Escritoras de Am¨¦rica Latina, al fin visibles
Un gran n¨²mero de narradoras gana protagonismo en la literatura en espa?ol lejos de las etiquetas y los estereotipos
Cristina Rivera-Garza, Wendy Guerra, Guadalupe Nettel, Lina Meruane, Claudia Pi?eiro, Samanta Schweblin, Rosa Beltr¨¢n, Claudia Amengual¡
La onda de silencio que ha cubierto a las escritoras latinoamericanas se ha roto del todo. Sus voces, diversas y de todas las generaciones avanzan por el umbral de una ¨¦poca dorada para la literatura al abrirse paso contra las etiquetas, el machismo, la discriminaci¨®n, los t¨®picos, los prejuicios, la incultura o la inercia del ninguneo del mundo del libro, la sociedad y los medios de comunicaci¨®n. Aunque la visibilidad y el reconocimiento de esas autoras es mayor en Espa?a que en su propio continente.
¡Piedad Bonnett, Leila Guerriero, Sof¨ªa Segovia, Aurora Venturini, Yolanda Arroyo, Zo¨¦ Vald¨¦s, Laia Jufresa, Flavia Company, Marbel Sandoval Ord¨®?ez¡
Son algunos de los nombres de narradoras que ya tienen un lugar en la memoria de los lectores, unas cuantas empiezan abrirse paso y muchas m¨¢s que no cesan en su empe?o de publicar. Pertenecen a una estirpe de creadoras de un continente que la gente relaciona sobre todo con grandes poetisas como Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Rosario Castellanos, Blanca Varela o Ida Vitale.
¡°Al sabernos excluidas de la tradici¨®n nos sentimos libres del imperativo de honrar sus convenciones¡±, dice Carolina San¨ªn
¡°La suerte es que hablamos de mujeres de generaciones muy diversas: De Hebe Uhart (1936) o Griselda Gambaro (1928), pasando por Laura Restrepo (1950) hasta llegar a Gisela Leal (1987), por dar solo unos pocos nombres. Est¨¢n ubicadas a lo largo de toda la geograf¨ªa de la lengua, es decir, no es un fen¨®meno que se da solo en tal o cual pa¨ªs. Visitan todos los g¨¦neros: el teatro, la poes¨ªa y la novela por supuesto. Y sus temas son tan amplios como nombres hay. Me parece que sienten la libertad de contar cualquier cosa y de hacerlo sin responder a ning¨²n deber ni estereotipo¡±. Este es el mapa descrito por Pilar Reyes, que lleva dos d¨¦cadas oteando y analizando la literatura latinoamericana en su condici¨®n de lectora y editora, primero en Alfaguara Colombia y desde hace unos a?os en Espa?a.
¡Selva Almada, Carolina San¨ªn, Isabel Mellado, Valeria Luiselli, Rita Indiana, Mayra Santos-Febres, Pola Oloixarac, Giovanna Rivero, Betina Gonz¨¢lez¡
Esa proliferaci¨®n y normalizaci¨®n de nombres en la literatura rompe y desaf¨ªa lo establecido. Varias de estas narradoras denuncian la prolongaci¨®n de pr¨¢cticas de otras ¨¦pocas: creen que la historia literaria sigue sin hacer justicia a las mujeres, se sienten excluidas de la tradici¨®n, perciben un trato que mezcla la condescendencia y el asombro ante sus libros y notan cierta desigualdad frente a los hombres.
¡°Tengo la impresi¨®n de que en ocasiones el interesante, y fundamental, matiz pol¨ªtico de la narrativa escrita por mujeres en Latinoam¨¦rica ha alejado su obra de los lectores m¨¢s acomodados de nuestro pa¨ªs (Espa?a), que cuando se han acercado a parte de la literatura latinoamericana lo han hecho buscando a¨²n ¡®lo real maravilloso¡¯, lo ex¨®tico¡¯ o cierta forma de ¡®empalago emocional¡¯, es decir, las propuestas menos interesantes de una literatura rica, riqu¨ªsima¡±, explica Juli¨¢n Rodr¨ªguez, editor de Perif¨¦rica, atento a la creaci¨®n e innovaci¨®n literaria en espa?ol.
Nombres que conviven con los cl¨¢sicos y con los de narradoras contempor¨¢neas y populares que empezaron a romper hace unas d¨¦cadas ese silencio sobre la literatura latinoamericana escrita por mujeres. Entre esos nombres contempor¨¢neos figuran las chilenas Isabel Allende, Marcela Serrano y Diamela Eltit; las argentinas Clara Obligado y Ana Mar¨ªa Shua; la colombiana Laura Restrepo; las nicarag¨¹enses Claribel Alegr¨ªa y Gioconda Belli; la cubana Reina Mar¨ªa Rodr¨ªguez; las uruguayas Cristina Peri Rossi y Carmen Posadas y las mexicanas ?ngeles Mastretta, Marg¨® Glanz y Elena Poniatowska, segunda latinoamericana Premio Cervantes y ¨²nica narradora, la otra fue la poeta cubana Dulce Mar¨ªa Loynaz. Y, detr¨¢s de ellas, las argentinas Victoria y Silvina Ocampo, la chilena Mar¨ªa Luisa Bombal o la mexicana Elena Garro que abrieron desde la primera mitad del siglo XX ese universo m¨¢s all¨¢ de lo masculino o femenino donde lo que cuenta es la literatura.
¡Sabina Berman, Karla Su¨¢rez, Consuelo Trivi?o, Andrea Jeftanovic, Mayra Montero, Daniela Tarazona, Gisela Leal, Reina Roff¨¦, B¨¢rbara Jacobs¡
Cada vez que la argentina Leila Guerriero, autora de Una historia sencilla (Anagrama), escucha la palabra ¡°mujeres¡± relacionada con la palabra ¡°literatura¡± no puede ¡ªni quiere¡ª evitar erizarse un poco: ¡°M¨¢s all¨¢ de que es verdad que antes hab¨ªa menos mujeres escritoras ¡ªy menos mujeres astronautas, chefs, presidentas, empresarias, conductoras de autobuses¡ª, seguir pensando cualquier universo creativo en t¨¦rminos de g¨¦nero no hace m¨¢s que reproducir un punto de vista perimido que transforma un hecho evidente (que las mujeres somos capaces de conducir un autob¨²s, ir al espacio o escribir novelas y ensayos) en motivo de sorpresa o admiraci¨®n. Algunos de mis escritores favoritos son mujeres pero jam¨¢s pensar¨ªa en ellas como ¡®mujeres¡¯ sino como ¡®personas que est¨¢n entre mis escritores favoritos¡¯. Prefiero pensar que si hoy la presencia de mujeres en la literatura de nuestros pa¨ªses es mayor a la de hace algunos a?os, no se debe a una moda, ni a que las editoriales tienen que cumplir con determinado cupo femenino como consecuencia de la correcci¨®n pol¨ªtica que nuestro siglo ha erigido como el ¨²nico dios ante el que hay que prosternarse, sino a que, como en todos los dem¨¢s ¨¢mbitos, esas mujeres pueden ejercer su vocaci¨®n sin pedir permiso ni disculpas y, sobre todo, a que est¨¢n escribiendo (como sus colegas varones, sin que eso le llame la atenci¨®n a nadie) buenos libros¡±.
La calidad literaria es lo ¨²nico que tambi¨¦n interesa a Claudio L¨®pez de Lamadrid, director editorial de Literatura del Grupo Penguin Random House, sin ocultar algunas sombras en el ecosistema del libro: ¡°No distingo entre la literatura hecha por mujeres y aquella hecha por hombres, y sin embargo es un tema que me preocupa porque creo en las cuotas y procuro siempre incorporar voces femeninas a mis cat¨¢logos. Algunos de los escritores que edito cuya carrera m¨¢s me interesa son mujeres. De todos modos, s¨ª es cierto que la tendencia es a ningunear un poco a las autoras frente a los autores, y una tendencia es a olvidarse de ellas en balances, repasos y menciones¡±.
Ese olvido al que se refiere L¨®pez de Lamadrid sucede m¨¢s en el propio continente latinoamericano. ¡°En M¨¦xico y en general en Am¨¦rica Latina la narrativa escrita por mujeres se abri¨® camino a mediados de los a?os 50, con Elena Garro, seguida de Rosario Castellanos y un nutrido grupo de mujeres cultas y creadoras de grandes obras que padecieron (y lo siguen padeciendo despu¨¦s de muertas) el machismo exacerbado de los hombres que dominaban la vida intelectual¡±, explica Nubia Mac¨ªas, directora del Grupo Planeta para M¨¦xico, Centroam¨¦rica y EEUU y exdirectora de la Feria del Libro de Guadalajara. ¡°En nuestro continente¡±, a?ade Mac¨ªas, ¡°siempre se habla de los ¡®grandes autores¡¯ c¨®mo si s¨®lo fueran hombres. La historia sigue sin hacerles justicia a las mujeres escritoras, salvo por Sor Juana, a la que se le rinde culto... y sobre todo gracias al ensayo sobre ella escrito por Octavio Paz. Esta actitud no ha cambiado: Elena Poniatowska, la m¨¢s reciente Premio Cervantes fue denostada por m¨¢s de un intelectual latinoamericano justo cuando le dieron el galard¨®n. Ahora hay un grupo muy amplio de mujeres que, a fuerza de talento y del reconocimiento de los lectores, ha ganado terreno, pero a quienes el establishment sigue escatim¨¢ndoles el reconocimiento: Mayra Santos-Febres, Wendy Guerra, M¨®nica Lav¨ªn, Brenda Lozano, Liliana Blum, o Carmen Boullosa¡±.
¡Luisa Valenzuela, Carla Guelfenbein, Mar¨ªa Eugenia Ramos, Patricia de Souza, Fernanda Garc¨ªa Lao, Yanitzia Canetti, Laura Esquivel, Ema Wolf, Alejandra Costamagna¡
Un lastre hist¨®rico cuyo presente analiza Carolina San¨ªn, cr¨ªtica literaria y autora colombiana de Los ni?os (Siruela), desde la esquina de la iron¨ªa y el pragmatismo: ¡°Al sabernos relativamente excluidas de la tradici¨®n literaria de nuestra regi¨®n, las escritoras latinoamericanas podemos sentirnos libres del imperativo de honrar las convenciones de esa tradici¨®n y ser ajenas a la aspiraci¨®n de que se nos reconozca como sus representantes¡±. A veces, afirma San¨ªn, ¡°en la emoci¨®n con la que se reciben las obras de estas escritoras no encuentro la celebraci¨®n de un descubrimiento liberador, sino una mezcla de condescendencia y asombro. Otras veces, me parece que se percibe a la escritora como fraudulenta¡±. En la fantas¨ªa latinoamericana, a?ade San¨ªn, ¡°quien escribe es un hombre; la mujer pretende ser escritora. Quiz¨¢s se piensa que, al escribir, ella en realidad hace otra cosa: algo misterioso, una suerte de brujer¨ªa amenazante, un sabotaje. Y tal vez as¨ª es¡±.
Solo que su hechizo creativo es el mismo de cualquier sexo. Un asomo a ese mundo m¨¢s innovador y arriesgado lo ofrece la chilena Diamela Eltit, cuya ¨²ltima novela es Fuerzas especiales (Perif¨¦rica): ¡°Resulta fundamental la relaci¨®n entre escritura y literatura. Es precisamente la escritura como gesta o como gesto la que puede ampliar lo que entendemos por literatura: remodelar sus bordes, ampliar sus fronteras, registrar en sus movimientos el estado y hasta el estallido de las t¨¦cnicas. Se trata de ingresar en la letra como un territorio est¨¦tico para provocar un tumulto de im¨¢genes entre las que sin embargo se aloja el silencio. La uni¨®n entre el exceso y el silencio no deja de ser un desaf¨ªo¡±. Eltit reconoce que le interesa mantener una pol¨ªtica de escritura que ¡°afronte el riesgo y hasta el abismo que puede producir el goce de la letra con la letra¡±. Las posibilidades son muchas, aunque ella prefiere transitar ¡°por algo parecido a una literatura okupa, ocasional, en constante movimiento, aunque est¨¦ cerca de ser desalojada letra a letra o frase a frase, justo en medio de la calle¡±.
...Nona Fern¨¢ndez, Myriam Moscona, Natalia Berbelagua, Julia ?lvarez, Damaris Calder¨®n, In¨¦s Mendoza, Da¨ªna Chaviano, Pilar Quintana, Gabriela Alem¨¢n¡
¡°En los a?os cincuenta, las mujeres se abrieron camino ante el machismo de la vida intelectual¡±, sostiene Nubia Mac¨ªas
La mexicana Brenda Lozano, autora de Cuaderno ideal, no cree que haya historias o frases ideales, "y pareciera que escribir, como leer, mucho tienen de cuaderno, m¨¢s como un camino y sus desviaciones que un punto final. (?Ese Apocalipsis!)". El pasado y el presente lo ve en Josefina Vicens, "que abri¨® puertas en M¨¦xico". Recuerda que "en tiempos en los que lo mexicano era el gran tema (pienso en Rulfo, Paz, el joven Carlos Fuentes), escribi¨® El libro vac¨ªo, una bell¨ªsima novela m¨¢s cercana a lo que se escribe hoy, mirando los temas de la vida cotidiana y la imposibilidad de escribir". No duda en afirmar que en M¨¦xico, Argentina, Chile o Colombia hay cosas muy buenas, y le interesa, sobre todo, lo que se escribe ahora.
Narrativas m¨¢s tradicionales o m¨¢s innovadoras, pareciera que la edici¨®n de libros creados por mujeres estuviera normalizada. Casi un centenar de ellas copan las librer¨ªas latinoamericanas y espa?olas. Pese a ello, surge, inevitable, el interrogante: "?Es dif¨ªcil publicar?", se pregunta la colombiana Marbel Sandoval Ord¨®?ez, autora en su pa¨ªs de En el brazo del r¨ªo, y contesta: "Mucho y m¨¢s cuando se es mujer. La voz de las mujeres en la literatura colombiana sigue siendo marginal y lo digo como buena lectora, que siempre busca voces nuevas, y como escritora". Sandoval Ord¨®?ez, que vive ahora en Madrid, cuenta que la industria editorial colombiana "ha abierto m¨¢s espacios a la poes¨ªa escrita por mujeres, quiz¨¢ porque la consideran femenina, que a la narrativa". Su experiencia en Espa?a no es muy diferente: "Aqu¨ª, una voz nueva tiene dificultad para abrirse camino, m¨¢s si no se escribe, como en mi caso, lo que el mercado quiere. ?Y que quiere el mercado?, le pregunt¨¦ a un editor experimentado. Historias como las de la crisis, me respondi¨®. Sin palabras. Para ese tipo de historias vuelvo al periodismo que es mi cuna".
¡Luc¨ªa Puenzo, Lena Yau, Ana Nu?o, Alia Trabucco, ?ngela Becerra, Andrea Maturana, Brenda Lozano, M¨®nica Lav¨ªn, Fietta Jarque...
Escribir, escribir. No cesan en su empe?o, como cualquier escritor. La ruta de la uruguaya Claudia Amengual, autora de Cartagena (Alfaguara), es la b¨²squeda de superar desaf¨ªos est¨¦ticos en cada nueva obra. Insiste en que su condici¨®n de mujer nada tiene que ver con la calidad de esas obras, ¡°aunque s¨ª con una textura distinta que enriquece el universo literario en el que a¨²n predominan los escritores¡±. Admite que es posible intentar una definici¨®n de literatura femenina y de literatura masculina, ¡°pero desde una teor¨ªa seria y no con meros clich¨¦s de g¨¦nero¡±. As¨ª es que mientras el tema no se aborde con esa seriedad, Amengual prefiere hablar de la calidad literaria ¡°sin pensar en otras etiquetas reductoras¡±. Tiene la convicci¨®n de que la ¨²nica y mejor manera de reivindicar sus derechos como escritora es comprometi¨¦ndose con su trabajo y con sus lectores: ¡°Es decir: escribiendo¡±. Como los hombres.
...Carmen Boullosa, In¨¦s Bortagaray, Lili¨¢n Pallar¨¦s, Jacinta Escudos, Dorelia Barahona, Teresa Dovalpage, Carolina Sborovsky, In¨¦s Fern¨¢ndez Moreno, Dolly Mallet, ¡
Wasap a una joven bloguera
A Laura Quinceno, que en su blog me pregunta c¨®mo pinta hoy el panorama para las mujeres escritoras.
Creo que bien, tocaya, siempre y cuando no incurras en uno de estos tres noes:
1. No pretender volverte rica con las letras. Ganarte el pan, s¨ª, eso es otra cosa y es tu derecho elemental, como lo es para cualquier carpintero, dentista o astronauta.
2. No dejarte apabullar por el carrusel de los prestigios. La cultura que no tiene qu¨¦ comer se alimenta de vanidad. Y del reciclaje de antiguos prestigios: t¨², mi amigo, t¨² eres como Kafka. Gracias, gracias, pero ?t¨²? T¨², en cambio, eres como Joyce. Y este que ahora publicamos, este es de la altura de Faulkner. ?Y miren este nuevo Proust en el cielo de los suplementos culturales! Y as¨ª va pasando la pelota, como en el f¨²tbol de las grandes ligas: entre varones.
3. No apostar a los premios, que hoy por hoy no significan mucho. Han proliferado tanto, que los entregan m¨¢s f¨¢cilmente que las tarjetas de cr¨¦dito. A estas alturas hay m¨¢s premios literarios que escritores, y lo que es m¨¢s grave, parece haber m¨¢s escritores que lectores.
Laura Restrepo?es escritora colombiana, autora de Hot Sur (Planeta) y Delirio (Alfaguara).
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