que se encerraba a la mujer
Durante mucho tiempo, las ilustradoras que quer¨ªan hacer carrera en este pa¨ªs ten¨ªan que romper una a una las paredes de las muchas celdas con las que se encerraba a la mujer. Primero, ten¨ªan que demostrar que su pasi¨®n por el arte no era una simple afici¨®n, un entretenimiento mientras esperaban al apuesto muchacho que fuera padre de sus hijos. Despu¨¦s, ten¨ªan que soportar que la sociedad ¡ªe incluso aquellos que practicaban su misma profesi¨®n¡ª las mirara con menosprecio, mientras la industria intentaba recortar sus alas reduciendo sus posibilidades expresivas a la ilustraci¨®n para ni?os y, si era posible, solo para ni?as. Pero ni siquiera as¨ª se pod¨ªa encerrar su capacidad creadora: en los a?os treinta ya Lola Anglada daba muestras de virtuosismo ilustrando Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, mientras Pitti Bartolozzi romp¨ªa esquemas con su trazo moderno en las aventuras de Canito y su gata peladilla,igual que despu¨¦s retratar¨ªa la crueldad de la guerra con dibujos de doloroso surrealismo.
Tras la guerra, autoras como Pili Blasco, Rosa Galcer¨¢n, Carmen Barbar¨¢, Merc¨¦ Llimona o Purita Campos, pese a ser obligadas a trabajar ¨²nicamente en revistas para ni?as pensadas por editores masculinos, lograron que su trabajo brillara, abriendo las puertas a la revoluci¨®n que llegar¨ªa a finales de los a?os setenta.
Con el ejemplo del trabajo provocador que ven¨ªa de Francia firmado por autoras como Bretecher, Montellier, Cestac o Claveloux, j¨®venes ilustradoras como Nuria Pompeia, Marika Vila, Montse Clav¨¦, Pilar¨ªn Bay¨¦s o Asun Balzola, por solo citar algunas, se dedicaron a ensanchar la corta mirada de la sociedad con trabajos ajenos a las etiquetas con las que se prejuzgaban. Ellas dejaron el camino despejado para la gran generaci¨®n de j¨®venes autoras que llegar¨ªa durante los a?os ochenta, donde nombres como los de Ana Juan, Ana Miralles, Victoria Martos, Marta Balaguer, Marta Guerrero, Antonia Santolaya, Montse Ginest¨¢ o Laura P¨¦rez firmaban un cambio de rumbo que se certific¨® en la exposici¨®n Papel de Mujeres, organizada por el Instituto de la Juventud en 1988.
Treinta a?os despu¨¦s, la lista de autoras que trabajan en la ilustraci¨®n y el c¨®mic es tan interminable como variada y rica: Sonia Pulido, Mar¨ªa Herreros, Emma R¨ªos, Paula Bonet, Moderna de Pueblo, Cristina Dur¨¢n, Mamen Moreu, Elena Odriozola, Noem¨ª Villamuza¡ Solo una peque?a muestra de las docenas de autoras que pueblan con sus trazos libros ilustrados y tebeos, dentro y fuera de nuestras fronteras, y que han conseguido, por fin, dejar aparcada esa visi¨®n paternalista que segu¨ªa ahondando hasta hace poco en la ¡°visi¨®n femenina¡± o en la ¡°sensibilidad especial¡±, para que sus trabajos se valoren solo por su calidad y no por su g¨¦nero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.