Ni la Virgen lo arregla

Este agosto, sin descanso para la clase pol¨ªtica, nos ha sorprendido con un episodio del caso Rato visitando al ministro del Interior. Durante toda la ma?ana del viernes, webs y televisiones nos ofrec¨ªan la trastabillada comparecencia de Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz en el Congreso, tratando de explicar lo que el exvicepresidente del Gobierno Aznar, exresponsable del FMI y Bankia en su edad dorada hab¨ªa contribuido a oscurecer con esta frase un tanto p¨¦rfida: ¡°He ido a hablar de lo que me est¨¢ pasando¡±.

Jam¨¢s una ambig¨¹edad result¨® tan clara. Ni una torpeza tan elocuente. M¨¢s cuando, mediante sus explicaciones, sin mirar al frente, desordenando las subordinadas y esgrimiendo que la de Rato era una ¡°preocupaci¨®n fundada, y cuando digo fundada, digo fundada¡±, result¨® un relicario de desatinos dignos de un curso dedicado a desprop¨®sitos en comunicaci¨®n pol¨ªtica. Claro que para maestros en grisura y evidencias de saldillo, su jefe.

A falta de explicaciones elocuentes, me encanta imaginar la escena en su despacho: Jorge atento y Rodrigo contando lo que le est¨¢ pasando. Hasta 400 tuits amenazantes ha recibido, seg¨²n el ministro. Si fuera por eso, va a encontrar cola pidiendo escoltas con pinganillo para periodistas, futbolistas, youtubers, artistas con y sin IVA. El caso es que Rato entr¨® a Interior, pag¨® con su tarjeta black y dej¨® a todo el Gobierno enmarronado cuando el verano se presentaba de perlas a costa de la s¨®lida recuperaci¨®n.

No olvidemos que enfrente ten¨ªa al autor de la ley mordaza, al gendarme que fue a comprobar las p¨²as con que disuadir a los inmigrantes de saltar las vallas y al p¨ªo que quiso condecorar con la medalla de la Guardia Civil a la Sant¨ªsima Virgen del Amor por sus desamparos. En este caso, ni ella, tan piadosa, arregla el milagro.