El ¡®Hamlet¡¯ que no fue
Benedict Cumberbatch es el pr¨ªncipe shakespiriano en una producci¨®n m¨¢s pendiente en los fuegos de artificio que en el personaje
Las expectativas de ver a Benedict Cumberbatch transmutado en uno de los grandes Hamlet de la escena brit¨¢nica -tras la estela de los legendarios Lawrence Olivier y John Guielgud, o contempor¨¢neos como Simon Russell Beale y Mark Rylance- se han visto frustradas a ra¨ªz del estreno oficial, anoche, del acontecimiento teatral del a?o. Ese es el veredicto de la cr¨ªtica que, si bien aparece dividida a la hora de otorgar una puntuaci¨®n a la velada, se muestra un¨¢nime en un punto demoledor: el trabajo de un actor enorme se ve lastrado por una producci¨®n m¨¢s pendiente de los fuegos de artificio que de la exploraci¨®n del personaje. Y, con ello, se ha perdido una oportunidad de oro.
¡°Atrapado en una funesta producci¨®n¡±, es el duro juicio que firma Michael Billington en el diario The Guardian, publicado a toda portada porque el regreso de Cumberbacht a escena para encarnar al pr¨ªncipe de Dinamarca shakespiriano se ha convertido en un fen¨®meno que trasciende los l¨ªmites del ¨¢mbito teatral. Puestas a la venta hace un a?o, las entradas se agotaron en cuesti¨®n de minutos batiendo un r¨¦cord en la historia teatral brit¨¢nica, gracias a la movilizaci¨®n de los fans del Sherlock televisivo y estrella hollywoodiense en alza. Desde el arranque de las funciones previas al estreno, hace tres semanas, la caza de peque?o pu?ado de tickets retenido que todav¨ªa se vende a diario en taquilla se ha traducido en aglomeraciones en torno al teatro del Centro Barbican.
Billington, uno de los cr¨ªticos que ya entonces alert¨® sobre el riesgo de que la ¡°Cumberbatchman¨ªa¡± trivializara este Hamlet de altos vuelos (¡°un gran papel para un gran actor¡±), otorga dos magras estrellas a una puesta en escena ¡°frustrante¡± que a su entender ahoga la presencia esc¨¦nica y dotes interpretativas del protagonista. ¡°Dinamarca, nos cuenta Hamlet, es una prisi¨®n. Esta producci¨®n tambi¨¦n lo es¡±, sentencia sobre la obsesi¨®n de la directora, Lyndsey Turner, en efectos visuales ¡°absurdos¡± en detrimento de la coherencia narrativa.
Tampoco al Daily Mail le ha acabado de convencer la adaptaci¨®n contempor¨¢nea de la obra, que arranca con un Hamlet absorto en el ¨¢lbum de fotos familiares mientras un gram¨®fono despide las notas de una canci¨®n de Nat King Cole. Pero el tremendo poder¨ªo ¡°del pobre Benedict¡±, apoyado por un reparto ¡°de segunda clase¡±, le convence por s¨ª solo para conceder las cuatro estrellas. ¡°Nunca tenemos la sensaci¨®n de que el actor se desnuda¡±, escribe Paul Taylor en The Independent, avalando la noci¨®n de que el dominio esc¨¦nico de Cumberbatch no ha podido volcar aqu¨ª todo su potencial. Otorga al conjunto tres estrellas, una decisi¨®n salom¨®nica que comparte Dominic Cavendish en el Daily Telegraph.
Todos los cr¨ªticos se han felicitado de que el soliloquio m¨¢s famosos de todos los tiempos haya regresado a su emplazamiento original en el tercer acto, despu¨¦s de que la directora tanteara iniciar la funci¨®n con el ¡°Ser o no ser¡± de Hamlet. Ese ensayo fallido mereci¨® una cr¨ªtica devastadora de Kate Maltby en el Times, publicada tras la primera sesi¨®n del 5 de agosto y que provoc¨® una tormenta en los c¨ªrculos teatrales por saltarse la norma no escrita de esperar hasta el estreno oficial para emitir un juicio. Varias voces reputadas avalaron esa decisi¨®n, considerando que el alto precio de las entradas ¨Cpor no hablar del programa, que cotiza a 8,5 libras- no fue rebajado en las tres semanas de funciones previas.
Pero lo que realmente importa en el mundillo es c¨®mo el estreno de uno de los grandes cl¨¢sicos, con un int¨¦rprete al frente del que se esperaba todo, puede acabar en fiasco. ¡°Conf¨ªo en que Cumberbatch encare m¨¢s papeles de Shakespeare sin tanta presi¨®n. Es una pena que hoy sea demasiado megafamoso para trabajar en el Globe¡±, resum¨ªa Taylor sobre el sue?o imposible de ver al reputado actor sobre las modestas tablas que replican el escenario donde El Bardo estren¨® lo mejor de su producci¨®n.
Babelia
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