Talavante, la encerrona gafada
El torero anunci¨® que se enfrentar¨ªa a seis toros, pero no era verdad; eligi¨® seis animales con alma de borregos
Una encerrona en solitario con seis toros es un gesto meritorio, pero entra?a sus riesgos; sobre todo, cuando las cosas no se hacen correctamente. Y, a tenor de lo visto en la plaza de M¨¢laga, Alejandro Talavante cometi¨® un error imperdonable que le pes¨® durante toda la corrida.
El torero anunci¨® que se enfrentar¨ªa a seis toros, pero no era verdad; eligi¨® seis animales con alma de borregos, sin trap¨ªo, sin poder, sin casta, lisiados, descastados¡ Una aut¨¦ntica birria. Dos de ellos fueron devueltos a los corrales y uno de los sobreros sigui¨® el mismo camino.
VARIAS GANADER?AS / TALAVANTE
Varias ganader¨ªas: 1?, Fuente Ymbro; 2?, Victoriano del R¨ªo: descastados; 3?, Juan Pedro Domecq: devuelto; 4?, Daniel Ruiz: devuelto; 4?, Garcigrande: nobil¨ªsimo; 5?, La Quinta: parado. Sobreros: 3?, de Jandilla, descastado; 4?, Lagunajanda, devuelto; segundo sobrero, de Torreherberos, corrido en sexto lugar.
Alejandro Talavante: dos pinchazos, media tendida y descabello (silencio); estocada y descabello (ovaci¨®n); dos pinchazos, casi entera y descabello (silencio); estocada baja y tendida (dos orejas); estocada (vuelta al ruedo); estocada (ovaci¨®n).
Plaza de La Malagueta. 19 de agosto. Tercera de feria. Casi lleno.
En fin, un gafe, una sonoro fracaso, sin paliativo alguno, a pesar de las orejas y la algarab¨ªa desbordante de este p¨²blico tan generoso como poco exigente con la pureza de toros y toreros.
De cualquier modo, Talavante no hizo m¨¢s que lo que hacen todas las figuras: exigir toros de desecho, buscar la complicidad de una exagerada comodidad mal entendida y enga?ar ¡ªs¨ª, enga?ar¡ª a los que pasan por taquilla. Y todo, a la espera de que salga la tonta del bote y cortarle las orejas.
En fin, fue la suya una encerrona virtual, impropia de quien ostenta su supuesta categor¨ªa. Y algo peor: mientras el torero naufragaba entre las carnes fofas de toros moribundos, quedaba de manifiesto el dram¨¢tico momento que atraviesa la ganader¨ªa brava espa?ola y el enga?abobos que encarnan las figuras actuales.
Corridas como las de ayer solo consiguen echar a la gente de las plazas, que desistan los aficionados y que no hagan falta activistas ni pol¨ªticos antitaurinos para acabar con una fiesta que no merece estos representantes.
Talavante le cort¨® las dos orejas a un nobil¨ªsimo toro de Garcigrande, mal presentado y manso como toda la corrida. La gente se volvi¨® loca, mientras el torero, rodilla en tierra, muleteaba con la mano derecha intentando arreglar lo que ya ten¨ªa poco arreglo; acompa?ado por los sones de la ¨®pera Carmen, tore¨® con templanza a un animal en exceso bonancible. Y eso fue todo.
El festejo hab¨ªa comenzado con un ejemplar de Fuente Ymbro, amuermado ¡ªun toro de figura moderna¡ª, ante el que alarde¨® de valent¨ªa cuando lo que ten¨ªa delante era un proyecto avanzado de cad¨¢ver. El segundo, de Victoriano del R¨ªo, manso y rajado, huy¨® despavorido, y Talavante alcanz¨® a traza un par de naturales sin m¨¢s m¨¦rito que su buena disposici¨®n.
El tercero fue devuelto. Se trataba de un ejemplar de Juan Pedro Domecq, inv¨¢lido. En su lugar, sali¨® otro de Jandilla, tan descastado que no ten¨ªa un pase. Sali¨® el cuarto y se parti¨® un pit¨®n, y tambi¨¦n volvi¨® a los corrales; y el mismo camino sigui¨® el sobrero de este, por flojo. ?Qu¨¦ l¨ªo¡! Hasta nueve hierros ganaderos para una tarde infame.
Contada queda la lidia del generoso Garcigrande y a¨²n quedaban el ejemplar de La Quinta, muy soso, manso y carente de emoci¨®n, con el que Talavante se justific¨®, pero no pase¨® la oreja que solicit¨® parte del p¨²blico; y en ¨²ltimo lugar, el sobrero de Torreherberos, con mejor presencia, pero igualmente blando. Se derrumb¨® antes de entrar al caballo y tuvieron que colearlo para que recuperara la verticalidad. Al final, nada, como era previsible. Otra birria actual.
La corrida era la llamada Picassiana y la plaza aparec¨ªa adornada con serigraf¨ªas del artista franc¨¦s Loren, con la mujer como protagonista. Fue lo m¨¢s bonito.
Babelia
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