¡®Las impurezas¡¯ (3): ¡®El enlace¡¯

La boda fue suficientemente aparatosa como para encubrir que a nadie le interesaba demasiado. Los padres de Ella estaban aliviados de haber colocado a su hija menos agraciada, aunque no les convenciera demasiado aquel chico sin encantos. Los de ?l ve¨ªan futuros beneficios en el imprevisto v¨ªnculo con una de las familias notables de la ciudad. Entre los 763 invitados estaban bien distribuidos empresarios, prebostes locales, miembros de la Orden y la mayor¨ªa de los dirigentes locales del Partido.

Ella se cas¨® de blanco y con velo. ?l, de chaqu¨¦. El prelado les recomend¨® en la homil¨ªa contenci¨®n y paciencia para sobrellevar el severo camino del matrimonio. A Ella adem¨¢s le exhort¨® a ser obediente. ?l asinti¨®. Las guitarras de joteros rasgaron el aire denso de la c¨²pula mientras los amantes se juraban fidelidad eterna compartiendo anillos. Despu¨¦s de cortar la tarta ?l prob¨® por primera vez la coca¨ªna en los lavabos. Ella dej¨® que Moncho, cazador e hijo de cazadores, le tocara el culo cuando la felicitaba susurr¨¢ndole al o¨ªdo.

Al entrar la noche se sirvi¨® una merienda cena. El disk-jockey baj¨® la m¨²sica y todos les gritaron que se besaran. Ellos lo hicieron, ya sin pudor. Tras cuatro a?os de relaci¨®n se hab¨ªan acomodado al contacto f¨ªsico. Tambi¨¦n a la sensaci¨®n de derrota. Sab¨ªan que cada uno de ellos era lo mejor a lo que pod¨ªa aspirar el otro. Compa?eros en la mediocridad, hab¨ªan asumido que la felicidad consiste en aceptar lo que la vida te pone delante.

Antes de lanzarse a las carreteras para prolongar la fiesta, los amigos de ?l lo cogieron en volandas, le tiraron por los aires y le llamaron ¡°campe¨®n¡± carcaje¨¢ndose. Ella se despidi¨® de sus amigas con besos y l¨¢grimas, procurando mostrarse humilde. Sab¨ªa que trataban de encajar la humillaci¨®n de que el patito feo de la pandilla se les hubiera adelantado en las nupcias y no conven¨ªa sonre¨ªr demasiado. Algunas hab¨ªan intentado arrimarse a los solteros m¨¢s ebrios del baile. La boda ser¨ªa recordada como el fermento de muchos de los matrimonios celebrados en a?os posteriores.

La limusina les dej¨® en la posada despu¨¦s de la medianoche. Ambos estaban nerviosos, a pesar de que d¨ªas antes ya hab¨ªan hablado el asunto.

¨CUsaremos cond¨®n ¨Chab¨ªa dicho Ella¨C.

¨CS¨ª.

?l estaba casi convencido de que Ella era virgen. Ella, de que la cuadrilla se lo hab¨ªa llevado de putas en la despedida de soltero. Se apoyaron en la cama. Se quitaron los zapatos humedecidos con la sangre de las rozaduras. Miraron el crucifijo que vigilaba la cama de matrimonio.

¨CAhora seremos felices ¨Cprometi¨® ?l¨C.

Ella apag¨® la luz.